Nueva semana, nuevo estreno de "Vidas NBA", el podcast que explora las historias de jugadores, entrenadores, ejecutivos y otras figuras hispanohablantes alrededor del mundo de la NBA, producido por NBA Latam y narrado por Álvaro Martín, toda una referencia de la NBA en nuestra región.
Más | Episodio 1: Luis Scola | Ep. 2: Greivis Vásquez | Ep. 3: Iván Maggi | Ep. 4: Jomar Varela-Escapa | Ep. 5: Raul Neto | Ep. 6: Pau Gasol | Ep. 7: Braian Angola | Ep.8: Sergio Hernández
En esta oportunidad, una más que interesante charla con Sebastián Ginóbili, dueño de un apellido que no esconde la realidad. Hablamos de otro miembro de una familia que respira básquet. Aunque claro, Sepo es mucho más que el hermano de Manu, leyenda de San Antonio Spurs. El ex base es uno de los mejores armadores de la historia de la Liga Nacional de Argentina, y se transformó en uno de los entrenadores jóvenes con mayor proyección en el país. Tras seis temporadas de un gran trabajo en Bahía Basket, ahora le toca afrontar un desafío diferente pero no menos especial en Instituto de Córdoba.
¡Nuevo episodio de VidasNBA junto a @AlvaroNBAMartin y Sebastián Ginóbili (@sepo20)! 🎙️
— NBA Latam (@NBALatam) June 1, 2020
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Sus comienzos en Bahía Blanca, el crecimiento en una familia particular, la transición de jugador a entrenador, su mirada de la NBA, el futuro y más, en una conversación que se puede escuchar en el siguiente link. Además, a continuación lo más destacado de la misma.
Bahiense del Norte como fábrica de talentos
"Entrando al club hay una foto que cuando la ves ahora lo tomás con naturalidad, pero cuando lo pensás en frío, es increíble que estén Pepe (Sánchez), Puma (Montecchia) y Manu (Ginóbili) en una foto con una medalla de oro. Los tres pasaron por el club desde muy chicos, y es un orgullo muy grande. Mucho mérito lo tiene la gente que dirigía al club, con el gran mérito de haber contratado durante años a los mejores entrenadores de la ciudad, para darle la posibilidad a los chicos para que pudieran crecer y aprender a jugar. Los entrenadores se encargaron de dar todas las herramientas posibles para el crecimiento de los jugadores. Hoy vas a Bahiense y tiene un nombre, una historia. Pero en ese momento era un club nuevito, y a partir de esos tres terribles jugadores se empezó a crear una leyenda no sólo en Bahía, sino en el país".
El significado de la NBA siendo chicos
"Era otro mundo, era el cielo. Me acuerdo que los primeros años que vi fueron viendo en vivo el All-Star Game de 1988, donde Jordan fue MVP. A partir de ahí empezaron a pasar las Finales, y crecimos con la historia de los Bulls, con los dos tricampeonatos. A partir de ahí era quedarse hasta altas horas de la noche para ver los partidos hasta el final pese a que al otro día teníamos que ir a la escuela. Era ver estrellas, algo totalmente inalcanzable. Y hablamos de 30 años atrás, no de 1.000 años. La verdad es que crecimos con esa historia, con la leyenda de Jordan y los Bulls, y nos empezamos a enamorar mucho más del juego y de este deporte".
Sus deseos para el básquet desde chico
"Yo tenía 12 ó 13 años, y cuando empecé a ir a los partidos de Liga Nacional empecé a tener otra sensación para con el básquet, ahí empecé a desear. Yo decía que quería estar ahí. Entonces empecé a entrenar de otra manera, invertí muchísimas más horas y traté de orientarme de lleno al básquet y al deporte, no me interesaban muchas cosas más. Obviamente que trataba de mantener la parte académica porque era una obligación familiar, pero a mi me interesaba el básquet y quería estar ahí. Veía a Miguel Cortijo como mi espejo en ese momento, y quería enfrentarlo, estar ahí. Veía a la gente en Bahía Blanca, esa pasión, y empezó a picar el bichito mucho más".
