Tres derrotas, un nivel de mayor a menor pero siempre dentro de una dinámica con pocas luces para destacar... El paso de la Selección Argentina por Las Vegas, al menos en cuanto a sus amistosos, no dejó el mejor de los balances. El conjunto de Sergio Hernández estuvo lejos de su mejor nivel y terminó su etapa de partidos de fogueo con una ajustada caída ante Australia y recibiendo dos palizas frente a Nigeria y Estados Unidos. Desde luego, lejos de lo ideal, pero ¿preocupante? Sólo basta con hacer un poco de memoria...
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“Nos conocemos. No hay partidos de preparación o amistosos en los que juguemos bien, necesitamos partidos oficiales. No lo sé, es nuestra tradición. Incluso con la Generación Dorada, antes de ganar la medalla, perdimos todos los partidos de preparación", reconoció Sergio Hernández en conferencia de prensa después de medirse contra el Team USA, dejando en claro esa 'costumbre' nacional de no destacarse en los amistosos (pasó incluso antes del Mundial de China 2019).
"Aun así, no nos sentimos bien hoy. Tenemos buena química, nos queremos mucho, trabajamos juntos, entrenadores y jugadores. Estamos felices, pero no jugamos bien. Lo sabemos e intentaremos encontrar nuestra mejor forma en los próximos 13 días. Tenemos ese tiempo para enfrentar a Eslovenia. Hoy, como equipo, no como grupo humano, no nos sentimos muy bien", aclaró igualmente Oveja a la hora del diagnóstico rumbo a la recta final camino al debut del 26/7 ante los de Luka Doncic.
Vamos con cinco observaciones de lo que dejaron los amistosos del conjunto nacional, que no son más que eso. Partidos en el medio de una preparación que, para Argentina, suele ser más puertas adentro que lo que se puede ver en un juego.
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Poco volumen ofensivo
El enfoque de Hernández pasa por tratar de encontrar un equipo dinámico, que juegue rápido y sepa encontrar las ventajas para crear lanzamientos de buena calidad. Bueno, prácticamente se vio poco y nada de ello en estos amistosos. Sacando algunos destellos ante Australia, Argentina se mostró como un equipo previsible, sin agresividad, ideas ni volumen en ataque, que forzó muchas más acciones individuales de lo que intentó conectarse de manera colectiva.
Sus registros son gráficos de lo pobre que fue el nivel ofensivo: 78,3 puntos de promedio, con 39,4% de campo, 30,3% triples y más pérdidas (17,6) que asistencias (14,3).
El nivel y uso de los bases
Una parte de la explicación del bajo volumen de juego en ataque parte del nivel de los bases: Facundo Campazzo no fue el de siempre a la hora de la creación, y tanto Vildoza como Laprovittola funcionaron más como tiradores: Luca tomó 19 de sus 26 tiros de campo desde larga distancia (42,1% de acierto), y Nico fueron 20 sobre 27 intentos (20% de acierto). Y en el combinado, entre éstos últimos dos acumularon 8 asistencias contra 12 pérdidas. Poco para dos de los principales creadores de juego del equipo.
Ahora bien, lejos se está de dudar de ellos. Facu cambia el chip cuando comienza la acción oficial, y es indudable que será el mismo motor de juego de siempre cuando llegue el debut olímpico ante Eslovenia, y tanto Luca como Lapro vienen de destacarse en Europa. Fue interesante ver, además, cómo Oveja buscó combinarlos en varios pasajes de la preparación (de ahí, en parte, se explica esa mayor tendencia al triple). Más allá de los porcentajes, los dos son tiradores probados y vienen de grandes tareas en el Mundial con Argentina.
La defensa, desconectada
Permitir 96,3 puntos en tres partidos, más allá del factor de amistoso de ellos, es sinónimo de que la defensa no funcionó. Salvo en algunos pasajes frente a Australia, en el resto se vio a un equipo superado en su propio costado de la cancha. Nigeria destrozó con su potencia física y Estados Unidos exhibió todo su talento ofensivo individual (ante eso, muy pocos equipos pueden tener solución, claro).
El lado bueno de esto es que, de nuevo, es sólo una preparación que no define el diagnóstico final. Al cabo, la defensa tiene mucho de ganas, deseo, intensidad y enfioque, y Argentina necesita la competición oficial para llegar a su tope en esos apartados, como definió Hernández. Vale recordar que este equipo, hace dos años, era quizás cuestionado por su capacidad defensiva después de un flojo paso en su preparación por Francia y tras un duelo incluso ante Japón, rival inferior. Y unos días después de esos cuestionamientos se terminó consagrando subcampeón del mundo, domando defensivamente a dos rivales de elite como Serbia y Francia.
Pato Garino, una de las buenas noticias
Tras su lesión en los ligamentos de una rodilla en noviembre de 2019, el marplatense jugó apenas 10 partidos, todos en una 2020-2021 compleja desde lo individual con Zalgiris, con otras complicaciones físicas que ponían en duda su estado de forma previo a Tokio 2020. Pero las dudas, en su caso, parecen borrarse por completo. A tal punto que probablemente lo que mostró Pato es, individualmente, una de las cuestiones más positivas de toda la preparación, por varios motivos.
Primero, porque soportó sin mayores problemas el hecho de jugar tres partidos en cuatro días (19,3 minutos de promedio). Segundo, porque en esos encuentros, más allá de algo de falta de ritmo y timing lógica de la inactividad, mostró destellos de lo que es para el equipo: uno de los pilares por su trabajo como defensor y obrero. Los mejores pasajes de la preparación, frente a Australia, coincidieron con su mejor tarea, y el +21 en 20 minutos en ese partido define su impacto. Ofensivamente es para destacar lo bien que lució con su lanzamiento, sobre todo a pie firme, acumulando un 3-6 en triples en estos encuentros.
Pero lo suyo excede lo numérico. Es uno de los más destacados a la hora de los intangibles y el trabajo silencioso, y rápidamente lo dejó en claro en esta previa, ratificando una capacidad destacable para potenciarse cuando viste de celeste y blanco. El ex Orlando Magic está recuperado y listo para dar todo en un torneo que tiene como objetivo especial desde hace un buen rato.
La frescura de Leandro Bolmaro
Los amistosos permiten ver más cuestiones individuales que colectivas en mayor medida, y otra buena noticia fue la incorporación de Bolmaro en el grupo. El joven de Barcelona, cuyos derechos de Draft pertenecen a Minnesota Timberwolves, ha tenido destellos muy interesantes por ofrecer una cuota de frescura y descaro en la rotación. Confiable en el traslado, intenso atrás y con personalidad para crear desde el drible.
Promedió 6,7 puntos, 2,0 rebotes y 1,0 robos en 13,0 minutos en estos encuentros, con algunas acciones muy interesantes que muestran su calidad y potencial. A los 20 años, parece una opción fija de Oveja para los 12 que terminarán yendo a Tokio 2020.
Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.