Hay perfiles de jugadores que aparecen una vez en una o dos generaciones. El talento técnico no es el único elemento que distingue las leyendas del resto de la población NBA, pues el control físico es una parte tan fundamental como el dominio de los fundamentos más básicos. La historia de la liga ha demostrado que se puede dominar sin un gran cuerpo pero con unas habilidades notables y viceversa, pero pocos han conseguido trascender sin desbloquear todo el potencial de ambas áreas. Aquí el eje vertebral que conecta ambos apartados es el juego, ya que a través de su total conocimiento en cualquiera de los dos extremos de la cancha permite acceder a espacios reservados a las grandes mentes de este deporte.
Durante mucho tiempo Zion Williamson ha tenido que ver la acción y los partidos desde la grada o el sofá de su casa. Las lesiones frenaron lo que parecía un ascenso sin precedentes y que en el seno de la NBA todavía no tenía respuesta. Su fuerza desmedida le llevaron a dominar la pintura como ningún otro desde Shaquille O'Neal pese a la diferencia de estatura al mismo tiempo que progresaba en otras áreas. El regreso de la figura de New Orleans Pelicans en esta temporada ha supuesto un reinicio de su carrera en todos los sentidos. Ahora, el nativo de Carolina del Sur se le ve más ágil y coordinado, con una distribución muscular distinta y focalizada en aquellas zonas clave para esta actividad. Lo que no ha cambiado ha sido su impacto ofensivo, retomando donde dejó todo en abril de 2021. Solo así se explica que haya sido el segundo jugador que más rápido ha alcanzado los 2500 puntos en 100 partidos como profesional después de Michael Jordan.
Más allá de la evidente pérdida e impacto que supuso perderse toda la temporada pasada hay un aspecto que verdaderamente se ha visto afectado por su ausencia. Un apartado del juego de Williamson que Stan Van Gundy empezó a explorar a partir de febrero de 2021 y que representa la gran cuestión a resolver en el futuro a corto plazo por la joven estrella.
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Zion es un jugador que despierta un interés casi morboso, pues su imponente cuerpo sirve como carta de presentación y basta ver un minuto de highlights para comprobar que no es alguien más. Sin embargo, los Pelicans y el propio Williamson son conscientes de que este dominio físico no será eterno. Tarde o temprano habrá alguien que le iguale o supere, o bien que su efecto se diluya fruto de una lesión o del paso del tiempo. Por ello, poco a poco la figura de 22 años está modificando su aproximación al ataque, pasando a comportarse más como un creador de juego en lugar de un finalizador imparable. Es lo que podemos denominar, Point-Zion.
¿Y en qué consiste esta versión Point-Zion? Muy sencillo. Si a uno de los jugadores más complicados de frenar como atestigua su 60,3% de acierto en tiros de campo de carrera, incluyendo un 69,6% de precisión en los aledaños del aro, se le añade una capacidad de pase por encima de la media se obtiene el jugador definitivo.
¿Y cómo lo están llevando a la práctica los Pelicans? Dándole galones en el bloqueo directo y en situaciones de aclarado, para que él tome decisiones, se equivoque, pero también aprenda:
Saber reaccionar, leer y tomar la mejor decisión es algo muy fácil de decir y no tanto de llevar a la práctica. Más cuando se trata del jugador al que más atención va a prestar la defensa rival. Alguien ante el cual sus oponentes quieren evitar a toda costa que pise pintura, por lo que saber y encontrar dónde están cada uno de sus compañeros es fundamental.
Zion está llevando a cabo esta tarea de manera magnífica.
Si eres de los que prefieren los datos a cortes sin mucho contexto, Williamson está promediando 4,3 asistencias por noche, el máximo de su breve carrera. Una estadística que se traduce en 11,7 puntos creados por cada pase de canasta que da a un compañero.
Pero lo más importante es que está firmando 7,8 asistencias potenciales, esto es un pase que culmina en una acción de final de posesión (tiro, falta recibida o pérdida). Por darle fondo a este número, su registro es superior a otros como Zach LaVine, Tyler Herro o Anfernee Simons, que invierten mucho en la creación de juego o son manejadores principales en tramos amplios.
Como estrella y principal referencia ofensiva de los Pelicans Zion Williamson recibe un alto número de defensas dobles, cuya frecuencia se incrementa cuanto más cerca de la canasta está. Eso significa que si aspira a convertirse en alguien más completo como apunta su versión creadora de juego necesita dominar el pase bajo presión. Hay casos de otras estrellas de primera línea que siguen sufriendo ante traps, como es Joel Embiid (1,08 puntos por posesión).
Pero hay signos de que Zion va a conseguir solventar con buena nota estos momentos:
Una de las cosas que más importan a la hora en cuanto al desarrollo de jugadores es que el objeto del entrenamiento, en este caso el deportista NBA, acepte, asuma y quiera seguir la línea que la franquicia le marca. En otras palabras, que haya consenso respecto al camino que se va a seguir a futuro.
En ese sentido, Zion y los Pelicans están en la misma página y Williamson anhela convertirse en el jugador más completo que el mundo haya visto.
"Empecé jugando a esto como base, pero cuando llegué a la liga me di cuenta de que teníamos muchos guards [en el equipo], así que trato de mantenerme en la liga y por eso me he adaptado para jugar en diferentes posiciones", dijo tras la reciente victoria contra los Raptors. "Pero me han entrenado para ser un base, por eso cuando veo defensas dobles es instintivo para mí".
Este es el verdadero reto de Zion Williamson en la segunda oportunidad que tiene para comenzar su carrera deportiva. Crecer y desarrollarse como creador de juego, ejerciendo como un base de más de 2 metros y 130 kilos que pueda resultar imparable para las defensas rivales. Pues en un momento como este en el que la NBA se está haciendo más ligera, buscando perfiles largos y eléctricos, la figura de los Pelicans representa un arquetipo tan único como insólito, de ahí que esté en sus manos convertirse en el jugador más indefendible de su generación.
Las opiniones aquí expresadas no representan necesariamente a la NBA o a sus organizaciones.