No existe una mejor combinación para una celebración extrema (y también para el dolor, si se mira del otro lado de la moneda) que un lanzamiento ganador sobre la bocina en un Game 7 de Playoffs. Definir una serie en el último instante de la misma, para desatar un festejo como pocas veces. Apenas en dos ocasiones la postemporada vio esta situación. Una, cortesía de Michael Jordan ante Cleveland Cavaliers, con el famoso "The Shot" (aunque aquella serie se definió en cinco partidos). La otra, este 12 de mayo, cumple un año. Un año desde la noche en que Kawhi Leonard cambió para siempre la historia de Toronto Raptors.
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Eran las semifinales de Conferencia Este entre los canadienses y Philadelphia 76ers, que estaba en el tope de sus expectativas con aquella combinación de Joel Embiid, Ben Simmons, Jimmy Butler y Tobias Harris que llevaba en sus hombros toda la carga de cumplir y llegar lejos. Claro que Toronto no era un rival más, mucho menos cuando en su poder tenía a quien se convertiría en el mejor jugador de aquellos Playoffs, y con diferencia. Leonard hizo de todo para acompañar a un conjunto que, además, supo ser un bloque compacto y sólido. Aunque claro, quizás lo que desató esa combinación fue lo que pasó en esos segundos finales en el Scotiabank Arena.
Butler, el hombre que llegó de Minnesota para darle lo que suponía ser el salto definitivo a los de Brett Brown, había igualado el marcador en 90 con 4,2 segundos en el reloj, llegando bien hasta lo profundo con una bandeja superando a Serge Ibaka. Pero la última palabra la tendría Kawhi...
Reposición de Marc Gasol desde el costado izquierdo, el ex San Antonio Spurs recibiendo por el eje de cancha, cuatro dribles para escaparse de un excelente defensor como Ben Simmons yendo hacia la esquina derecha. Embiid también lo siguió desde cerca y, cuando el alero se elevó, estiró su humanidad a más no poder para intentar bloquear el lanzamiento, que tuvo una enorme parábola... El resto es historia: cuatro rebotes en el aro en un instante que se transformó en eterno, en la calma que vino antes del huracán...
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La bola entró con la bocina sonando y Canadá fue una fiesta. Una celebración (y fotos posteriores) que automáticamente se transformaron en recuerdos para la historia. Un doble largo que se traducía en un 92-90 que era el 4-3 para los de Nick Nurse, avanzando a las finales del Este. Un tiro que, además, fue el fin del proyecto Butler en los 76ers, mucho antes de lo realmente esperado.
Para Kawhi, además del doble ganador, fue la coranación de una noche monstruosa, con 41 puntos (16-39 campo), 8 rebotes, 3 asistencias y 3 robos en 43 minutos de acción. Una de las tantas que tendría en una postemporada sensacional e histórica, donde promedió 30,5 tantos (49% campo), 9,1 tableros, 3,9 asistencias y 1,7 robos para liderar la consagración de Toronto, que después de Philly superaría a Milwaukee Bucks (4-2) y Golden State Warriors (4-2) para levantar por primera vez el trofeo Larry O'Brien, con Leonard -obviamente- quedándose con el MVP.
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