La noche del viernes tendrá varios platos dentro del habitual abanico de opciones que entrega la NBA, pero pocos como el que veremos en Dallas. Desde las 2:30h los Mavericks recibirán a New York Knicks en un partido que será mucho más que un duelo entre un equipo que está peleando en el Oeste (5-2) contra uno que no encuentra el rumbo (1-7). Será la noche de la primera vez de Kristaps Porzingis enfrentando a su ex equipo.
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A prepararse entonces, porque no es un duelo más. Alrededor del choque del letón ante el equipo que lo recibió en la NBA hay una historia con muchísimos capítulos y condimentos. La historia de un matrimonio que parecía perfecto, el de la joven promesa que llegaba para "salvar" a una ciudad necesitada de talento e ilusión. Pero terminó siendo la historia del matrimonio que no fue, y que tiene al europeo de 24 años disfrutando hoy en día un nuevo empezar en Texas. Vaya si hubo capítulos en el medio.
La estrella menos esperada
25 de junio de 2015. Tras la peor temporada de su historia (apenas 17 victorias), los Knicks tenían el 4° pick de aquel Draft. Como ante cada selección de novatos, la expectativa se renovaba buscando ese "salvador" que pudiera cambiar el rumbo de una organización. Phil Jackson, por entonces cabeza de la gerencia de NY, sorprendió a todos eligiendo a Porzingis. Su prospecto de unicornio era tentador, pero para la mayoría era un desconocido que venía de formarse en España.
En cuanto el Comisionado Adam Silver dijo su nombre, la reacción en el Barclays Center fue automática. Los fans de los Knicks salieron con una catarata de abucheos increíble. Es más, la imagen de un joven aficionado casi llorando y reprobando la selección fue viral y hoy es icónica. Pero vaya si estaban equivocados.
KP tuvo impacto inmediato. Ver a un gigante de más de 2,20 metros con las cualidades de un perimetral fue un combo que cautivó al Madison Square Garden. Highlights desde su temporada de novato, mejora colectiva (mínima, pero mejora al fin), destellos de una mega estrella. La evolución entre su primer y segundo año fue clara. Y para alguien con apenas 21 años en este entonces, el cielo era el límite.
- Porzingis en su año rookie: 14,3 puntos, 7,3 rebotes, 1,9 tapones (28,4 minutos)
- Porzingis en su año sophomore: 18,1 puntos, 7,2 rebotes, 2,0 tapones (32,8 minutos)
La 2017-2018 parecía ser la del despegue definitivo. El letón, ya asentado por completo en la NBA, había transformado por completo la mirada de los fans en New York. Aquellos abucheos del Draft parecían cada vez más ridículos. Había esperanza en la Gran Manzana con alguien que se había convertido en estrella. 22,7 puntos (39,5% triples), 6,6 rebotes, 1,2 asistencias y 2,4 tapones eran sus promedios en aquellos primeros 48 partidos del curso, que le habían ganado su primera selección para el All-Star Game.
En el medio, una noche mágica de 40 puntos, 8 rebotes y 6 tapones para una victoria sensacional contra Indiana Pacers que deslumbró al Garden. Pero todo cambió en una noche de febrero de 2018.
La lesión y el inicio del final
6 de febrero de 2018. Una acción que podría ser espectacular, como lo fue una volcada ante Giannis Antetokounmpo, terminó con KP tirado en la cancha, tomándose la rodilla izquierda con muchísimo dolor. Drama, tensión y el peor diagnóstico posterior: rotura de ligamentos cruzados anterior. La ilusión de una ciudad, rota por un golpe inesperado.
Pero lo que vino después, más allá del largo proceso de rehabilitación del letón, fueron meses en donde una nube gris se puso sobre su lugar en la franquicia. Idas y vueltas en torno a la realidad de la recuperación, dudas sobre su estado físico, la continuidad y su renovación de contrato como temas recurrentes repletos de incertidumbre. Por momentos, su regreso a la acción quedaba en un segundo plano por todo lo extra basquetbolístico que había dando vueltas, como su ausencia en una entrevista de salida al finalizar una campaña por su disgusto por lo disfuncional de la organización.
