Hace casi un mes que los New Orleans Pelicans ganaron su último partido y desde que empezó 2023 no han conseguido encadenar dos victorias seguidas todavía. La baja de Zion Williamson ha hecho que NOLA se desplome a un ritmo vertiginoso por el cual han pasado de estar en la batalla por el liderato del Oeste a estar en el límite por entrar en el Play-In. Una caída más que llamativa de uno de los equipos que mejor rendimiento había ofrecido en esta campaña y que estaba llamado a ser la gran sorpresa del año.
Las 10 derrotas seguidas de los Pelicans son el mejor resumen del momento que están atravesando. Los de Willie Green parecen haber perdido completamente la magia que les caracterizó y ahora se encuentran más cerca del equipo que eran el pasado curso. El último de sus reveses sucedió a manos de los Dallas Mavericks, quienes se impusieron por 111 a 106 en un cierre donde no estuvo Luka Doncic por lesión.
Sin hacer demasiado ruido Nueva Orleans ha dejado de funcionar en un abrir y cerrar de ojos. Y ni siquiera el regreso a las canchas de Brandon Ingram ha servido como revulsivo para cambiar la dinámica del equipo.
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La principal razón de su caída a los infiernos reside en un descenso repentino de la eficiencia ofensiva del equipo. Los Pelicans han pasado de ser el sexto mejor ataque de la NBA (114,8) a ocupar el último puesto en estos 10 últimos duelos con un deficiente 105,7 de registro. Los de Willie Green pueden excusarse en la ausencia de Zion para justificar un descenso, pero ninguna baja puede tener un impacto semejante sobre la productividad de un grupo.
Hay dos áreas que explican el porqué a Nueva Orleans se le ha acabado la magia en estas semanas. Y no, no tiene que ver tanto con la ausencia de Zion Williamson en el equipo. Más bien con uno de los nombres propios del equipo como es CJ McCollum.
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Los Pelicans vienen lanzando al 30,6% desde la media distancia y al 28,8% desde el triple frontal y en los codos. Estas marcas son dos de las peores en ambas áreas de toda la NBA en estos 10 últimos compromisos, lo cual viene de la mano del paralelo bajón de McCollum, instalado en el 31,5% de acierto exterior. Si a esto se le une que Brandon Ingram todavía está fuera de forma, con un 29,8% de campo y un 13,3% de tres se entiende cómo los de Louisiana han caído tan rápido.
“Nos quedan muchos partidos para darle la vuelta a esto”, dijo Willie Green tras la última derrota. “Nosotros cavamos este hoyo. Tenemos que salir de él".
Con este revés, los Pelicans caen al 10º puesto en la Conferencia Oeste (26-27), quedándose a tan solo una décima porcentual de quedarse fuera de la postemporada. Con 29 partidos para terminar la temporada New Orleans tiene uno de los calendarios más asequibles de la NBA (5º más fácil) por lo que pronto debería salir de su mala racha.
Las opiniones aquí expresadas no representan necesariamente a la NBA o a sus organizaciones.