Cuando uno alcanza todas las cimas imaginables se encuentra en lo alto de una montaña, solo, admirando el horizonte. No hay más alturas que escalar, no hay ningún otro camino que recorrer, nada. Son muchos quienes se quedan ahí, disfrutando de las vistas, sin preguntarse si ahí fuera hay más cordilleras dispuestas a ser descubiertas y escaladas. Otros dedican toda su carrera a perseguir todos los picos existentes sobre la faz de la Tierra, con mayor o menor éxito. Pero todo esto queda apartado en un segundo plano si se mira con cierta perspectiva, pues tan importante es el proceso de ascenso como el recorrido de bajada.
Si se habla de estrellas NBA, las cuales han trascendido los márgenes de su propio tiempo, uno de los aspectos más fundamentales es trabajar en cómo serán recordados cuando ya sean solo un recopilatorio de números, estadísticas y premios en una lista. ¿De qué modo permanecerán en el imaginario colectivo hasta el fin de los tiempos?
Esto no es algo que se pueda conseguir de la noche a la mañana, ni siquiera lo realizado durante la etapa de esplendor de un individuo basta. Es en el ocaso de la trayectoria de estas figuras en donde los legados y las narrativas se afianzan y se consolidan, cuando el físico ya ha abandonado a las estrellas, cuando solo el recuerdo de lo que una vez fue resuena en lo más profundo de la mente de los aficionados.
Es el descenso de esa última montaña escalada lo que define al jugador, el modo en el que se baja, lo pronunciada o regular que puede llegar a ser ese camino.
Stephen Curry se encuentra justo en este punto.
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Cuando ya nadie daba un duro por Golden State Warriors la franquicia californiana demostró la solidez de su cultura, capitaneados por un Steph que recordó a todos por qué es el mejor tirador de la historia. El cuarto anillo en ocho años, el primero tras tres temporadas de vagar por el desierto. Sin embargo, el arranque de su campaña de defensa del título no ha comenzado del modo que a muchos fans del conjunto de la Bahía les hubiera gustado, con un nivel más que preocupante y sembrando la duda al respecto del proyecto.
Los jóvenes de los Warriors todavía no están listos para dar el esperado paso adelante, Thompson y Green no han mostrado su mejor versión y Poole sigue siendo más irregular de lo que Kerr necesita.
En el otro extremo del espectro se encuentra Curry. Un Stephen que ha comenzado a nivel MVP como viene siendo habitual, dejando registros más propios de su pico de carrera y que, en definitiva, reflejan el tipo de jugador que es: un competidor incansable.
La figura de Golden State ha acostumbrado a arrancar las campañas de un modo fantástico. Ocurrió en 2020 y en 2021, pero en este 2022 la cosa es un poco diferente. En esas dos ocasiones Curry tenía "algo" que demostrar, una razón por la cual dar un golpe encima de la mesa y dejar claro quién era. Meses después de lograr el anillo y alzarse como MVP de las Finales podría haberse exigido menos o empezar de un modo más progresivo. Pero con el jugador de 34 años no existe el término medio y no lo hay porque para él no hay espacio para la relajación, no con su exigente preparación física. Un entrenamiento tan militar como de vanguardia y que le permite exprimir al máximo su rendimiento y alargar su ya de por sí brillante carrera.
La excelencia continuada de Stephen Curry se ha materializado en este arranque de temporada 2022-2023 en que sus números en lanzamientos son los mejores de toda su trayectoria. Incluso superando la 2015-2016, aquella en donde fue MVP de manera unánime. Y es que en estos 16 primeros partidos de curso el base viene lanzando al 44,3% desde el triple, dejando atrás el 43,1% de la mencionada campaña y el 42,1% de la 2016-2017.
Mejores inicios al triple de Stephen Curry
Pos. | Temporada | % 3PT | Total |
---|---|---|---|
1 | 2022-2023 | 44,3% | 77-174 |
2 | 2015-2016 | 43,1% | 78-181 |
3 | 2016-2017 | 42,1% | 67-159 |
4 | 2021-2022 | 41,9% | 85-203 |
5 | 2020-2021 | 37,9% | 67-177 |
* Primeros 16 partidos, mínimo de 150 triples
Esto hace que el porcentaje de tiro real (true shooting percentage), una métrica que combina triples, tiros libres y tiros de dos, sea el más alto de toda su trayectoria. Con un excelente 69,7% de acierto en TS% Steph está liderando la NBA en este sentido, colocándose por delante de otros especialistas como Kevin Huerter (66,7%) o estrellas como Kevin Durant (65,3%). Todo ello con una tasa de uso ofensivo relativamente baja (29,7%), siguiendo la línea mostrada el curso previo donde este registro fue prácticamente idéntico.
Pero, como siempre, la aportación ofensiva de Curry no se limita únicamente al triple, algo que tiene que ver con su planificación física, pero también con su propia maduración como jugador. Año tras año ha ido mejorando su cuerpo de tal modo que es más dado a incursiones al aro, mostrando un repertorio de finalizaciones casi infinito. La estrella de los Warriors tan solo ha errado 13 de sus 55 intentos en la zona restringida, dejando un inverosímil porcentaje del 76,4%. Por poner en contexto, ha estado más acertado que otros especialistas como Anthony Davis (75%), Nikola Jokic (74,6%), Paul George (70,2%) o Devin Booker (62,1%). Rivales en plenitud física y con más armas para impactar y absorber el contacto que el #30 de Golden State.
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Mientras otros en la misma franja de edad de Stephen Curry empiezan a mirar al pasado con nostalgia y al futuro como una parca que les pisa los talones, el jugador de 34 años se mantiene firme, sin conocer todavía cuál, cómo y cuándo será su particular final. La carrera del base ha sido una constante demostración de que las curvas de aprendizaje no tienen porqué seguir un patrón único con los deportistas de élite. Tardó en explotar, dejó claro que lo suyo no era un efecto pasajero, cambió el juego y ahora no solo se encuentra en una forma envidiable, sino que ha dado muestras de poder mantenerla. Sin ir más lejos, su aportación defensiva es cada vez mejor pues cuerpo y mente están en el mismo punto, con el añadido de una basta experiencia a sus espaldas: permite el 45,5% de los intentos a sus rivales, roba 1,2 balones y desvía 2,2.
Las páginas que configuran el legado de aquellos jugadores que cambiaron para siempre la NBA y el juego se escriben en momentos como estos. Su liderazgo trasciende la cancha, al igual que su impacto. Pero conseguir prolongar bien entrada la treintena un nivel prácticamente idéntico, o incluso superior, con el que deleitó al mundo en el pasado tiene un mérito enorme.
Frente a la fuerza bruta Stephen Curry propone movimiento y ligereza. Ante la necesidad constante de conseguir números de cara a los libros de registros Stephen Curry expone su inteligencia aplicada. Si ya ha comenzado el ocaso de su carrera nadie lo diría.
Las opiniones aquí expresadas no representan necesariamente a la NBA o a sus organizaciones.