El perfil de los New York Knicks en la 2020-2021 fue clarísimo: un equipo durísimo defensivamente, pero con muy pocas variantes en ataque. Al punto que terminaron con el tercer mejor rating en el campo propio, pero apenas 23° en el rival. Esto les alcanzó para tener una muy buena Fase Regular, terminando en el cuarto lugar del Este, pero a la hora de los Playoffs (1-4 vs. Atlanta) sintieron esa falta de opciones ofensivas.
La idea para la 2021-2022 también parece clara: cambiaron la media-cancha, compuesta entonces por Elfrid Payton y Reggie Bullock, con Kemba Walker y Evan Fournier como novedades. Un evidente paso atrás desde lo defensivo, pero uno todavía más significativo para adelante desde lo ofensivo. El desafío para los de Thibodeau pasará entonces por encontrar el balance ideal. Reducir esa enorme brecha que hubo entre su rendimeinto en los dos costados en la pasada campaña, pero a la vez, no perder la identidad que los llevó a ser Top 4 en el Este. Y para conseguir ese balance habrá un nombre fundamental: RJ Barrett.
El canadiense, elegido con el tercer pick del Draft 2019, viene de una buena segunda temporada NBA, mostrando un progreso interesante en diferentes áreas. Promedió 17,6 puntos, 5,8 rebotes y 3 asistencias, mejoró notablemente su tiro de tres (de un 32% a un 40%) y se transformó en una pieza importante de una de las mejores defensas de la competencia. Sin embargo, todo parece apuntar a que deberá reinventarse en la 2021-2022 y tener una función diferente para el bien del equipo.
En ataque, Barrett se vio forzado a tener un rol de creador que no es necesariamente el que mejor le sienta. Y es que claro, con lo poco que ofrecían Payton y Bullock como generadores con el balón, el canadiense se transformó por defecto en uno de los encargados principales de operar desde el pick and roll (al menos mientras Rose y Quickley estuvieran en el banco). El problema es que el rendimiento de RJ en esa acción está lejos de ser positivo: solo sacó 0,79 Puntos por Posesión (PPP) desde esas jugadas, ubicándose en el peor tercio de la liga (percentil 33) en términos de eficacia.
Barrett es peligroso en la media distancia, pero su clara falta de tiro de tres en movimiento lo limita en esas acciones de pick and roll. Las defensas rivales saben que pueden darle espacio sin pagar el precio y por ende, cerrarle los caminos hacia la pintura. Aun así, por las mencionadas necesidades del equipo, ese tipo de jugadas representaron la faceta más utilizada por el de Toronto en la 2020-2021: el 29% de sus posesiones.
La historia promete ser muy diferente en la próxima temporada. No solo se mantienen en el equipo Rose y Quickley, sino que además los titulares ofrecen muchísimos más recursos que los anteriores a la hora de jugar con el balón en su poder. De hecho, Kemba terminó 10° en cuanto a anotación desde pick and roll en la 2020-2021 (8,3 puntos por partido) y mientras estuvo en Orlando, Fournier también brilló en esa área: 5,3 puntos por partido, con unos excelentes 0,95 PPP (percentil 72).
Con dos creadores constantemente a su lado (más Julius Randle, claro), seguramente veamos a un Barrett más encasillado en los rubros que mejor le sientan hoy en día: su mejoradísimo tiro a pie firme, su buena habilidad para cortar sin balón y su amenaza en el juego de transición (el mejor de New York en ese aspecto). En ese sentido sería lógico esperar una pequeña reducción en su protagonismo anotador, pero habrá otro factor que debería jugar a su favor: los mejores defensores perimetrales del rival probablemente ya no se enfoquen tanto en él, sino que prioricen la marca de Walker y Fournier. Y aun si ese retroceso anotador se produce, tranquilamente podría llegar acompañado de una suba en términos de eficacia.
De todas maneras, donde Barrett pasará a jugar un papel absolutamente central para el éxito de los Knicks es en defensa. Y es que más allá de las virtudes en ataque que le conocemos a los nuevos integrantes de la media-cancha titular, está claro que ninguno de los dos es un marcador destacado, ni mucho menos. El canadiense pasará a ser el stopper perimetral del quinteto, un rol que hasta la 2020-2021 cumplía Reggie Bullock.
Solo por poner un ejemplo de un rival de división, vale recordar que era Bullock quien comenzaba emparejado con James Harden en los choques ante los Nets, mientras que Barrett quedaba con el alero (Harris, Brown, Luwawu). Hoy todo apunta a que será el ex Duke quien tome esa responsabilidad de marcar a las figuras rivales.
Barrett dejó muy buenas sensaciones defensivas en la pasada campaña, pero de nuevo, ahora deberá confirmarlas teniendo en frente a atacantes mucho más capacitados de los que solía enfrentar normalmente. Y con un 1-2 bastante frágil como el Walker-Fournier, los Knicks podrían necesitar que RJ se transforme en algo similar a un All-Defensive como para mantener ese dominio en el campo propio que los caracterizó en la 2020-2021. El desafío es gigantesco para un jugador de tercer año, pero su crecimiento en defensa será decisivo para las chances de los Knicks en este certamen.
El balance de un equipo en este deporte suele pender de un hilo. Un eslabón débil puede quebrar la armonía de un quinteto en un abrir y cerrar de ojos. Y aunque la atención en New York hoy se la estén llevando nombres como Walker, Fournier o Randle, es RJ Barrett quien deberá ejercer de equilibrista para evitar la caída y mantener viva esa química que los hizo exceder las expectativas en el último torneo.
Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.