"Era un época muy exigente. Y la verdad es que lo que hizo Oscar Sánchez fue increíble, confiar en un chico de 17, 18 años que se presentaba nada más que para jugar. De lunes a viernes estaba en Bahía Blanca terminando de estudiar, me quedaba tres meses nada más de secundario. Y los fines de semana me iba a jugar, pero durante la semana me entrenaba en mi club. Fue un esfuerzo muy grande. Tuve la suerte de que Mar del Plata estaba a unas 6 horas en bus. No era muy lejos, pero era un esfuerzo. Terminaba el partido el domingo y me tenía que tomar el bus para presentarme a primera hora en el colegio el lunes. Fueron tres meses muy duros pero no me interesaba, estaba donde quería estar, sabía que las reglas de mis padres eran esas y había que cumplirlas si quería jugar donde estaba. Todo tiene un sacrificio para llegar a donde uno quiere, y tuvo que superar esos obstáculos. Fueron tres meses muy duros, pero a partir de ahí me enfoqué y no tuve que hacer más ese esfuerzo".
"Estaba donde quería estar. Si me hacían jugar en otra posición no había problema. Para mí era tratar de jugar unos minutos. Tenía compañeros que los veía por televisión, y ahora tenía la chance de jugar con ellos, viajar, pertenecer. Estaba con tipos que habían jugado 12 años en la Selección Argentina. Se generó algo increíble para mí. A partir de los años vas tomando experiencia, más en mi posición de base como mano derecha del entrenador. Tenía que comunicar, y quizás a gente con mucha más experiencia que yo. Todo lleva un tiempo de experiencia para ser el jugador que quería ser, y el que quería que el entrenador fuera. Es como en todo ámbito, cada vez que entrás a un lugar nuevo necesitás tiempo de adaptación, entender cómo son las reglas y a partir de sentirte parte".
El puesto de base y su influencia como entrenador
"Cuando llegué a la competencia quería hacer bien mi trabajo, ser un jugando ascendente, que genere respeto en sus compañeros, ser líder desde el juego. Siempre fui un jugador que vi más allá, y desde chico. El entendimiento ya lo tenía, lo que me faltaba era cómo utilizarlo. Y ahí la función del entrenador es clave, para decir de qué manera dar las indicaciones que hay que hacer. En esa época eran 30 segundos de posesión, no era el básquet de hoy, era más ordenador, de controlar el juego, hacer llegar la pelota a los anotadores. Era un básquet totalmente diferente ahora, pero no tenía pensado lo de entrenador ahí".
"Lo empecé a pensar más allá de los 30. Nosotros tenemos muchos viajes en bus entre partidos, y me empecé a sentar con los entrenadores. Tuve muy buenos, como Oscar Sánchez, Julio Lamas, Flor Meléndez, Gonzalo García... Muchos y muy buenos que me permitieron empezar a comunicarme. No tanto de básquet, sino en el tema de la gestión de personas, en cómo tratar esto o aquello. Diferentes inconvenientes que iban teniendo, y uno se va preparando de esa manera. Me gustaba eso, los escuchaba y era como una esponja para poderme asociar, incorporar nuevos conceptos e ideas, y a partir de ahí generar una propia. De escuchar varias corrientes, a mí me sirvió muchísimo para ser lo que hoy soy como entrenador".
La chance de jugar con sus hermanos
"Leandro era un excesivo tirador (risas). Pero las metía mucho. El quería jugar con la pelota en la mano y le gustaba mucho tirar, muchísimo. Entonces bueno, yo jugaba de 1, Manu y Leandro de 2, compartían posición. Me complementaba con los dos porque me gustaba hacerles llegar la pelota y que el juego pasara por el control. No tanto por mis tiros, sino para que ellos recibieran de la mejor manera. En esa época Emanuel era tirador. No era el que terminamos viendo, sino que era mucho más anotador. Yo me llevé muy bien con los dos. Con Leandro jugué más tiempo, y con Manu en la 1997-1998, donde lo descubrí como jugador. Ahí empezó a demostrar que era diferente".
