No podía ser de otra manera: si Damian Lillard iba a brillar en estos Playoffs, iba a ser bajo una mirada casi por debajo del radar, un tanto alejada de la valoración que se le suele dar a los mejores. Pensando que, en los papeles, no tendría la chance de encontrarse en una posición de ventaja. En definitiva, casi como una pintura de su carrera, en la que pocas veces se lo ha reconocido como una de las verdaderas y grandes estrellas de la NBA.
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Si Portland Trail Blazers, ese equipo que entró a la postemporada sin una de sus figuras (Jusuf Nurkic) y con otra con su físico limitado (CJ McCollum), está 2-0 arriba en la primera ronda del Oeste ante Oklahoma City Thunder, ese eterno protagonista con Paul George y Russell Westbrook como estandartes, en gran parte es porque Damian Lillard está demostrando que no se lo puede olvidar más. Que hay que quitar ese injusto cartel de infravalorado que muchas veces recibe.
Y el base lo está haciendo de la única manera que sabe: mostrando que la gente está equivocada, brillando con su genial calidad, ratificando esa personalidad, carácter y liderazgo especiales que mostró desde que puso un pie en la liga. Y todo, con una carga sobre sus hombros que lo empuja a una revancha: el golpe de los Playoffs pasados (fue borrado de la cancha en la barrida ante New Orleans en la primera ronda del 2018), y un duelo especial ante Westbrook y el Thunder, con quienes tuvo algunos cruces.
En la noche del martes, Dame se despachó con otro partidazo para liderar el 114-94 de Portland ante OKC, sumando 29 puntos (6-13 dobles, 4-8 triples, 5-7 libres), 4 rebotes, 6 asistencias, 3 robos y 2 tapones en 37 minutos. Todo después de los 30 tantos que había anotado en el Juego 1 para la primera victoria. Y todo después de dos años consecutivos sufriendo barridas en la primera ronda de los Playoffs, con la del 2018 doliendo muchísimo. Porque los Blazers fueron 3° y eran favoritos, pero los Pelicans estamparon un 4-0 borrando a Lillard (18,5 tantos y 35,2% de campo, cuando venía de 26,9 y 44% en fase regular).
Combining for 62 PTS, @CJMcCollum (33p/8r/5a) & @Dame_Lillard (29p/4r/6a) propel the @trailblazers to a 2-0 series lead! #RipCity #NBAPlayoffs pic.twitter.com/gx5FvsyBgy
— NBA (@NBA) 17 de abril de 2019
Pero claro, el armador no se conformar ni relaja un segundo. "Estoy feliz de esta ventaja después de mis últimas dos experiencias, pero la verdad es que no me importa. Sé lo rápido que pueden cambiar las cosas, sé que una serie no empieza hasta que ganás como visitante, y sé lo capaz que es el otro equipo. Tenemos que mantener nuestro enfoque y entender que todo lo bueno que hicimos hasta ahora no alcanzará en el tercer partido. Debemos seguir trabajando", analizó.
Estrella en los Playoffs
Su primera aparición en postemporada, en 2014, fue a lo grande. Porque definió aquella serie de primera ronda ante Houston con un triple sobre la hora que le dio a Portland su primera victoria en una eliminatoria en 14 años. Y desde ahí, con más o menos éxito, se estableció como uno de los mejores.
Por ejemplo, el del martes fue su 13° partido con al menos 25 puntos y 5 asistencias en sus 37 apariciones en Playoffs. Es el 11° en la historia con más juegos de este tipo en sus primeros 37 encuentros en postemporada.
Si contamos partidos con al menos 25 tantos, 5 asistencias y 4 triples convertidos, Lillard es el segundo en la historia con mayor cantidad después de sus primeras 37 presentaciones. Acumula 7, la misma cantidad que Ray Allen y sólo es superado por Stephen Curry (14).
Y si contamos encuentros de al menos 30 tantos, suma 11 en sus primeros 37 duelos: 22° en la historia y más que, por ejemplo, estrellas como James Harden, Kobe Bryant, Tim Duncan, Dwyane Wade, Shaquille O'Neal, Kyrie Irving, Larry Bird y la lista sigue...
Lillard, siempre, parece navegar bajo el radar. Y lejos está de preocuparse. De hecho, le preguntaron si tenía algo para decirle a la gente que dudó de Portland en estos Playoffs y que pensaba que iba a tener una rápida eliminación. ¿Su respuesta? Una palabra: "nada".
Así es Dame. Su única preocupación es la mejora constante y el éxito colectivo. Un líder como pocos. Una estrella a la altura de las mejores.