5 momentos clave de la carrera de Dirk Nowitzki en los Dallas Mavericks

Sergio Rabinal

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La carrera de Dirk Nowitzki está a la altura de la de nombres de altísimo calado en la historia de la NBA, una trayectoria repleta de honores, galardones, récords y demás registros que le colocan como uno de los nombres propios de la liga. Tras más de 1500 partidos a sus espaldas y 20 temporadas, el gigante de Würzburg dijo adiós a la competición en 2019 anunciando su retirada y dejando el testigo a la nueva estrella de Dallas Mavericks, Luka Doncic. Un camino lleno de obstáculos y barreras que derribar a través del cuál construyó su propio legado, haciendo olvidar a todo el mundo cuál era su origen y abriendo la puerta a la llegada generalizada de jugadores europeos a la competición norteamericana.

24 años después de haber desembarcado en la NBA como un imberbe ala-pívot que parecía descubrir el baloncesto a cada paso que daba, Nowitzki verá como su número 41, el que durante tanto tiempo portó en los Mavs, pasará a formar parte de la historia de la franquicia. Su dorsal será retirado en el partido ante los Golden State Warriors (1:30h, Vamos y NBA League Pass) en una ceremonia para el recuerdo.

El alemán fue haciéndose un nombre a marchas forzadas y no sin pasar momentos complicados. Un dificilísimo año rookie donde la adaptación a una nueva vida y ambiente le pasaron factura, pero tras aquello se sucedieron 19 temporadas de pura élite en un trayecto al alza que solo el irremediable paso del tiempo terminó por hacer de él un mortal más en el deporte de la canasta. 

Por enumerar algunos de los logros conseguidos en su trayectoria, Dirk Nowitzki atesora el sexto mejor registro anotador de la historia de la liga con 31.560 puntos, fue el MVP de la temporada 2006-2007, campeón y MVP de las Finales en 2011, 14 veces All-Star, 12 veces All-NBA, cuarto con más partidos jugados (1522). En fin, una lista interminable.

Así, resulta prácticamente imposible quedarse o destacar tan solo cinco momentos, pero desde NBA.com Global hemos elegido los cinco que consideramos más relevantes en su carrera.

1 - El primer gran partido

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Sin duda, los primeros meses de Nowitzki en la NBA no fueron coser y cantar. La diferencia entre la competición que él había conocido en su Alemania natal y lo que se desarrollaba en la NBA era abismal. El talento estaba ahí, como bien dejó claro en su segundo encuentro como jugador de los Mavs al anotar 16 puntos con 12 rebotes un 7 de febrero de 1999, pero la dificultad de afrontar una realidad para la que todavía no estaba preparado a sus 20 años llegó a hacer que se cuestionase incluso su permanencia en la NBA.

"Podría haberme ido a Milán o Barcelona y estar más cerca de mi familia", decía Nowitzki a Marc Stein en 2019. "Una vez llegué a EEUU tomé la decisión de al menos terminar mi primer contrato y ver cómo iba porque siempre tenía la opción de volver a Europa". 

Una decisión de continuar que le permitió explotar al máximo todo su potencial una vez que los Mavs y él mismo comenzaron a descubrir cómo encauzar su perfil y aplicarlo de manera correcta en la cancha. Su primera temporada, mermada por el lockout de 1998, fue una montaña rusa en la que apenas tuvo tiempo para tomar conciencia de lo que le rodeaba. Así, para cuando quiso darse cuenta el curso había finalizado y con eso su primera experiencia. 

En ese 1999 de irregularidad y aclimatación terminó de fraguarse en el mes de abril cuando pasó de promediar 6,9 puntos a duplicarlo con 13 y firmando sus mejores partidos hasta el momento. Entre ellos destaca el del 21 de abril contra Houston Rockets donde Nowitzki puso su nombre en el mapa al sumar 22 puntos para liderar a la victoria a los Mavs junto a Michael Finley. Curiosamente sería ante el mismo rival contra quienes, meses después, firmaría su primer partido de 30 puntos en el mes de noviembre.

2 - La serie ante los Jazz en 2001

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Uno de los momentos más importantes en el comienzo de la carrera del gigante alemán vendría en su primera experiencia en los Playoffs en el año 2001. Como parte de un equipo inolvidable formado por Michael Finley, Steve Nash y Juwan Howard, Nowitzki destacaría por encima del resto para tumbar a uno de los equipos más míticos de esa época como los Utah Jazz de John Stockton y Karl Malone. 

El equipo de Salt Lake City llegaba como favorito y factor cancha tras acabar en cuarta posición de la Conferencia Oeste, curiosamente la última vez que dispusieron de ese honor hasta la fecha. Estos Playoffs estaban llamados a ser el último billete de las dos leyendas de los Jazz en la post-temporada y su oportunidad final de alcanzar unas Finales. Sin embargo, los jóvenes Mavs se cruzaron en su camino ganando la serie por 3 a 2. 

A sus 22 años, Nowitzki demostró que todas las expectativas puestas en él podían cumplirse y abrir un horizonte de éxitos para los texanos. En su primera incursión en los Playoffs, el alemán fue el factor que decantó la balanza a favor de los suyos consiguiendo ser el máximo anotador junto a Finley con una media de 23,8 por partido además de 7,6 rebotes y un 40% de acierto en tiros de campo.