El crecimiento de la búsqueda NBA sobre el talento internacional
"Yo vengo de seis temporadas en Bahía Basket, y año a año recibía entre 15 ó 20 llamados de scouts de la NBA de diferentes equipos por jugadores que jugaron en Bahía Basket. Ya saben que no se les pueden escapar ningún talento que se destaque. Los equipos están preparados para eso, y esos scouts están preocupados por su trabajo porque no se les puede escapar ningún talento que salga de Argentina, España, Italia o cualquier lugar del mundo. Están permanentemente encima y tienen una red de contacto muy grande en todo el mundo. Ser jugador de cualquier equipo del mundo ya es casi como jugar en un colegio norteamericano. No se les escapa ningún detalle, tienen todos los números y datos. Eso es lo que es tan maravilloso de la NBA".
La transición de jugador a entrenador
"Fue menos de un año. Yo me retiré en mayo de 2012 y mi idea era trabajar con los chicos de mi club pero más en el desarrollo, no tanto en la competencia. Era mi idea para los primeros años, para prepararme para ser entrenador de un equipo. Y vino Juan (Espil) para proponerme un estilo de trabajo igual con los mejores prospectos de Bahía Blanca bajo el nombre de Bahía Basket. Duró tres o cuatro meses y, cuando terminó, me llamaron a una reunión para ofrecerme ser el entrenador. Fue todo muy rápido y no lo esperaba. Me tomó un tiempo tomar la decisión, pero sabía que detrás los tenía a ellos, porque Juan era el Director Deportivo, Pepe (Sánchez) era el Presidente y todos manejábamos el mismo idioma, queríamos lo mismo y eso ayudó muchísimo a mi decisión".
El proyecto de Bahía Basket a la hora de desarrollo
"Cuando llegué a Bahía Basket había un proceso, una idea de lo que se buscaba y un grupo de jugadores jóvenes a los que apostábamos. Entonces lo único que tenía que hacer como entrenador era poner la idea y convencer al grupo de jugadores para que adopten esa idea como suya, sabiendo que por ahí íbamos a perder al principio mucho más de lo que íbamos a ganar, pero con la idea de competir, ser protagonistas, con cada jugador tomando el rol ofensivo necesario y con la posibilidad de equivocarse, que quizás es lo que hoy no tiene el jugador joven. En el error está el crecimiento, uno no crece tanto cuando las emboca todas. Ese marco no sólo fue de mi parte como entrenador, sino que también venía de Pepe y Juan. Teníamos que orientar al equipo y entender que lo que buscábamos era lo mejor para esos jugadores".
"Más allá de competir, queríamos darle el marco y las herramientas para que el jugador que empezó un día A, al día C fuera mucho mejor. Ese era el objetivo. Los jugadores entendieron eso y se brindaron al máximo, sabiendo que si querían ser parte de Bahía Basket tenían que demostrar un montón de cosas. No desde el lado basquetbolístico, porque quizás había procesos más largos en el desarrollo, pero sí desde el deseo, las ganas y el saber que se practicaba el método Bahía Basket. Había un grupo de gente que trabajaba, una periferia de profesionales que dábamos todas las herramientas posibles para que puedan desarrollarse. Gracias a Dios funcionó durante 6 años y sigue funcionando después de que me fui. Está el método y el entrenador que llega tiene que adaptarse a él, buscando los objetivos comunes. Más allá de lo que fue para mí en lo laboral, Bahía Basket también fue el lugar donde yo me desarrollé como entrenador. No sólo hubo un desarrollo de jugadores, sino que también me ayudó a mí como entrenador".
Los cambios generacionales y las diferencias de acceso e información con el pasado
"Hoy los jóvenes tienen todo al alcance de la mano. Hoy con un click en la computadora tienen cualquier información, y a partir de ello puedan tomar un camino. Desde la nutrición, la parte física, más allá de estar siempre rodeado de buenos profesionales que les muestran el camino. Lo que hoy hay y de sobra son espejos. Para nosotros, en nuestro deporte, la Generación Dorada es clave. Vos abrís cualquier portal y leés cualquier entrevista de Manu, Scola, Oberto, Nocioni, Montecchia, Delfino y demás, y son 10 meses de trabajo de un entrenador, porque explican el camino, la forma de entrenar, la mentalidad que hay que tener, el trabajo diario, el esfuerzo que hay que pasar para llegar hasta donde ellos llegaron. A veces es fácil ver a un tipo con una medalla de oro y la bandera argentina en el podio, pero hay que mirar el camino, cómo hizo un equipo de básquet argentino algo que parecía imposible... Eso es el mejor ejemplo y nosotros como entrenadores lo tenemos que mostrar, todos los días a los chicos".
