Cuando abandone la cancha por última vez probablemente nadie le eche de menos sobre el parqué, pero su asiento vació en la banda dejará un hueco irremplazable. Desde fuera es una figura extraña. Un jugador que no lo es, pero que tampoco alcanza la categoría de "ex-". Su persona se acerca más a la de un líder espiritual, a una referencia, un modelo de conducta, alguien que traspasa la barrera del veterano. Udonis Haslem es un elemento extraño en el seno de Miami Heat. Sobre el papel se trata de un profesional que ha disputado 825 minutos desde la temporada 2015-2016 (Playoffs incluídos). A mediados de diciembre de este curso había cuatro integrantes del conjunto de Florida que ya habían superado esa cifra en menos de 30 partidos de Fase Regular. Y, sin embargo, no podría entenderse el éxito de Miami hasta llegar a las Finales de 2023 sin la presencia de Haslem.
Como toda cuestión cultural y colectiva el proceso por el cual Haslem se convirtió en el eje fundacional de la Cultura Heat, siendo el último eslabón de una cadena iniciada por Pat Riley y continuada por Erik Spoelstra, no tiene un origen concreto. Caminando se hace el camino al andar y el nativo de la ciudad de Miami escribió su historia a base de esfuerzo, como tantos otros, abrazando el carácter grupal de este deporte y elevando su sentimiento de pertenencia a la franquicia hasta ser casi una extensión de su propio ser.
"Udonis es Miami", sintetizó Pat Riley el pasado mes de abril. "No hay nadie como él", añadió Spoelstra.
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Solo conociendo sus duros orígenes, forjado en el complicado barrio de Liberty City, uno de los más violentos y empobrecidos del área de Miami a finales del siglo pasado, puede entenderse mejor el apego al sentimiento de comunidad que tiene y proyecta Haslem. Una figura que, en el mismo momento en el que pudo salir de ahí, trató por todos los medios a su alcance de mejorar el lugar del que había surgido. "No creo que haya otro deportista profesional que haya hecho más por su comunidad que lo que Udonis ha hecho por Miami", relató Frank Martin, ex-compañero suyo en el instituto y entrenador universitario, en ESPN en 2012. Su presencia en cada zona con problemas y su nivel de involucración a todos los niveles con jugadores de instituto del área es de sobra conocida, especialmente desde la creación de su fundación en 2005.
“Para mí no hay un amor comparable al amor que recibo. No el amor corporativo, sino el amor que obtengo al retribuir a las personas”, explicó el propio profesional en The Pivot Podcast hace unos meses. “No hay nada que me de esa alegría, no hay nada que me llene más que cuidar de esta gente”.
Udonis Haslem es un personaje cuya obra podría ser relata única y exclusivamente a través de terceras personas. De quienes verdaderamente conocen a la persona detrás de la imagen seria que proyecta partido tras partido. Las anécdotas de sus primeros años en el equipo son legendarias, en especial aquellas relacionadas con los ejercicios de rebote, donde debido a su intensidad más de uno salió herido o dañado, ya fuese en el orgullo o a nivel físico. Por no hablar de todo el trabajo fuera de la cancha con cada uno de los integrantes del roster de Miami Heat a lo largo del tiempo. Y es que a través del papel que desempeña Haslem en la organización uno alcanza a comprender cómo es posible que este equipo se haya convertido en la casa de los undrafted.
A los recién llegados les enseña, les acompaña y, sobre todo, pasa tiempo con ellos, algo fundamental en el difícil escenario que puede resultar encontrarse solos tras haber llegado a la NBA. Haslem ha acostumbrado a acoger en su casa a muchos de los novatos o que están dando sus primeros pasos en la liga. "Muchos de ellos están empezando sus carreras, están lejos de sus familias, lo cual puede resultar un momento realmente solitario", contó en The Ringer en 2020.
Lo sencillo ante esta situación sería pensar que muchos le escuchan por no haber alternativa, casi como un trámite para el fin último del profesional, que es jugar, hacer su trabajo. Nada más lejos de la realidad. El liderazgo de Haslem es real y lo es porque es alguien sincero, transparente, cuya motivación no es otra que seguir manteniendo el barco a flote y evitando cualquier tempestad que sobrevenga. Más que un comandante a las órdenes de Spoelstra y Riley o un infiltrado en el vestuario es un símbolo, un ejemplo de valores.
"Nada ocurre en Miami sin que yo me entere", dijo medio en broma medio en serio en 2020. "Estos chicos confían en mí. No por lo que pude hacer en el pasado, sino porque respetan el modo en el que afronto cada entrenamiento, cada sesión de visionado, cada momento en el gimnasio. Esa es la diferencia entre un entrenador y yo. Y no es porque ellos no confíen en el staff técnico, pero es diferente estar sudando junto a ellos y sentir lo que ellos sienten. Así se construye la confianza".
Aunque no juegue un solo minuto él siempre está ahí. Aunque el efecto de la edad haga mella en su cuerpo, Haslem prevalece. Solemne, inamovible, inalterable.
¿Cómo va a demandar un solo minuto más de juego cualquiera en el plantel si Haslem no alza la voz pese a calentar el asiento noche tras noche tras noche? ¿Cómo va a atreverse un joven a cuestionar la autoridad de una decisión técnica o ponerse por encima del grupo después de conocer la historia del mayor veterano de la liga?
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A sus 42 años y 363 días se convirtió en el jugador de mayor edad en disputar un partido de las Finales y el segundo en la historia de los Playoffs, únicamente superado por Robert Parish en 1997 (43 años y 254 días). Su entrada en cancha no fue circunstancial, ni siquiera un regalo por parte de Spoelstra. Más bien fue un gesto hacia adentro, buscando generar una reacción en un conjunto que va en busca del anillo y que anhela consumar aquello que se les escapó en 2014 y 2020.
No obstante, hay una realidad ineludible, con 43 recién cumplidos, Haslem sabe que el momento de decir adiós definitivamente ha llegado. El pasado 9 de abril disputó el último encuentro de Fase Regular contra Orlando Magic, yéndose hasta los 25 minutos de juego, su máximo desde 2019. Un duelo donde se sucedieron los mensajes de reconocimiento y respeto en una despedida en público de la figura que mejor representa a la organización, tanto dentro como fuera de ella.
Solo tres jugadores han pasado 20 temporadas o más en la misma franquicia: Dirk Nowitzki (21), Kobe Bryant (20) y Udonis Haslem (20). Una lista marcada por la lealtad y el compromiso.
You're gonna need tissues handy for this one 🥹
— Miami HEAT (@MiamiHEAT) April 8, 2023
Ahead of @ThisIsUD's final game his teammates from all eras of his 20 year career have nothing but love for OG pic.twitter.com/YjrE7wvkc5
En una NBA donde el individuo siempre tiende a ponerse por delante del grupo, Udonis Haslem representa una excepción, una anomalía. Alguien que se diluyó de tal modo dentro de Miami Heat y su cultura que parece imposible discernir dónde empieza el jugador y dónde termina la organización.
Quizá la mejor definición la dio Erik Spoelstra al asegurar: “Él es la encarnación [de la Cultura]. Dentro de años, cuando digamos: ¿Qué es la Cultura de Miami Heat? Podemos describirla y decir: El equipo que trabaja más duro, el más profesional, el mejor acondicionado, etc. O simplemente podemos sacar una foto de Udonis Haslem".
Las opiniones aquí expresadas no representan necesariamente a la NBA o a sus organizaciones.