Rumbo al Draft de 2021 la mayor parte de expertos en la matería coincidían que Cade Cunningham era un talento único. Un jugador cerca de los 2 metros de estatura, con unos brazos larguísimos y con una visión de juego que podía convertirle en alguien diferente una vez que explotase. Su control del bloqueo directo, su arrancada o incluso su creación de opciones ofensivas para sí mismo destacaban poderosamente por encima del resto de virtudes.
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Unos puntos fuertes entre los que no se encontraban sus aptitudes defensivas. Si bien no se apuntaba que podía ser una losa en su perfil, sí que se remarcaba que debía mejorar, especialmente ante rivales mucho más rápidos que él.
Algo que hasta finales de 2021 pareció confirmarse. Un rendimiento que, si bien era esperable en un debutante, más cuando este se perdió la pretemporada y buena parte del inicio, entraba dentro de lo normal. En líneas generales, Cunningham estaba cumpliendo con el papel esperado a nivel defensivo, sin grandes alardes pero tampoco siendo un agujero en ese sentido. Lo mejor de los jugadores como el número 1 del pasado Draft es que acostumbran a tener una actitud y un deseo por mejorar que les impulsa a quemar etapas muy rápidamente.
Desde que volviese a las canchas el pasado 3 de enero tras entrar en los protocolos sanitarios, Cade ha rendido a un nivel superlativo, impulsando a los Detroit Pistons a sumar tres victorias en cinco encuentros, la última sobre Utah Jazz (126-116), a quienes no superaban desde enero de 2016. En ese lapso de cinco compromisos, Cunningham ha logrado establecerse como la principal referencia de los de Michigan a razón de 17,6 puntos con un 41,6% de acierto y 35% en triples, además de 6,6 asistencias. Sin embargo, no es su aportación ofensiva lo que precisamente más ha llamado la atención, sino más bien lo que ha estado realizando atrás.
El base de 20 años ha evidenciado en estos últimos días una evolución muy notoria en su presencia en cancha en el apartado defensivo. Si bien el ratio defensivo no es una estadística individual, esta sí que indica una tendencia hacia un lado u otro, y desde que volviese, Cunningham ha firmado el tercer mejor registro de su equipo (108,4), jugando el doble de partidos que Isaiah Stewart (1º) y 30 minutos más que Hamidou Diallo (2º).
Además, el base ha comenzado a realizar lecturas clave en la media pista pese a que sus registros en robos hayan podido caer un poco respecto al tramo anterior. Eso mismo es lo que más merece la pena destacar de la evolución de Cunningham, quien se está adaptando cada vez mejor a las necesidades de su equipo atrás, e interviniendo cuando es oportuno.
El mejor ejemplo de esto sucedió durante la remontada ante los Jazz, donde terminó con 2 robos y 2 tapones, además de un buen número de desvíos e intervenciones clave en los últimos minutos del encuentro.
Pese a estar emparejado con alguien mucho más rápido que él y muy peligroso desde el triple como Mike Conley, Cunningham demostró que puede marcar la diferencia con su físico. En primer lugar aguanta el envite del rival, quedando muy pendiente de cuál va a ser el siguiente movimiento de Utah. Al detectar que el espaciado ofensivo de Mitchell no es el más óptimo para lo que trata de hacer, Cade se desprende de su marca y salta a una ayuda que acaba derivando en un robo que frustra el ataque rival.
Minutos más tarde se empareja con Donovan Mitchell, quien busca sacar ventaja de medirse a un rookie. Para ello el escolta rival trata de castigar que le pasen el bloqueo por arriba reteniendo a este en su espalda, lo cual impide el tiro pero facilita tanto una posible falta como una potencial bandeja.
Cunningham lee muy bien las intenciones de Mitchell y aguarda su momento hasta que ya es muy tarde para que el jugador de los Jazz pueda retener más el balón. De tal modo, el novato se adelanta a su marca y le impide lanzar cómodamente, errando el tiro.
Por último, una demostración de que, aunque sea más grande, también puede condicionar a oponentes más rápidos, aplicando su envergadura contra la división de Mike Conley, colocándole un tapón que deja prácticamente sentenciada la victoria para los Pistons.
No es casualidad que desde que regresase, el novato de Detroit esté dejando a sus oponentes en un 36,8% de acierto, un número bajísimo y muy positivo que refleja la evolución de Cunningham en ese sentido. De hecho, entre todos los rookies Cade se ubica el segundo en DFG% en este lapso de cinco encuentros y el séptimo en la campaña al completo con un 45,3% (mínimo 25 partidos y 10 tiros defendidos).
Esto no quiere decir que ahora Cunningham vaya a convertirse en todo un virtuoso en defensa, pero sí que es un síntoma de que está preocupándose por mejorar y hacer las cosas bien pese a que sus fortalezas sean otras. Si los Detroit Pistons quieren reconstruir rápidamente, contar con figuras como Cade es la mejor noticia.
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