El 23 de mayo toca viajar a 1982 para rememorar un partido inolvidable. Una noche que dejó grabada a fuego en la motivación sobre el rival uno de los cánticos más conocidos de la historia de la NBA. La frase que más tarde usarían todos los rivales de Los Angeles Lakers, fuese el escenario que fuese.
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La supremacía de los Lakers en los años ochenta fue prácticamente incontestable: ganaron cinco anillos y alcanzaron otras tres finales entre 1980 y 1990. Reyes de la liga, despertaron el enojo del resto de la NBA que celebraban cada derrota de aquella franquicia liderada mayormente por Magic Johnson y Kareem Abdul-Jabbar durante aquellos años. La rivalidad era encarnizada con Boston Celtics, los dos equipos más ganadores de la historia que construyeron su intensa enemistad durante la década de los sesenta disputaron seis Finales de NBA entre ellos. Boston suma 17 títulos, mientras que los Lakers acumulan 16.
Los Celtics habían sido campeones en 1981 venciendo a Houston Rockets e iban en busca de su segundo anillo consecutivo. En 1982 fueron Los Angeles Lakers los campeones del Oeste después de haber barrido a Phoenix Suns y San Antonio Spurs. Boston había eliminado a Washington Bullets y se enfrentó a Philadelphia 76ers en las Finales de Conferencia.
En las Finales del Este, los Sixers se habían adelantado por 3-1 y tenían prácticamente definida su clasificación a las Finales frente a los Lakers, pero Boston no se entregó: ganó el quinto juego en casa, venció en el sexto a domicilio y forzó el séptimo juego en el Boston Garden.
Larry Bird y Robert Parish, con Kevin McHale y Danny Ainge desde el banco, lideraron a unos Celtics que finalmente cayeron ante su gente. Andrew Toney, con 34 puntos, dominó el poste bajo y Julius Erving hizo de todo para sumar 29 puntos, 5 asistencias, 4 rebotes, 3 robos y 3 tapones. Maurice Cheeks, con 19 puntos y 11 asistencias, apuntaló a los Sixers rumbo a las Finales.
Fue durante los últimos minutos de aquel séptimo partido, con el resultado ya definido, que los hinchas de Boston empezaron a alentar a los jugadores de los Sixers. Ya no importaba que su equipo no fuera el protagonista de las Finales: solo querían ver caer a la dinastía de los Lakers. "¡BEAT L.A.! ¡BEAT L.A.!", gritaban contra los Showtime Lakers.
Los Sixers no pudieron cumplir con el pedido de los hinchas de Boston. Los Lakers se impusieron por 4-2 en las Finales de la NBA. Los Sixers tendrían revancha un año más tarde en las Finales, donde se impusieron por 4-0 e incluso Boston celebraría frente a sus clásicos rivales en 1984 con un ajustado e inolvidable 4-3 en su favor.
En 1985 los Lakers se vengarían de los Celtics, que en 1986 vencieron a Houston. Sin embargo, el último duelo entre Lakers y Boston de la década del 80 fue para los Lakers, que se impusieron por 4-2 en las finales de 1987. Lakers y Celtics volvieron a enfrentarse en 2008, con triunfo de los de Doc Rivers por 4-2, y en 2010, donde Phil Jackson llevó a sus Lakers rumbo a su último título en la NBA, sellando la serie por 4-3.
Más allá de la serie en sí y de la rivalidad entre Celtics y Lakers, el grito que surgió en aquellos últimos minutos del séptimo partido se popularizó en la NBA y cada uno de los equipos que debía enfrentarse a los Lakers, e incluso a franquicias angelinas en otros deportes, hizo suyo el canto más popular del deporte profesional de Estados Unidos: "¡BEAT L.A.! ¡BEAT L.A.!"
También en este día
- 1975: Golden State logró un récord de las Finales con 17 robos durante su victoria 109-101 sobre Washington, en el Juego 3 de las Finales de la NBA
- 1976: El pivote de Boston Dave Cowens dominó el primer partido de las Finales contra Phoenix con una actuación de 25 puntos y 21 rebotes derrotando a los Suns, 98-87. Boston finalmente se llevó su título número 13 en seis partidos
- 1978: El pivote de Portland Bill Walton fue nombrado MVP de la NBA para la temporada 1977-78. Walton llevó a su equipo a un récord de 50-10 antes de sucumbir a múltiples lesiones en los pies, jugando en 58 partidos y promediando 18,9 puntos y 13,2 rebotes
- 2002: La NBDL estableció sus nuevas oficinas de la liga en Greenville, S.C.