"Como decíamos, con un click está todo, pero tampoco es bueno para los chicos saber que tienen todo tan fácil. Se van a encontrar con obstáculos y tienen que saber que no hay que esquivarlos, sino atravesarlos para que el camino valga la pena, para que el esfuerzo sea importante y genere un coraza grande para el deporte y la vida. Nosotros tenemos ejemplos impresionantes en la Generación Dorada, y todos los días los podemos ver, escuchar... Son ejemplos únicos para cualquier deportista".
La experiencia en la Liga de Verano de Las Vegas en 2017
"Lo que hace San Antonio es generar contactos. El invitar a entrenadores extranjeros abre puertas desde diferentes lugares. También ayudó el apellido en ese sentido. Lo que más me quedó de aquella experiencia es que le abren la puerta al mundo para ver lo que hacen, y que pude ser parte de una estructura deportiva de primer nivel mundial. Ser parte de eso fue increíble, y no desde el lado del básquet. La Liga de Verano es más una muestra, sin tanto tiempo de trabajo de equipo. Pero sí es importante desde la gestión, la comunicación entre cuerpo técnico y estructura. Fue una experiencia única que guardo en mi corazón para toda la vida".
"Con Will (Hardy, asistente de los Spurs) tenía relación porque lo conocía por Manu y a partir de ese momento nos conocimos más, y hoy en día nos seguimos mandando mensajes. Tenerlo a él como cabeza de grupo fue muy bueno, nos dio participación en todo sentido, escuchó opinión durante los juegos y las prácticas... Me hicieron sentir parte del cuerpo técnico y le agradezco mucho a Will por eso. Un día terminó un partido, me preguntó con quién iba a comer y le dije que no tenía planes. Me llevó a comer con él a otro hotel, entramos a un restaurant y nos llevan a un lugar privado donde estaba Ettore Messina, Gregg Popovich, Becky Hammon... La silla al lado de Pop estaba libre y me dijo 'esa es para vos y hasta que Emanuel no diga que va a jugar una temporada más, no te movés de acá'. Pasé esa noche y fue increíble, terminé comiendo con ellos, escuchándolos hablar sobre lo que iba a ser la planificación de la temporada siguiente. Ser parte de esa conversación y darme participación fue único. Es algo que no lo voy a olvidar jamás".
"En la Liga de Verano está todo el mundo y de buen ánimo. Además, me encontré con ex compañeros de Argentina que están trabajando de scouts en diferentes lugares y países. Me encontré con muchísima gente amiga. Es un microclima impresionante, vas pasando permanentemente de partidos, y hay una gran cantidad de gente mirando a varios juegos. Entrenadores, directores deportivos, presidentes de clubes, representantes de varias ligas... Es un mundo impresionante, y todo en Las Vegas que lo potencia como lugar. Y lo mejor de todo es que no importa el resultado. Estás para ver el juego en sí, la gente mira el talento de cada uno".
Su futuro como entrenador
"Yo digo que los primeros seis años en Bahía Basket me hicieron entrenador. Entrenar todos los días, formar, ser más docente. Ahora en Instituto quizás no es tanto de entrenador, sino más director técnico, convencer y generar una idea en jugadores con mucha más experiencia, que han jugado situaciones importantes. Son dos cosas diferentes y mucho tiene que ver el objetivo de ambas instituciones. Hoy llevo casi un año en Instituto y me siento muy cómodo en esto de generar una idea, convencer a los jugadores más experimentados en cambiar algunas cositas, jugar un poco más dinámico, tomar un poco más de riesgo, salir un poco del molde. En eso estoy enfocado hoy. Me queda un año más de contrato y quiero apostar mucho más en la temporada que viene. Después de ahí en adelante, ojalá venga algo bueno y siga disfrutando lo que hago, que es lo principal. Lo importante en esto es que no hay que quedarse en lo que uno tiene, sino que hay que perfeccionarse todos los años, buscar nuevas ideas y empezar a vivir cosas nuevas. Es parte de la experiencia de vida que siempre es trasladable a lo que uno hace. Lo importante es que disfruto lo que hago, el día a día, en formar una idea, un grupo compacto".
Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.