Tras el estreno de "The Last Dance" la fiebre por los Chicago Bulls de aquella época se ha disparado. El documental centrado en Michael Jordan y en el mítico equipo que dominó la NBA en la década de los 90 ya ha estrenado los primeros episodios y, este lunes, han llegado el quinto y el sexto.
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Tras cinco apasionantes episodios donde se ha hecho un rápido resumen a la figura del jugador de los Bulls, de cómo pasó de ser una estrella universitaria al deportista más dominante de toda la NBA coronándose como campeón en 1991. Ahora llega el momento del sexto con especial énfasis en la evolución de la figura mediática de Su Majestad, su rivalidad con los Knicks y la consecución del primer tricampeonato
Atención: alerta de spoiler
Los mejores momentos del documental ➡️ Episodio 1 | Episodio 2 | Episodio 3 | Episodio 4 | Episodio 5
Su figura pública
Llegado a la temporada 1992-1993, Michael Jordan estaba en la cresta de la ola. Alabado por todos y con sus competidores a mucha distancia de él nada parecía poder frenar o mitigar su impacto tanto dentro como fuera de las pistas. Sin embargo, un libro publicado por el periodista Sam Smith titulado "The Jordan Rules" vino a desmitificar la pulcra imagen pública del jugador de los Bulls como un ciudadano ejemplar y un compañero modelo.
En él se contaba la intrahistoria de cómo había sido el éxito de 1991 con las voces de sus protagonistas y donde se presentaba al escolta más como un villano que como un héroe de puertas hacia adentro. Aquella obra se convertiría en un éxito de ventas que despertaría un debate sobre la percepción que los aficionados tenían de Jordan así como aumentar la presión mediática sobre él. "Esta vida no es envidiable", decía MJ. "Estoy listo para dejar esta vida".
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Esto despertaría un seguimiento de Jordan nunca antes visto y acabaría incidiendo en todos los aspectos de su vida, entre ellos las apuestas. Es de sobra conocido por todo el mundo que el jugador de los Bulls era un gran aficionado a las apuestas y juegos de azar, desde los casinos hasta las cartas, tratando de ganar en cualquier ocasión y mostrando un apetito competitivo voraz. Esto le llevaría a una complicada situación en varios momentos que se muestran en el sexto episodio, uno de ellos debido a su relación con Dave Distel y el golf y por otro lado la escapada que realizaría a Atlantic City antes del segundo partido de las Finales del Este en 1993.
Todo ello haría mella en His Airness hasta el punto de mostrar una versión no tan amable de cara a los medios como había acostumbrado previamente y dando un paso atrás tras la consecución del tercer anillo con su primera retirada de las canchas.
La rivalidad con los Knicks
Caídos y desaparecidos los Bad Boys los siguientes en asumir el papel de equipo físico y agresivo en la NBA serían los New York Knicks de Pat Riley. Rápidamente Pat Ewing y compañía se convertirían en los archienemigos de los Bulls de Jordan cuyo único objetivo era tratar de tumbar al mito por lo civil o lo criminal. En el sexto episodio se pone el foco en las Finales de Conferencia de 1993 donde los neoyorquinos sorprendieron a todo el mundo al vencer en los dos primeros encuentros, poniendo contra las cuerdas a los de Phil Jackson con una estrategia que conocían muy bien de años anteriores.
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Fue entonces, unido con la escapada a Atlantic City, cuando la prensa más puso el foco sobre His Airness y cuestionando la viabilidad de un hipotético three-peat. Pero ni Jordan ni los Bulls iban a dejarse doblegar tan fácilmente. Con la serie rumbo a Chicago el equipo campeón desplegaría un dominio sinigual sobre el parqué para firmar una victoria por 20 puntos y tan solo unos días más tarde empatarla de la mano de 54 tantos de Jordan.
Los Knicks reaccionarían con una respuesta liderada por Ewing y Starks, pero la balanza se decantaría del lado de los Bulls consiguiendo ganar los dos siguientes partidos por 3 y 8 puntos de diferencia y encaminándose a sus terceras Finales consecutivas.
Rumbo al primer three-peat
Allí les esperaban los Phoenix Suns, el mejor equipo de la temporada regular en la NBA (62-20) y con el mejor jugador del momento según los expertos como Charles Barkley que había destronado a Jordan en ese año por el MVP no sin polémica de por medio. En ese contexto Su Majestad quiso demostrar ante los ojos de todo el mundo quién era el alfa dentro de la competición y que un galardón individual no significaba nada sin un anillo que lo sostuviese.
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De ese modo, Jordan golpeó primero con dos partidos inalcanzables para la inexperiencia de los Suns, incluyendo 41 puntos del escolta en el segundo encuentro que hicieron asumir a Barkley que su rival podía ser mejor que él. Sin embargo los aspirantes tendrían la última palabra, respondiendo en Chicago en un partido inolvidable que se iría a las tres prórrogas y en el que los Suns dejaron claro que no iban a darse por vencido tan fácilmente.
La serie en general se muestra como una montaña rusa, con subidas y bajadas para ambos equipos, y mucho más igualado de lo que se pueda apreciar desde fuera. Jordan tuvo que exprimir al máximo su talento para doblegar al rápido equipo de Phoenix, acabando las Finales con una media de 41 puntos y con su ansiado tercer anillo mediante un triple de John Paxson.
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