Finales NBA 2019: ¿Merece Andre Iguodala un lugar en el Salón de la Fama?

Staff NBA.com

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Andre Iguodala reapareció en su mejor versión en el segundo partido de las Finales de la NBA frente a Toronto Raptors y cerró la noche con un triple que sepultó las ilusiones de la remontada de los canadienses, que cedieron su localía a la espera de lo ue sucederá en los próximos dos juegos en Oakland.

 

Trascendental para el triunfo de Golden State Warriors que le permitió igualar la serie a los actuales bicampeones de la liga, el combinado de Steve Kerr necesitará de Iggy en plenitud por las bajas que acusan los Warriors: no podrán contar con Kevon Looney -descartado hasta la próxima temporada-, Kevin Durant no regresará para el tercer cotejo y Klay Thompson estará en duda hasta último momento. 

Su actuación impulsó nuevamente el debate en torno a su futura presencia en el Salón de la Fama, más aún después de que infiriera que está protagonizando los últimos capítulos de su carrera. El experimentado alero fue contundente en su respuesta: "No me interesa. Nada de eso importa. ¿Alguien se acuerda de esos discursos más allá del de Jordan? Miren, esto funciona así. Un día, te reemplazan. Después otro maldito te ocupa ese lugar. Y después otro. Y otro después de ese. Nadie se cuerda de nada. ¡Nada de eso importa!"

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Más allá de la apreciación personal de Iggy, el Staff de NBA.com debate sobre los méritos de Iguodala para ser parte del Salón de la Fama del básquet.  

Leandro Fernández (@FernandezLea)

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¡Sí! Sí. Ah, por si había dudas. ¡Sí! Andre Iguodala hizo todo para asegurarse un lugar en el Salón de la Fama. Y su elección debería ser fácil. Porque el básquet, nunca hay que olvidarse, es un deporte de conjunto. Y pocos le han dado un valor tan alto al sentido colectivo de un equipo como lo hizo Iggy en estos años en Golden State.

Estamos hablando de alguien que dejó de lado su lugar como titular para adoptar, abrazar y explotar esa figura de Sexto Hombre tantas veces mal mirada en el mundo de las estrellas y figuras NBA. Iggy es la continuidad de eso que Manu Ginóbili llevó a la máxima potencia en su tiempo en San Antonio.

El alero, desde su lugar, hizo mucho para que esta dinastía de los Warriors pudiera existir. Es parte de la explicación de este equipo maravilloso que escribió (y lo sigue haciendo) una de las páginas más memorables de la historia de la liga.

Algunos lo cuestionarán desde un lado numérico. Faltarán puntos, rebotes o asistencias. Pero Iggy tiene los mejores números que alguien puede querer: tres títulos. La chance de sumar otro en estos días. Y, como si fuera poco, un MVP de Finales. Así que, volviendo a la pregunta. La respuesta clara es "sí". Andre Iguodala merece (y por mucho) estar en el Salón de la Fama.
 

Alex Novick (@ANov_SN)

Andre Iguodala


Aunque los estándares para inducir a un jugador al Salón de la Fama han sido muy liberales en los últimos años, Andre Iguodala todavía no obtendría mi voto.

Sí, Iggy ha sido un gran jugador de rol saliendo desde el banco para los Warriors durante las últimas cinco temporadas, con innumerables contribuciones críticas de postemporada. Pero antes de ello, jugó ocho temporadas como titular con un alto porcentaje de uso, con apenas una aparición en el Juego de las Estrellas. Durante sus años más brillantes, entre 2005 y 2013, promedió 15.9 puntos, 5.2 asistencias, 5.8 rebotes y 1.8 robos con una efectividad del 45%. Muy bueno, pero no genial; y definitivamente no un rendimiento a la altura de un candidato al Hall of Fame. 

Si Iguodala no hubiera tenido la suerte de vivir la transformación de los Warriors en una de las fuerzas más dominantes de la historia a su alrededor, ni siquiera estaríamos teniendo esta conversación. Si Andre Iguodala obtiene una placa en Springfield, deberían grabarle imágenes de Steph Curry, Klay Thompson y Draymond Green cargándolo en sus espaldas. 

Micah Adams (@MicahAdams13)

#Iguodala

"Si Iguodala no hubiera tenido la suerte de vivir la transformación de los Warriors en una de las fuerzas más dominantes de la historia a su alrededor, ni siquiera estaríamos teniendo esta conversación". 

La audacia de sugerir que los Warriors se hubieran transformado en LOS WARRIORS sin Iguodala es cómico. Sin Iguodala, los Warriors no se hubieran transformando en una de las fuerzas más dominantes de la historia de la liga. 

Fue Iguodala quien cambió el curso de la edición 2015 de las Finales de la NBA, irrumpiendo en la alineación titular y defendiendo a LeBron James a partir del Game 4, lo cual le permitió a los Warriors conseguir tres triunfos consecutivos y ganar el primero de sus tres anillos. Si bien aquel premio al MVP de las Finales es señalado como el comienzo de la consolidación de Iguodala como un jugador transformador en el equipo de la bahía, su impacto se retrotrae a la temporada 2013-14, su primera con los Warriors. 

En ese momento, el Big 3 de Golden State estaba integrado por Curry, Thompson y David Lee, quien aún no le había cedido su puesto a Green. Cada vez que ellos jugaban sin Iguodala, superaban a sus rivales por 3.4 puntos cada 100 posesiones. Cuando Iguodala se sumó a ellos tres, los Warriors se convirtieron en una fuerza imparable, demoliendo a los adversarios por más de 17 puntos cada 100 posesiones. 

