A día de hoy hay muy pocos jugadores que conjuguen tan bien un gran tamaño con una movilidad y agilidad como Kristaps Porzingis. El "unicornio" original representa un perfil casi único en la liga, pudiendo ser una amenaza en cualquier punto del campo y bajo cualquier situación táctica. Pese a ello, la última temporada del letón no dejó muy buenas sensaciones en Dallas Mavericks, saliendo de una lesión que le impidió empezar a tiempo la Fase Regular y viendo cómo su rol ofensivo iba disminuyéndose hasta convertirse prácticamente en un especialista desde el triple.
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Los cambios que se han producido en la franquicia de Texas parecen haber afectado positivamente a Porzingis, a día de hoy el jugador mejor pagado de la plantilla y uno de los dos pilares de su proyecto a largo plazo junto a Luka Doncic. La llegada en concreto de Jason Kidd al banquillo y la salida de Rick Carlisle han tenido como objetivo maximizar el potencial del ala-pívot formado en Sevilla con el objetivo de que este pueda ser un activo importante sobre la cancha, recuperando la versión All-Star que se vio de él en los Knicks en 2018. El nuevo técnico ha desplegado hasta el momento unos esquemas más tradicionales y no tan polivalentes como los de su predecesor.
Un cambio que, si bien todavía es pretemporada y nada es del todo real, sí marca una tendencia bien diferenciada de la versión previa del ala-pívot, recuperando un poco la esencia de su juego en aquello que le hizo diferencial tiempo atrás. Además, Porzingis se ve realmente cómodo en esta nueva disposición, siendo efectivo de cara al aro y lo más importante, encaja al lado de Doncic.
Esto quedó patente en el último duelo de preparación que los Mavs disputaron, donde se impusieron con contundencia a los Charlotte Hornets por 127 a 59. KP se fue hasta los 17 puntos en 7 de 10 tiros de campo, 9 rebotes, 2 asistencias, 2 robos y 2 tapones en poco más de 22 minutos de juego. Lo más destacable de la actuación del jugador letón fue su limitada aportación desde el triple, lanzando tan solo 4 intentos con 2 aciertos, algo que desde que llegó a Dallas solo había sucedido en 18 ocasiones en Fase Regular.
Pero, ¿qué ha cambiado la llegada de Jason Kidd para Porzingis? El desembarco del nuevo técnico está suponiendo una vuelta a los orígenes del letón, acercándole al aro y exprimiendo su precisión en el tiro de media distancia. Los esquemas de Kidd favorecen que KP pueda recibir de espaldas al aro, postear y si se da la ocasión finalizar en suspensión:
O bien en pase:
"Creo que este sistema se adapta mejor a mi juego. Soy un jugador al que le gusta usar el mismatch en el poste y luego crear situaciones a partir de ahí", comentó Porzingis a los medios sobre jugar más al poste. “Nos estábamos alejando de eso los últimos años en Dallas, y aun así encontré formas en las que puedo tratar de ser eficaz y hacer lo mejor para el equipo con lo que el cuerpo técnico me estaba pidiendo. Pero creo que, sí, esto es una parte de mi juego que no estoy usando, y este año lo vamos a desbloquear".
Pero los cambios no solo están viniendo a través de un mayor volumen de toques al poste, sino que el letón está siendo partícipe en el regreso de una combinación que en la 2019-2020 fue clave en el éxito de los Mavs: el 2 vs. 2 junto a Doncic. El bloqueo directo es la principal fuente de ventajas en la actual NBA junto al aclarado, pues facilita la creación de problemas en la defensa rival y abre las posibilidades de anotar desde cualquier punto de la cancha. Sin embargo, el pasado curso la unión de los dos europeos, pese a la efectividad que tuvo en el pasado, descendió drásticamente. No tanto en su uso, de hecho se incrementó, pero sí la involucración del letón en la acción.
Si en la 2019-2020 ambos se combinaron para 232 acciones de bloqueo directo con 106 lanzamientos exteriores, al curso siguiente aumentaron a 269 de las cuales tan solo 73 fueron intentos desde el triple. El crecimiento del esloveno como anotador, la atención de los rivales a esta disposición y el detrimento del rol de Porzingis con el paso de los partidos acabó por ir reduciendo su implicación notablemente.
Lo destacable en estos últimos encuentros es que parece haber una clara intención por parte de Kidd de incrementar el volumen de acciones en donde la continuación de KP es hacia la canasta y no al triple, aprovechando su capacidad de jugar por encima del aro y finalizar con contacto. Esto tiene una contrapartida, pues aumenta el riesgo de lesión y la fatiga acumulada para un jugador que históricamente ha tenido numerosos problemas físicos. Además, limita en cierto modo las opciones de que Doncic pueda anotar en la pintura al añadir dos figuras más cerca suyo (Porzingis y su defensor). Los primeros partidos de la Fase Regular ayudarán a ver cuál es el espaciado ofensivo de los Mavs en este tipo de acciones.
La mejor forma que han tenido los Mavericks en la preparación para hacer posible este 2 vs. 2 entre KP y Doncic es usar al letón como iniciador de la acción desde cabecera, lo cual le ha llevado a asociarse con otros exteriores como Dorian Finney-Smith o Tim Hardaway. Una manera muy útil y bastante común en la NBA de que los grandes intervengan en un bloqueo directo más dinámico:
Todavía es pronto para emitir un juicio acerca de Kristaps Porzingis rumbo a la 2021-2022, pero lo cierto es que Jason Kidd parece haber dado con la tecla a la hora de entender al letón, integrarlo en el sistema para que funcione junto a Doncic y que todo eso tenga un resultado positivo en el equipo.
Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.