Pasa el bloqueo, alza la vista y se desprende del balón. En ese momento echa a correr en su busca como alma que lleva el diablo. Draymond Green no tarda en encontrarle. Él recibe, finta, su defensor vuela, y solo entonces, se eleva para que la magia brote de sus manos, una vez más. La sensación de que todo es posible con Stephen Curry sobre la cancha es algo real. La sola presencia de la estrella de los Warriors inyecta en quienes le rodean un extra de motivación, de confianza, más cuando hay una remontada en curso o bien el partido se ha puesto cuesta arriba. Y durante el duelo contra Milwaukee Bucks esta sentencia volvió a hacerse patente en una épica victoria de Golden State en la prórroga por 125 a 116.
Steph no se mueve por el campo, fluye. Él no juega, crea. La riqueza de sus movimientos, lecturas y gestos obliga al otro equipo a pasar por una situación de extrema tensión cuando el partido está en el alambre. Un paso en falso y Curry lo castigará con la pena máxima que él conoce. Nadie escapa de sus garras, ni siquiera uno de los mejores defensores individuales de la liga como es Jrue Holiday, quien en esta jornada sufrió en los últimos minutos para plantarle cara. No se trata solo de una cuestión de concentración, anticipación o incluso capacidades, sino de aislamiento, de funcionar en el mismo plano mental que el base de los Warriors, algo al alcance de muy pocos.
La exhibición en el clutch ante los Bucks, porque no hay otra manera de describir lo hecho, ha vuelto a ejemplificar dos cuestiones.
🔥 La exhibición de Stephen Curry en el clutch ante los Bucks 🔥
— 𝐓𝐡𝐞 𝐒𝐩𝐨𝐫𝐭𝐢𝐧𝐠 𝐍𝐞𝐰𝐬 España 🇪🇸 (@sportingnewses) March 12, 2023
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La primera, que Stephen Curry es un jugador infinito. "Es divertido de ver. Cada vez que la bola deja su mano sabes que el tiro va bien", declaró Donte DiVincenzo, compañero de la estrella tras el partido frente a Milwaukee. Steph hace que las cosas ocurran creando él mismo el contexto oportuno para ello. Y el resto, o bien mira impasible, o se ve inmerso en esa lógica sin darse casi cuenta.
La segunda, que el potencial de Golden State en los Playoffs va a depender casi por completo de lo que Curry pueda hacer. Esto no es nada nuevo, pero en esta temporada quizá sea más necesario en comparación a años anteriores. El margen de error con el que trabajan los Warriors para estar en disposición de repetir título es minúsculo, incluso si se trata de tener una larga carrera en postemporada.
De ahí que para poder conseguir sus objetivos o acabar el curso con la cabeza alta sea imprescindible depositar en Steph todo.
Wardell
— Golden State Warriors (@warriors) March 12, 2023
Stephen
Curry
II
UNREAL. pic.twitter.com/RgIpi0SbXz
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Los Warriors tumbaron al mejor equipo del último cuarto de temporada en una velada en la que no estuvo Giannis Antetokounmpo. Para ello fueron necesarios 36 puntos de Curry en una serie de 12 de 27 (48,1%) de campo y 6 de 15 al triple (40%), así como 22 tantos de Klay Thompson (50% TC) y una brillante actuación del lesionado Draymond Green con 13 rebotes y 9 asistencias. La compenetración del viejo tridente de Golden State hizo posible en una velada en la que Milwaukee llegó a mandar por 8 a falta de 2:43 para el final del tiempo reglamentario.
Fue ahí donde apareció la bestia, pues no hay otra manera de describirlo.
Con este trabajado triunfo los Warriors se colocan con un balance de 35-33 (51,5%), asentados en el sexto puesto del Oeste y a 2,5 de distancia del cuarto lugar, en poder de los Suns. Con 14 partidos por delante, Golden State no puede permitirse fallar si quiere llegar a los Playoffs en una buena posición.
Las opiniones aquí expresadas no representan necesariamente a la NBA o a sus organizaciones.