Eso por supuesto sin mencionar la creación del quinteto de la muerte y los Hamptons 5, dos formaciones integradas por cuatro titulares e Iggy. Él tal vez sea el condimento secreto para la alineación más devastadora en la historia de la NBA. 

Ellos no hubieran ganado sin él en 2015. 

Ellos no hubieran vencido a Oklahoma City en 2016 sin él, el paso previo para incorporar a Durant en la agencia libre. 

Ellos no hubieran tenido al MVP de las Finales de 2017 y 2018 si no hubiera sido por él. 

Ellos no hubieran vencido a Houston en las Semifinales de Conferencia de este año sin él. 

Ellos no estarían en la cúspide de conseguir su cuarto título en cinco años sin él. 

Tal vez no podrías escribir su historia en el reverso de una carta de colección, pero podrías hacerlo en el frente de una placa en Springfield. 

Nacho Losilla (@Losilla_)

Kevin Durant and Andre Iguodala

El Salón de Fama no es territorio exclusivo de las más grandes estrellas, porque Andre Iguodala no lo es (ni lo fue en sus mejores años) y merece ser considerado. Su currículum empieza fuerte con tres anillos, un All-Star, un MVP de Las Finales y un oro de los Juegos Olímpicos. Muy pocos jugadores tienen un palmarés así.

Sin ser Stephen Curry o Draymond Green, el papel de Iggy ha sido fundamental para los anillos de los Warriors. Uno de los mejores equipos de todos los tiempos debe gran parte de su éxito al trabajo de su mejor jugador de rol. A ese que, siendo All-Star en 2012 con los Sixers, sacrificó peso individual para ser el sexto hombre de un ambicioso proyecto.

Uno de los mejores defensores del siglo, siempre quedará en el recuerdo su trabajo sobre LeBron James en Las Finales de 2015. Una exhibición defensiva limitando al mejor jugador del momento que le sirvió para ganar el MVP de la serie. Y por si fuese poco es uno de los jugadores más clutch que se recuerdan en los momentos importantes de Playoffs.

En el HoF encontramos jugadores como KC Jones que, sin ser estrellas, entraron por su importancia en dinastías míticas. Con ese mismo patrón, Iguodala debe ser un fijo en el Salón de la Fama. Solo dos MVPs de Las Finales todavía no forman parte de este selecto grupo: Chauncey Billups y Cedric Maxwell. Y, con todo el respeto para estas leyendas, Iggy debe estar. Sus números, palmarés, peso en los campeonatos, influencia y apariciones decisivas decantan la balanza para uno de esos que cumple la etiqueta de “siempre en mi equipo”.

Matías Baldo (@matiasbaldo)

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No tengo dudas de que Iguodala merece un lugar en el Salón de la Fama, un lugar sagrado que en los últimos años le abrió las puertas a jugadores que en el pasado jamás hubieran ingresado. Aún aunque viviéramos en díás más rigurosos, Iguodala es una leyenda del básquet. 

Desde lo estadístico, en caso de que los Warriors finalmente derroten a los Raptors en las Finales, Iggy sumará su cuarto anillo alcanzando la línea de jugadores como Tony Parker, Manu Ginóbili, Shaquille O'Neal y Robert Parish, entre otros.

Admito que la construcción de su caso no es sencillo, pese a los títulos, porque hay muchos intangibles que definen su importancia. Después de haber sido rotulado como el sucesor de Allen Iverson en Philadelphia 76ers y tras su etapa como uno de los nombres destacados de la liga, se reconvirtió en un jugador de rol, tal vez el sexto hombre más determinante del último lustro pese a que no ha recibido ningún premio oficial. 

Iguodala fue la clave que desató el poder de los Warriors, tanto en ataque como en defensa. Iggy es también uno de los mejores defensores perimetrales de la NBA. Jugadas como el triple del otro día frente a Toronto Raptors no hacen más que legitimar su influencia en uno de los equipos más fabulosos de la historia de la liga. 

Pablo Schatzky (@pchaski)

Andre Iguodala

Si fuera mi jurisdicción la de votar sí o no a la moción “Andre Iguodala al Salón de la Fama”, probablemente me inclinaría por la negativa.

No se confundan, acá no está en juego la valoración de Iggy como jugador, estrella o pieza crucial de los Golden State Warriors. Está solamente el análisis de si su carrera como basquetbolista amerita su ingreso al selecto Salón de la Fama. La respuesta es que, a pesar de haber sido el MVP de las Finales 2015, el Curriculum Vitae se queda apenas corto.

Porque, para poner un ejemplo, si tenemos que valorar a un jugador de rol para el ingreso al establecimiento de Springfield, el de Iguodala se nos queda sin papeles al valorar las ocho temporadas pasadas siendo un buen jugador (titular y líder) pero nada de un calibre estelar.

Distinto, es, por ejemplo, el caso de Manu Ginóbili. Considerado ampliamente un jugador de rol, el argentino, cuando le tocó ser el uno de la ofensiva (aunque por un breve momento de su carrera) lo hizo de manera tan espectacular que se podría haber ido a un equipo a ser la cara de la franquicia, pero eligió quedarse y ser lo que todos conocemos. A Iguodala, a pesar del empujón que le da MVP de las Finales en su carta de presentación, parece quedarle grande el mote de ‘Hall of famer’

Las opiniones aquí vertidas no reflejan las opiniones de la NBA ni de sus franquicias. 

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