En definitiva, un panorama lejano al ideal que debería tener alguien que hasta hacía muy poco era la cara del presente y del futuro de una de las franquicias más icónicas de la NBA.
Las idas y vueltas de un traspaso impactante
31 de enero de 2019. Golpe sobre la mesa: los Knicks le ponen un corte a su situación y deciden traspasar a Porzingis rumbo a Dallas. En la operación hubo tres jugadores más por lado (DeAndre Jordan, Wesley Matthews y Dennis Smith Jr a NY; Tim Hardaway Jr., Courtney Lee y Trey Burke a Dallas), más un par de picks de primera ronda con destino a la Gran Manzana. Pero claro, en New York el foco era claro: encontrarse con el suficiente espacio salarial necesario para capturar a las grandes estrellas en la siguiente Agencia Libre. El plan falló. Y el traspaso parece cada día más extraño.
Lo concreto es que, según los reportes, el propio jugador pidió el cambio, cansado de la poca capacidad de la organización de construir una cultura ganadora que se potenciara con su talento individual. Ni siquiera la salida de Phil Jackson de la gerencia, o la llegada de David Fizdale al banco (incluso viajó a Letonia durante el verano del 2018 para conectar mejor) pudieron modificar el rumbo. Lo negativo le ganaba a aquel sueño del europeo de triunfar en la Gran Manzana.
Un reciente reporte de SNY TV cuenta que Porzingis veía con buenos ojos su permanencia en las semanas previas al canje. Pero algo cambió. Algo que nadie por ahora se anima a decir. "Me voy a meter en problemas si hablo de esos temas. Es lo que es. La salida no fue la ideal, pero ahora estoy en un lugar nuevo y mirando hacia el futuro. No quiero ir al pasado y traer aquellas cosas. Pasaron, son parte del negocio y terminó de esa manera", remarcó Porzingis este jueves.
El jugador reconoció que podría haber actuado diferente en algunos momentos, sobre todo después del canje, donde dejó sobre la mesa una clara sensación de que algo se había roto en NY: "Definitivamente no quería que las cosas pasaran de esa manera. Pero no había otra manera, y con todas las emociones en ese momento, hice algunos posteos sin sentido en Instagram, estando en mi cama durante la noche. Todos cometemos errores, y eso no fue perfecto. Se puso un poco feo, pero ahora es parte del pasado. Y realmente no tengo nada negativo para decir de la situación".
El agradecimiento a los fans, y el futuro en Dallas
Detrás de las idas y vueltas puertas adentro, hay una situación bien clara: Porzingis solo guarda buenos recuerdos con el público de los Knicks. "No tengo nada más que amor para la ciudad de New York y los fans de los Knicks, que me demostraron muchísimo apoyo cuando estuve allí. Son muy pasionales con su equipo, y es normal que se sientan de esa forma (por algunas reacciones negativas). Lo único que yo puedo hacer es mirar hacia adelante, a lo que tengo frente a mí, y no hacia atrás", explicó el letón.
Lo que tiene adelante es completamente ilusionate. Porque la franquicia que lo buscó ya tenía a una joya europea joven como Luka Doncic. Y la confianza en ellos es extrema. Tanto que no dudaron ni un segundo en darle una renovación de contrato máxima apenas comenzó la Agencia Libre, incluso sin haber visto un minuto de él en cancha y con las dudas sobre su físico a cuestas.
Las dudas, poco a poco, van quedando atrás. En estos 7 partidos jugados en la 2019-2020, Porzingis mostró destellos de aquel Unicornio deslumbrante, y sus promedios de 19,0 puntos (36,4% triples), 8,1 rebotes, 2,0 asistencias y 2,3 tapones en 32,6 minutos hablan por él. Porque pasó más de un año y medio desde aquel 6 de febrero de 2018. Una inactividad larga y con momentos oscuros que se van borrando. El tiempo acomodará la realidad, y KP intentará ir retomando aquella forma estelar previa a la lesión.
Hoy está en Dallas, con un equipo que marcha a tope en este inicio de temporada (récord de 5-2) y siendo parte de una de las parejas jóvenes más ilusionantes del futuro. Este viernes, será momento de verse las caras con aquel pasado que tenía destino de matrimonio ideal, pero que terminó en un divorcio doloroso.
Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.