Corrían 20 minutos de lo que ya a esas alturas era un partidazo entre Pachuca y Atlas cuando Erick Sánchez ingresó al área y cayó luego del intento de Anderson Santamaría de robarle el balón. Acababa de ingresar al área. A partir de ahí, una imagen bien de estos tiempos: las caras tensionadas mientras el VAR deliberó y el silbante revisó la jugada. Casi 10 minutos después de la acción, Fernando Hernández Gómez cobró lo que menos se esperaba.
La jugada requirió de una y mil repeticiones. Los árbitros del VAR no se sintieron en condiciones de tomar una determinación y por eso el silbante principal terminó revisando la jugada por sí mismo.
Algo estaba claro: si había infracción, era efectivamente de esas a las que se llama "de VAR", posiblemente imperceptibles al primer golpe de ojo.
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Después de analizar una y mil tomas, daba la sensación de que sí, que Santamaría había llegado centésimas de segundos tarde y había pisado la bota de Sánchez luego de que este lo eludiera en gran forma pisando el balón.
Sin embargo, cuando Hernández Gómez volvió al campo, se dio vuelta, miró hacia la portería de Pachuca, levantó un brazo y señaló tiro libre indirecto para el Atlas.
¿Qué sucedió? Una aparente obstrucción de un jugador del Pachuca.