Los Playoffs de la NBA no son sólo el lugar en donde las grandes estrellas se transforman en leyendas, sino que muchas veces dan lugar a historias menores que no por ello dejan de ser maravillosas. La de Cameron Payne en este 2021, sin lugar a dudas, representa un cuento mágico que nos dice que nunca hay que darse por vencido para concretar un sueño. Porque este mismo jugador que el martes completó probablemente el mejor partido de su vida, siendo determinante para hacer olvidar por un rato la ausencia del líder de su equipo para adelantarse por 2-0 en las Finales de Conferencia, es la misma persona que hace poco más de un año no tenía lugar en la NBA tras cuatro temporadas sin asentarse. Sí, cuesta creerlo, pero así de maravillosos pueden ser los giros en esta liga.
"Es un poco una locura, pero estoy tratando de mantener todo hasta que regrese CP. Estoy tratando de mantener la misma identidad porque soy el base. Trato de salir, aguantar por él, hacer mi juego y vivir con los resultados", dijo Payne después de un trabajo donde, realmente, hizo todo más que bien en eso de aguantar por Chris Paul, quien estaba faltando por segundo encuentro seguido tras ingresar al protocolo de salud y seguridad de la liga: 29 puntos (12-24 campo, 2-8 triples, 3-4 libres), un rebote, 9 asistencias, 2 robos, 2 tapones y sin pérdidas en 37 minutos de acción para comandar el 104-103 final ante LA Clippers.
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¿Una línea a lo CP3, no? Según la base de datos de StatHead, desde 1983-1984 sólo otros ocho jugadores habían logrado un juego de Playoffs con al menos 29 tantos, 9 asistencias y sin pérdidas. Uno de ellos fue Paul, en las Semifinales del Oeste 2018 jugando con Houston. ¿Los otros nombres? LeBron James (2020), Manu Ginóbili (2006), Baron Davis (2002), Kevin Johnson (1989), Magic Johnson (1987), Larry Bird (1987) y Alex English (1986).
Antes de este 2021, su máxima anotación en Playoffs habían sido 5 puntos. ¿En asistencias? También 5. Es más, ni siquiera en Fase Regular había conseguido tantas unidades en un encuentro (su máxima en la instancia previa es de 24, lograda en esta 2020-2021 con los Suns). Y que la noche frente a los Clippers tenga un denominador común en cuanto a máximas no es casualidad. De hecho, tampoco lo es que varias de sus mejores tareas hayan llegado en este curso. Simple: hasta este presente en Arizona con 26 años, Payne jamás se había asentado en la NBA, al punto de hasta haber perdido su lugar en la liga.
De la Lotería a la salida por la puerta de atrás
Dos grandes temporadas en la NCAA con Murray State subieron por completo el perfil de Payne de cara a declararse elegible para el Draft 2015. Principalmente la segunda, donde promedió 20,2 puntos, 3,7 asistencias y 6,0 asistencias en 32,2 minutos. "El mayor atractivo como prospecto NBA es la tremenda combinación que muestra entre anotar y pasar. Es un jugador sin ningún tipo de egoísmo, que pasa con enorme creatividad y le gusta correr en transición, ya sea usando su excelente capacidad de manejo o encontrando a sus compañeros abiertos", decía Draft Express en su perfil. "Conozcan al mejor prospecto pasado por alto en Estados Unidos", titulaba Bleacher Report.
Las buenas referencias eran repetidas, y así fue que se terminó transformando en un pick de Lotería. Oklahoma City Thunder, que se había quedado sin Playoffs pese a un gran récord (45-37) y a hacerle frente a una lesión de Kevin Durant, usó su selección #14 para tomarlo entre los novatos, justo detrás de su hoy compañero Devin Booker. La tarea que le tocaba no era fácil, ya que tenía que dar algunos minutos de descanso a Russell Westbrook en un proyecto armado para ser protagonistas de arriba. Fueron 12,2 minutos de promedio como rookie, jugando 57 partidos con 5,0 puntos y 1,9 asistencias de media. Allí comenzaría el ida y vuelta que tanto termina de condicionar a un joven.
En febrero de 2017 fue traspasado a Chicago Bulls (junto con Joffrey Lauvergne y Anthony Morrow) a cambio de Taj Gibson, Doug McDermott y un pick de segunda ronda. En los Bulls fueron apenas 11 partidos en aquel cierre de la 2016-2017 (4,9 tantos en 12,9 minutos), y 25 (14 desde el inicio) en la 2017-2018, con algunos destellos interesantes (8,8 puntos y 4,5 asistencias en 23,3), pero en un equipo completamente a la deriva. Comenzó la 2018-2019 en Illinois pero no la terminó: fue cortado en enero de 2019 tras 31 partidos (5,7 tantos en 17,3 minutos). Cleveland le firmó dos contratos de 10 días rápidamente, pero no logró convencer para quedarse por el resto del curso tras sólo 9 encuentros. Y a esperar.
