Una temporada de la NBA es una constante montaña rusa de sensaciones y realidades, incluso para los equipos de arriba. Salvo contadas excepciones (en esta 2019-2020 podríamos mencionar al andar casi inmaculado de Milwaukee Bucks), todos sufren de momentos de irregularidades que se pueden transformar en crisis, de resultados y confianza. Miami Heat, esa grata sorpresa de la primera mitad del curso que se instaló entre los mejores de la Conferencia Este cuando pocos esperaban semejante nivel de competitividad, navega ahora mismo por su pozo, que llama la atención curiosamente por el momento.
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Una de las conclusiones del cierre del mercado de traspasos (6 de febrero) fue que el conjunto de Erik Spoelstra había sido uno de los claros ganadores, principalmente por las llegadas de Andre Iguodala y Jae Crowder (quizás también por la de Solomon Hill). En ellos, los de Florida parecían sumar un par de piezas de experiencia y contrastada jerarquía para pasar de ser un equipo que estaba generando por sobre la expectativa, a transformarse en un serio candidato a todo en el Este, algo que siempre está en la visión del entrenador y de Pat Riley, el cerebro de la gerencia. Sin embargo, el cambio fue todo lo contrario.
Miami acumula siete derrotas en sus últimos nueve partidos, contando la de la noche del miércoles frente a Minnesota Timberwolves, uno de los equipos con peor balance del curso y en condición de local. Un detalle: sólo dos de estos nueve choques fueron contra rivales con récord positivo (Clippers y Jazz). El ajustado 129-126 del miércoles (tras estar 12 puntos arriba), sellado por una estupenda acción defensiva de tres jugadores de los Wolves (Russell, Beasley y Layman) para frenar el último intento de Jimmy Butler, supone otro golpe para un conjunto que por ahora mantiene el cuarto lugar de su Conferencia (récord de 36-22), pero que está siendo incapaz de crear un margen necesario para sacar provecho de las irregularidades de sus seguidores, 76ers (36-23) y Pacers (34-24).
Ahora bien, ¿qué pasa con Miami? Veamos.
El segundo tiempo, momento de pesadilla
Una cualidad de la cultura que tanto se destaca de Miami es esa personalidad y carácter especial para jugar, esa ferocidad y determinación que suele aparecer en los momentos más complejos. De hecho, un ejemplo se podía ver en que Miami es el equipo con más encuentros definidos en prórroga en este curso, y hasta este pozo venía invicto (ocho triunfos). El lunes, en la visita a Cleveland (el peor del Este), llegó la primera derrota en una prórroga (125-119). Esto es sólo un punto para marcar una realidad de este mal momento: la pésima producción de Miami después del descanso.
Vamos por partes. Hasta el 4 de febrero, Miami tenía el 8° mejor rating neto de toda la NBA, produciendo un +4,1 que iba de la mano de su posición en el Este. Si bien su defensa estaba un poco por detrás de la elite (14° con 108,1 puntos cada 100 posesiones), su ataque sí estaba entre los mejores (6° con 112,2). En los últimos nueve partidos, el descenso es bien marcado: Miami es más de 7 puntos cada 100 posesiones peor que lo que era, bajando a un rating neto de -3,0 (17° en la NBA). El principal motivo es que su defensa cayó al 23° lugar, permitiendo 114,1 puntos cada 100 posesiones.
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Claro que la verdadera pesadilla es en los segundos tiempos. Y cuando decimos pesadilla, no exageramos: en estos nueve partidos, los de Spoelstra registran un rating neto de -20,3 después del entretiempo, con un derrumbe descomunal de su ataque (102,7) y defensa (123,0). Sólo San Antonio Spurs (-20,6) tiene una peor marca que los de Florida en este lapso. Lo impactante es que la diferencia con la marca que traía hasta este momento (pese a que no era buena) es enorme: el rating neto de Miami en estas situaciones venía siendo de -1,9.
Situación | Rating Ofensivo | Rating Defensivo | Rating Neto | Rat. Neto 2° tiempo | Rat. Neto Clutch |
---|---|---|---|---|---|
Hasta el 4/2 | 112,2 | 108,1 | 4,1 | -1,9 | -3,2 |
Últimos 9 partidos | 111,1 | 114,1 | -3,0 | -20,3 | -61,6 |
Al profundizar, la situación empeora aún más: en los cuartos parciales, Miami tiene un rating neto de -23,2 en sus últimos nueve partidos (el peor de toda la NBA). Y en situaciones de clutch, donde traían un rating neto de -3,2 (récord de 14-8 en esos partidos), la marca baja a un insólito -61,6 (perdió los cuatro juegos con estas situaciones).
