Una de las máximas que rige el deporte es que da igual lo mal que se empiece un año o una temporada, pues lo verdaderamente importante es cómo se termina. En otras palabras, el resultado final o la tendencia es lo que importa en realidad pues, en un mundo que avanza tan rápido, poco importa lo realizado ocho meses atrás. El arranque de la temporada 2022 de Fórmula 1 de Carlos Sainz estuvo lejos de ser ideal.
Falto de velocidad y confianza, lejos de su compañero Charles Leclerc y una serie de errores imperdonables condicionaron en gran medida su comienzo. No obstante, el madrileño ha demostrado que sus mayores virtudes son la constancia y el trabajo, características muy importantes en una F1 como esta, en la que la comprensión del monoplaza priman por encima de la velocidad innata. Sainz tardó en entender cómo se comportaba el F1-75 de la escudería italiana, pero en el momento en el que lo ha hecho los resultados no han tardado en ser positivos.
Todo lo contrario que su compañero de garaje, el cual, para ser justos, ha tenido que lidiar tanto con problemas de fiabilidad (España, Azerbaiyán) como con clamorosos fallos desde el muro (Mónaco, Gran Bretaña).
MÁS | Detrás de la frase de Charles Leclerc después del abandono en el GP de Francia: "Estoy perdiendo demasiados puntos"
Las tendencias en la Fórmula 1 importan, y mucho, pues en una competición tan volátil como esta y donde un pequeño fallo puede echar por la borda todo un fin de semana de trabajo. Algo de lo que ambos pilotos de Ferrari pueden dar buena cuenta. Leclerc ha ido de más a menos con un inicio digno de los mejores y una gestión impecable, la evolución de Red Bull, la fiabilidad y, sobre todo, los descuidos han acabado por dejar prácticamente por imposible su candidatura al título de campeón del mundo. Ya sea por la gestión de las emociones o de la presión que ha rodeado al monegasco la realidad es que el joven de 24 años le separa un océano de su máximo rival, Max Verstappen, que tiene a 63 puntos.
En una dinámica completamente distinta se encuentra Carlos Sainz, quien tras tocar fondo en el Gran Premio de España comenzó a remontar el vuelo. Luchó por la victoria en Canadá, logró vencer en Gran Bretaña, se quedó a las puertas del segundo en Austria y completó una remontada impecable en Francia tras una clasificación increíble. El madrileño ha tardado en llegar, pero ya está aquí, con las pilas cargadas y la motivación justa como para continuar con un ascenso asombroso teniendo en cuenta su arranque de temporada.
Una confianza que fue más que evidente en Paul Ricard, donde Sainz prefirió incluso sacrificar su hidratación por ir una décima más rápido, eliminando el depósito de agua que los pilotos portan tras su asiento. Este tipo de decisiones acaban por marcar la diferencia en carrera y el español rindió de manera excepcional sin una gota de agua pese a que las temperaturas llegaron a los 50ºC en pista.
Con el abandono de Leclerc y el quinto puesto de Sainz en Francia la distancia entre ambos es de tan solo 26 puntos, una diferencia que podría ser mucho menor si se tiene en cuenta que el español ha abandonado en una carrera más que su compañero. Con 10 carreras por delante y una Sprint en Brasil no sería extraño que acabara por repetirse el guion del curso anterior donde Sainz terminó por delante de su compañero. Constancia, limitar errores y siempre evolucionar, esa es la baza del piloto de 27 años que tiene en su mano ascender en la tabla para concluir como subcampeón del mundo.
El inminente Gran Premio de Hungría podría ser un punto de inflexión en Ferrari. Será el último antes de la pausa de verano en el hemisferio norte y ocurrirá en un circuito que se adapta a la perfección al F1-75 del equipo de Maranello. Mattia Binotto ha asegurado que aspiran a sumar un doblete por lo que quien salga victorioso a la interna en Hungaroring podría ser el caballo ganador de la Scuderia.
