Cada 4 años el mundo entero se detiene y posa su mirada en los Juegos Olímpicos. Las distintas disciplinas, en donde participan miles de deportistas de cientos de países, son la atracción de un evento que ya de por sí mismo está cargado de tradición y simbolismo.
Uno de los momentos más esperados es el encendido del pebetero olímpico. ¿Pero qué es? En The Sporting News repasamos los detalles de uno de los grandes símbolos.
¿Qué es el pebetero olímpico?
El recorrido y el relevo de la llama olímpica culmina con el encendido del pebetero olímpico y , con ese acto, oficialmente quedan inaugurados cada uno de los Juegos Olímpicos. La identidad del último portador de la antorcha se mantiene celosamente en secreto hasta el último instante.
El pebetero no es más que un recipiente que cumple una función de lámpara u hornillo, utilizado desde épocas antiguas para encender fuegos así como también para quemar especies aromáticas. La Real Academia Española, incluso, le adjudica una definición que aplica de manera perfecta para la cita olímpica: "Recipiente en el que arde una llama ceremonial".
En París 2024 el momento culmine será el viernes 26 de julio (se mantendrá encendido durante todo el evento, es decir hasta el domingo 11 de agosto) después de un desfile de atletas a lo largo del río Sena. Según algunas informaciones, el pebetero estará ubicado en el jardín de las Tullerías, entre la plaza de la Concordia y el museo del Louvre.
La historia del pebetero olímpico
El fuego era considerado en la antigüedad por los griegos como el elemento que acercaba a los humanos a la divinidad y por eso se mantenía una llama encendida en los templos y en Olimpia, la sede de los Juegos Olímpicos de la antigüedad.
Según la mitología griega, el titán Prometeo, que tenía la reputación de embustero, le robó el fuego a los dioses y se los regaló a los humanos, además de brindarles el arte de la metalurgia. Por esa acción fue castigado por Zeus, el más importante de los dioses olímpicos.
El fuego de Prometeo fue revivido en los Juegos Olímpicos de Ámsterdam 1928, cuando por primera vez se decidió incluir el pebetero para así rendir tributo a la antigua Grecia y su llama. Mientras que en Berlín 1936 se decidió que el encendido del fuego se hiciera en Olimpia, Grecia, y que desde allí hiciera el recorrido hasta la capital alemana, tradición que se mantiene hasta la actualidad.