¿Por qué se produce este efecto? Sin dudas que impacta la ausencia en casi la mitad de los partidos de Jimmy Butler, su gran estrella (ya llegaremos ahí), pero aún así Miami debería tener material suficiente para producir mejor. ¿Hay un bajón físico? Seguramente. Un ejemplo de la pérdida de intensidad está en que los Heat están permitiendo más de 3 puntos de contragolpes más en los segundos tiempos que los que llevaba con anterioridad (8,3 en los últimos nueve partidos; 5,2 antes de eso). En las segundas mitades, Miami está cometiendo la misma cantidad de pérdidas en estos nueve duelos que en el pasado (8,1), pero permite más puntos desde esas pérdidas (12,6 vs. 10,0).
Si sumanos que hay dos jugadores más de la rotación fuera por lesiones (Herro y Leonard), la cuestión empeora. En definitiva, una suma de factores que impactan en la pintura global. Nueve partidos son una muestra corta, sí. Pero también son una tendencia que Miami necesita corregir cuanto antes pensando en los Playoffs.
Jimmy Butler, cada vez más indispensable
Por un par de problemas físicos y por razones personales (en los últimos dos partidos antes del de Minnesota), Jimmy Butler apenas pudo jugar cinco de los nueve encuentros de este tramo de Miami. Y si la sensación de que su papel es completamente vital ya era clara, esto no hace más que potenciarlo.
Butler es el motor espiritual y de energía de Miami. Es el alma que hace latir a la estructura de Spoelstra en los dos costados de la cancha. Tres de los cuatro encuentros sin él fueron derrotas ante equipos (en los papeles) menores como Sacramento, Portland y Cleveland. Y, como si fuera poco, Jimmy no está siendo el mismo Jimmy de antes: ¿un ejemplo? Su bajón de anotación (18,4 puntos en estos cinco juegos, contra 20,7 de antes). Su cierre ante los Wolves (las pérdidas en el clutch, su mala decisión de no pasar en la última bola teniendo compañeros libres) es otro ejemplo...
"Tengo que hacer un mejor trabajo. Mi tarea es ayudar al equipo a ganar, y no lo he estado haciendo en no sé cuánto tiempo", señaló el All-Star, que igual confía: "Lo resolveremos. Es el momento".
D-LO BLOCKS JIMMY BUTLER TO WIN THE GAME 🖐 pic.twitter.com/MI2EoHTF3B
— Bleacher Report (@BleacherReport) February 27, 2020
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El impacto de los refuerzos
Crowder y, sobre todo, Iguodala llegaron con aires de darle un salto de calidad importante a Miami. Bueno... Por ahora no se está viendo tanto. Lo de Jae es bueno (sobre todo desde los números) y por ahora sirve para compensar de cierta forma la ausencia del rookie Tyler Herro (lesión en el pie derecho), quien venía siendo una pieza importante de la rotación: en 7 partidos promedia 14,6 puntos (44% triples en 7,1 intentos), 6,9 rebotes y 1,4 asistencias en 30,1 minutos. Con él, claro está, el tema pasa por poder sostenerlo en el tiempo y no caer en sus inconsistencias y lagunas como a lo largo de su carrera.
Jae Crowder's been producing since coming to the @MiamiHEAT. 👀 #MIAvsCLE #HEATTwitter #NBA pic.twitter.com/yXbnqoeml6
— FOX Sports Florida & Sun (@FOXSportsFL) February 25, 2020
Con Iggy, por su parte, hay una cuestión más que llamativa. Es cierto que hablamos de un jugador entrado en años y que estuvo inactivo en toda la temporada hasta su llegada a Florida. Nadie esperaba que fuera el salvador, pero sí un impacto interesante desde su habitual aporte desde el banco. ¿Qué se vio en estos siete partidos?
- Con Iguodala en cancha: -12,1 de rating neto (113,7 rating defensivo)
- Con Iguodala afuera: +4,8 de rating neto (110,5 rating defensivo)
El ex Warriors no será alguien de aporte 100% numérico (4,7 tantos, 4,0 rebotes y 1,9 asistencias en 20,3 minutos hasta acá), pero sí suma desde los intangibles y las sensaciones. Más allá de algunos chispazos, aún no apareció su mejor versión.
"Ahora es cuando vamos a descubrir lo que somos como equipo. Es nuestro momento de la temporada donde tenemos que afrontar la adversidad. Si lo hacemos de la manera correcta, saldremos mejores de esto", señaló Spoelstra con esperanza. Goran Dragic, en cambio, fue tajante: "Con este tipo de juego, no tendremos chances en los Playoffs". ¿Cómo responderá Miami ante su peor momento del año?
Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.