Después de un pasaje en el que el equipo parecía repuntar y encontrar un funcionamiento interesante, la temporada de los Portland Trail Blazers se ha venido a pique en las últimas semanas. La caída de este lunes ante Minnesota fue la quinta consecutiva para los de Billups y la octava en sus últimas nueve presentaciones, quedando con marca de 11-16, ubicado en el 11° lugar de la Conferencia Oeste. Nada está funcionando para un equipo acostumbrado al menos a ser competitivo y desenvolverse en escalones más altos de la tabla.
Parte de esos problemas pueden estar relacionados a las lesiones. CJ McCollum está fuera con un neumotórax y Damian Lillard se había perdido los primeros cuatro partidos de esa racha de derrotas, afectado por una pubalgia. Sin embargo, el base regresó este lunes ante Minnesota y lejos de ser solución fue poco más que una carga para su equipo. Porque si bien terminó con 24 puntos, 11 rebotes y 6 asistencias, lo hizo con bajísimos porcentajes de acierto: 6-17 de campo y 3-14 en triples. Ni siquiera desde la línea de libres estuvo tan preciso como otras noches: falló cuatro simples (llevaba ocho errados en toda la 2021-2022).
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Lo preocupante para Portland es que ese bajo nivel de Dame no es fruto de una mala noche, sino la continuidad de una campaña que está siendo para el olvido para el base. Al menos para su estándar estelar. Los últimos tres partidos de Lillard son testigo de ello: en todos ellos lanzó un 33% de campo o menos y por abajo del 30% en triples. Sus promedios en esos encuentros: 17 puntos, 5,7 rebotes y 5,7 asistencias en 35,4 minutos, con un 31,8% de campo y un 24% en triples.
Muy lejos de lo que los Blazers precisan de su estrella. Y más aún con McCollum fuera.
El bajón de Lillard en esta 2021-2022 es notable y sea por las molestias físicas que arrastra o por estar atravesando un mal momento, no hay forma de esconder esa merma en su producción. Hablamos de un jugador que promedió 30 puntos hace dos temporadas y 28,8 tantos en la 2020-2021, pero que apenas está con una media de 21,6 unidades en este torneo, a pesar de mantener un caudal de minutos idéntico al del torneo pasado (35,8).
Los porcentajes de Dame también están por el piso: muestra el porcentaje de campo más bajo de toda su carrera (39,2%), el menor porcentaje en triples (29,6% cuando nunca había bajado del 34,3%) y su peor porcentaje en libres (88,6%) en los últimos seis años. Con todo esto, no sorprende que el base también tenga sus números más bajos en estadísticas avanzadas como eFG%, true shooting y box plus-minus.
El 39,2% de campo que registra hoy Lillard es el tercero más bajo para un jugador con su caudal de lanzamientos (18,3) desde la era del triple (1979 en adelante). Solo Antoine Walker (38,8% en la 2002-2003) y Allen Iverson (38,7% en la 2003-2004) están por debajo suyo. Además, su 29,6% en triples es el más bajo de todos los tiempos para alguien que intenta al menos 8 triples por partido. Claro que encima Dame está en 9,3 de esos lanzamientos por partido: el peor acierto para semejante promedio le corresponde a James Harden en la 2016-2017 con un 34,7%. Más de 5% por encima de lo de Lillard.
"Pareció moverse bastante bien. Solo venía sin ritmo por no haber jugado en las últimas semanas" declaró Billups después de la derrota ante Minnesota sobre el rendimiento de Lillard. Pero más allá del mensaje positivo del entrenador, la situación parece ir bastante más allá de un tema de falta de ritmo. "Se que jugaré mejor. Estoy emocionado por sentirme mucho mejor", comentó Lillard en la conferencia post partido. Y vaya que los Blazers necesitarán esa mejoría en su próxima presentación: este miércoles ante el mejor récord de la liga, los Phoenix Suns, en la primera noche de un back-to-back que continuará el jueves recibiendo a los encendidos Memphis Grizzlies.
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