Más que decisiva fue su intervención en el Game 3 y Game 4 al firmar 33 tantos en dos partidos consecutivos que impulsaron a Dallas a darle la vuelta a la serie e inutilizar el 0-2 que tenían en contra y ganando los tres siguientes.

3 - Oportunidad perdida

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Una carrera tan larga no solo tiene luces, como es lógico, y lo sucedido en las Finales de 2006 representó el momento más doloroso de la carrera de Nowitzki (lesiones aparte).

Tras unos Playoffs inmaculados donde el alemán rozó la perfección con 28 puntos y 12 rebotes de media para guiar a los Mavs a las primeras Finales de su historia, Dirk comenzó la serie final ante Miami Heat consiguiendo encadenar dos triunfos por dobles dígitos que parecían indicar que los texanos se acabarían coronando como campeones. 

Sin embargo, una inesperada reacción en los dos siguientes partidos por parte de Miami Heat y Dwyane Wade empató la serie y redujo considerablemente las opciones del alemán de consagrarse como el mejor jugador del momento. 

La dureza de los Game 5 y 6 y un plan orquestado por Pat Riley para reducir a la mínima expresión a Nowitzki y su juego sin balón acabaron por arrebatar a los Mavs su opción de alcanzar el anillo. Una losa con la que cargaría en los años venideros donde los fracasos colectivos contrastaban con el increíble nivel del que sería el primer MVP europeo de la historia un año después.

4 - La redención

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Todo lo sufrido y luchado quedó a un lado frente al mismo rival, con diferentes protagonistas, y un resultado mucho más favorable. Y es que en las Finales de 2011 los Mavericks no partían como favoritos puesto que enfrente estaba el Big Three de Heat formado por LeBron James, Dwyane Wade y Chris Bosh. No obstante, la historia le guardaba al alemán una agradable sorpresa. O más bien, Rick Carlisle.

El técnico de los Mavs ingenió el plan perfecto para derrocar a Miami y, en especial, a su ofensiva, sumamente dependiente de LeBron James al mismo tiempo que explotaba de manera perfecta la conjunción de Jason Terry y el propio Nowitzki que acabó promediando 26 puntos y 9,7 rebotes siendo el máximo anotador de los suyos y siendo determinante de principio a fin.

El impacto y determinación del alemán tras iniciar la serie 1-2 en contra y cómo reaccionó en el Game 4 para guiar a los suyos junto a Kidd a empatar la serie fue decisivo para que los Mavericks encadenasen tres triunfos seguidos que les catapultaron hacia su primer anillo tras provocar un colapso generalizado en Miami.

Cuando la bocina sono al término del sexto encuentro y la gente conquistó el parqué, Nowitzki salió corriendo rumbo a los vestuarios donde rompió a llorar por la emoción del momento, siendo más tarde nombrado MVP de las Finales como era lógico.

"La verdad es que era el gran sueño que siempre tuve desde que llegué a la NBA, conseguir el anillo de campeón y ahora sí que puedo decir que he alcanzado la meta deseada", declaró Nowitzki. "Realmente todavía no puedo creerlo", añadió incrédulo en la cresta de su carrera.

5 - El adiós

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Y así, tras 20 temporadas, más de 30.000 puntos anotados en 1500 partidos y una carrera a la altura de muy pocos en la historia el final estaba más que cerca. La llegada de Luka Doncic, un calvario con las lesiones que le llevaron a perderse 63 partidos en sus últimas tres campañas y reducir su minutaje drásticamente condujeron a Nowitzki a colgar las botas tras meses y meses de incertidumbre.

"Ninguna estadística, ningún récord, ningún premio en este juego significa más para mí", contaba en una carta el jugador en su despedida. "Nosotros ganamos un campeonato de NBA juntos. Desde el momento en el que llegué a Dallas montando esta increible montaña rusa, me levantaron, me apoyaron y me empujaron a trabajar más duro", reconoció.

Nowitzki se retiró oficialmente un 10 de abril ante los San Antonio Spurs en un encuentro mágico donde todos los aficionados y compañeros centraron sus esfuerzos en impulsar al alemán a despedirse con todos los honores. Y lo hizo de la mejor manera, pues sumó 20 puntos y 10 rebotes tan solo un día después de conseguir 30 tantos ante los Phoenix Suns. 

Una noche mágica donde San Antonio se colocó a los pies de la leyenda de los Mavs y que se selló con un abrazo entre Gregg Popovich y el jugador de manera simbólica.

En su última temporada, Nowitzki disputó 51 encuentros y promedió 7.3 puntos, 3.1 rebotes y 0.7 asistencias en 15.6 minutos.

Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.

Sergio Rabinal

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Sergio es productor de contenido en las ediciones en español de The Sporting News. Desde 2018 desempeña las funciones de productor senior de contenido NBA. A lo largo de ese tiempo ha cubierto dos All-Stars, Basketball Without Borders y el NBA Paris Game, así como otros eventos. Pesimismo de la inteligencia, optimismo de la voluntad.