Toronto Raptors le dio una oportunidad durante la pretemporada 2019, pero no se ganó un lugar en el roster definitivo. Y sin sitio en la liga, tomó una vía habitual para muchos estadounidenses: la CBA de China. Claro que ni siquiera haber brillando alcanzó para que la experiencia durara más de dos partidos con Shanxi (22,5 puntos, 6,0 rebotes y 7,5 asistencias de promedio). Payne le dijo a su agente que regresar y probar con la G League era un mejor camino de regreso a la liga.
Texas Legends le dio la ocasión a partir de enero de 2020, y la decisión parecía acertada: 23,3 puntos, 4,9 rebotes y 7,8 asistencias de promedio en 29,5 minutos durante 15 partidos (13 como titular). ¿El problema? En marzó explotó la pandemia, y la incertidumbre volvió a aparecer. Pero iba a ser en Disney, la tierra mágica de los sueños, donde todo iba a empezar a cambiar.
La oportunidad en Disney y la explosión con Phoenix
La pandemia le quitó continuidad, pero le dio otra oportunidad: meterse de lleno a trabajar en el gimnasio con su hermano Tony, con triple sesiones diarias enfocadas en el tiro, pesas para mejorar su físico y técnica individual. Así fue que un llamado lo agarró mucho más preparado, sabiendo lo que se necesitaba para regresar a la liga. Era Monty Williams, quien había sido su asistente durante su año rookie en OKC. "¿Cuánto querés esta oportunidad?", le preguntó sobre la ocasión de sumarse a los de Arizona para la burbuja. "La quiero realmente muchísimo", respondió.
El 30 de junio de 2020, Phoenix Suns le firmó un contrato para el reinicio de la competición en Disney más un año extra, no garantizado. Para muchos, el movimiento no era más que una cuestión temporal para la burbuja. Pero claro, el tema es que en ese campus en Orlando se empezó a cocinar de cierta manera esta versión que hoy vemos de los de Arizona. Y Payne le sacó el jugó por completo a aquellos seeding games, en los cuales el conjunto de Monty fue el único que cambió todos sus partidos (8) por victorias: en 22,9 minutos desde el banco, promedió 10,9 puntos (51,7% triples en 3,6 intentos), 3,9 rebotes y 3,0 asistencias.
Payne entró a la perfección en el grupo y ya nadie pensó que aquello que era temporal no iba a recibir continuidad. Así fue que se transformó en el base suplente de Williams para ir por el gran salto en la 2020-2021, siendo la opción de relevo de un Chris Paul que haría lo de siempre: potenciar a los que tiene a su alrededor, sobre todo si están en su posición. "Hablo todos los días con él. Por algo es quien es. Está en constante comunicación. Mucha gente no hace eso, sobre todo en su posición, pero su comunicación es del más alto nivel, y eso es enorme para nuestro equipo", contó Payne sobre su relación con CP3.
Cameron promedió 18,0 minutos a lo largo de la 2020-2021, con promedios de 8,4 tantos (44% triples), 2,4 rebotes y 3,6 asistencias a lo largo de 60 partidos en donde demostró muchas más cuestiones positivas que lo que indicaron sus buenos números: ofreció seguridad, respuestas y consistencia desde el banco. Básicamente, entregó lo que todo equipo con aspiraciones necesita de un suplente. Ofreció, al fin de cuentas, una imagen que jamás había podido dar en su carrera en la NBA.
El cierre de la Fase Regular fue un presagio de lo que vendría en los Playoffs. En los últimos 11 partidos subió sus minutos (21,2) y la producción se fue hasta los 13,5 puntos y 3,9 asistencias. Y el infortunio del golpe de CP3 en el hombro derecho en el inicio de la Primera Ronda ante los Lakers le demandó un mayor protagonismo para el cual estuvo preparado: 15,8 unidades (45% triples en 5,0 intentos), 4,5 asistencias y 1,8 pérdidas en 25,8 minutos entre los Juegos 2 y 5, clave para encaminar la victoria en la serie.
Después del show de Paul en las Semifinales, su ingreso en los protocolos sanitarios volvió a dejar a Payne con la responsabilidad, la más grande de su carrera: ser titular en el regreso del equipo a las Finales del Oeste tras 11 años. Fueron 11 puntos y 9 asistencias en el Juego 1, acompañando el show de Booker; y su excelente 29+9 del Juego 2, esta vez compensando una noche irregular de la estrella del equipo. En esos casi 68 minutos combinados, apenas una pérdida de balón. Realmente impecable.
Y la realidad es que nada es casualidad. Detrás de esa mayor seguridad con el balón, esa mejor lectura y capacidad para organizar un equipo, o de su creatividad con el balón, de la velocidad e ingenio para llegar y definir cerca del aro, y la efectividad a distancia, hay horas de trabajo después de darse la cara contra la pared. "Se trata de pensar que tu trabajo se puede ir. Es algo que ya me ha golpeado en la cara. Me he golpeado contra esa realidad, y no quiero volver a estar fuera de la liga. He trabajado realmente duro para mantenerme aquí. Nunca más quiero estar afuera", dijo hace días. Vaya si se ha ganado el premio de la continuidad y seguridad en su puesto en estos Playoffs 2021.
Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.