Entrando en la jornada del viernes, apenas un equipo no había estrenado su columna de victorias. Curiosamente, uno de los que antes de comenzar la temporada estaba marcado como una potencial revelación y sorpresa para meterse en la pelea por puestos de Playoffs. Pero todas las rachas están hechas para romperse y Sacramento Kings al fin pudo festejar y sacarse el mal sabor de boca de una manera ideal: nada como reponerse ante un rival de máxima exigencia.
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Utah Jazz es uno de los grandes animadores de la Conferencia Oeste y en sus cinco partidos previos (cuatro victorias) no había permitido más de 100 puntos a sus rivales. Sin embargo, los Kings lo hicieron para concretar el 102-101 final que es mucho más que un triunfo. Es un vaso de agua en el desierto para una franquicia que aún cree en poder encaminar su campaña.
Harrison Barnes fue el héroe, con una corrección ofensiva tras un triple fallado por Nemanja Bjelica que estableció la diferencia final a poco más de 2 segundos del cierre. Pero fue De'Aaron Fox que encabezó a Sacramento, con una producción con destellos de ese base que todos esperan que explote en esta temporada: 25 puntos (8-16 en tiro, 9-12 libres), 5 rebotes, 4 asistencias y un tapón en 37 minutos.
Por supuesto, el joven base de mostró feliz por cortar el mal momento. "Fue enorme. Salimos a jugar con sentido de urgencia. Teníamos que ganar este primer partido y espero que ahora se genere un efecto de bola de nieve", resaltó el ex Kentucky, que necesitará bastante más de esto para encaminar a los Kings.
Es que al conjunto dirigido por Luke Walton se le viene un tramo de calendario durísimo, con 8 de los 12 partidos que le quedan durante noviembre fuera de casa, incluidas visitas a Toronto, Los Angeles Lakers, Brooklyn, Boston y Philadelphia. Sacramento necesitaba cuanto antes inaugurar el casillero de victorias. Ahora entra con otra mirada a una parte clave de la campaña pensando en su objetivo de meterse en la conversación en el Oeste.
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