Boston Celtics tenía las piezas adecuadas para el éxito, solo necesitaba tiempo

Sergio Rabinal

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Boston ha estado en cuatro de las últimas seis Finales del Este.

Justo hace un año Boston Celtics estaba a punto de disputar el primer partido del Play-In ante Washington Wizards. Una temporada decepcionante tras ser incapaces de replicar el gran momento de forma que tuvieron en la burbuja de Disney se tradujo en una campaña más bien gris. La necesidad de salir del impuesto de lujo llevó a Danny Ainge a hacer movimientos que descargasen la presión sobre la organización, lo que incluyó la salida de una figura clave como Daniel Theis. Mientras, en la cancha, las cosas no iban mucho mejor. Jaylen Brown cayó lesionado de una mano a pocas semanas de los Playoffs, Kemba Walker era la sombra del All-Star que fue, los jóvenes elegidos en el Draft parecían estar a años luz de ser figuras productivas y el proyecto parecía haberse estancado.

Aquella victoria sobre Wizards que certificó el séptimo puesto del Este sería la última alegría de los aficionados verdes en las siguientes semanas pues en Primera Ronda esperaban los Brooklyn Nets. Liderados por Kyrie Irving, los neoyorquinos no les dieron opción y se desquitaron de ellos en tan solo cinco partidos, logrando una sola victoria fruto de 50 puntos de Jayson Tatum.

Eliminados a las primeras de cambio y tan solo unos meses después de alcanzar las Finales del Este estos Celtics necesitaban una reconfiguración. En un abrir y cerrar de ojos los verdes acometieron los ajustes necesarios para posibilitar ese renacimiento. Danny Ainge dio un paso atrás para confiar en Brad Stevens como nuevo Presidente de operaciones y este depositó su fe en un entrenador sin experiencia previa como principal, Ime Udoka. La premisa y el objetivo de su firma eran claros: priorizar a los Jays como eje del ataque, volver a ser competitivos y sacar la mejor versión de los jóvenes.

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Las dos primeras metas iban de la mano pues si Brown y Tatum funcionaban al unísono ofensivamente los resultados no tardarían en venir. Sin embargo, la tercera cuestión era mucho más compleja de llevar a cabo. Entre 2014 y 2020 los verdes seleccionaron a catorce jugadores en la Primera Ronda del Draft, un buen número de picks que dio lugar al desembarco de los Jays o Marcus Smart, pero también a decepciones como Guerschon Yabusele, Carsen Edwards o el error de mover a Desmond Bane por Enes Kanter y dos segundas rondas.

La cuestión con Boston en el Draft no solo era la gran cantidad de elecciones desaprovechadas o no utilizadas con anterioridad para realizar un traspaso, sino la gestión posterior de esos mismos jugadores. Entre problemas físicos (Romeo Langford, Robert Williams), indefinición (Gran Williams) o nulo aporte (Edwards, Aaron Nesmith) tan solo las estrellas, Terry Rozier y Payton Pritchard habían logrado destacar entre aquellos elegidos en el Draft por los verdes.

Curiosamente, lo que hace poco parecía un grupo de jugadores sin mucho sentido dentro del plantel de Boston son ahora vistos como piezas fundamentales en un sistema donde cada uno aporta a su manera. Y eso tiene más que ver con quién dirige desde la banda que quien se sienta (o se sentaba) en las oficinas de la franquicia.

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NBA Getty Images / The Sporting News

Ime Udoka ha sabido entender a todos los miembros de su equipo, a quienes ha dado forma hasta hacer que encajasen y asumieran el nuevo sistema como si fuera suyo. Si en 2021 Grant Williams era incapaz de tener dos partidos buenos o de ser consistente en defensa, tiempo después es el factor que acaba por decidir un séptimo encuentro para derrotar al vigente campeón. Misma situación con Robert Williams, quien fue visto desde el inicio como la pieza definitiva en el esquema Celtic por su mezcla de físico y talento defensivo. El interior llegó a promediar 4,6, 4,7 y 3,8 faltas por cada 36 minutos en sus tres primeras campañas, un precio demasiado alto por mantener en cancha a una figura muy tendente a cometer errores. El nuevo entrenador modificó su rol atrás con un simple cambio que impulsó a Boston hasta convertirse en la mejor defensa de la liga al emparejarle siempre con aleros de bajo uso.

A través de estas dos pinceladas, acompañadas de los refrescantes minutos de Payton Pritchard, la salida de Langford y la vuelta de Theis y Horford se explica el resurgimiento de la candidatura Celtic.

Seis de los nueve miembros de la rotación más habituales de Boston fueron elegidos en el Draft por la franquicia. Y de los otros tres, uno fue fichaje directo de la gerencia (Daniel Theis) y los otros dos llegaron a través del mercado (Horford y White). En el contexto de los equipos que quedan en pie en estos Playoffs solo los Warriors igualan ese número con Curry, Thompson, Poole, Green, Looney y Kuminga.

Los Celtics han vuelto a las Finales de Conferencia con un equipo extremadamente parecido al de 2020 y que mantiene la misma esencia y filosofía. Una demostración de que para construir un plantel ganador a través del Draft el mejor modo es tener paciencia y apretar las teclas adecuadas en el momento preciso. Casi un año después de tocar fondo contra Brooklyn los verdes vuelven a estar de nuevo en la misma posición que en septiembre de 2020 cuando se quedaron a dos victorias de luchar por el anillo. Mismo rival, pero diferente contexto para un resultado todavía por definir.

Las opiniones aquí expresadas no representan necesariamente a la NBA o a sus organizaciones.

Sergio Rabinal

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Sergio es productor de contenido en las ediciones en español de The Sporting News. Desde 2018 desempeña las funciones de productor senior de contenido NBA. A lo largo de ese tiempo ha cubierto dos All-Stars, Basketball Without Borders y el NBA Paris Game, así como otros eventos. Pesimismo de la inteligencia, optimismo de la voluntad.