Continuamos con nuestro repaso de los mejores proyectos de cara al NBA Draft 2021 y en este caso pondremos la lupa en el joven interior surgido de North Carolina, Day'Ron Sharpe. Hablamos de un pivote de 19 años y 2,11 metros, que viene de promediar 9,5 puntos y 7,6 rebotes en 19,2 minutos durante su primera y única campaña NCAA, luego de llegar a los Tar Heels siendo considerado el 12° mejor jugador de su clase de reclutados.
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A diferencia de otros interiores que suelen aparecer en lo alto de cada proyección del Draft en estos años, Sharpe destaca por sus características de pivote de la vieja escuela. Hablamos de un jugador con un altísimo nivel de energía y muy buena movilidad, más allá de no ser un atleta explosivo, pero cuya principal virtud pasa por el juego físico cercano al aro. Es un verdadero tanque a pesar de su corta edad, lo cual sumado a su altura y predisposición al choque constante, lo volvieron difícil de contener en el nivel NCAA.
El 42,7% de las posesiones de Sharpe en North Carolina llegaron jugando posteado. Un número altísimo en el contexto actual, pero que va de la mano de sus condiciones para ganar la posición y terminar esas jugadas en la pintura. Movimientos decididos y agresivos hacia el aro. Por momentos nos recuerda a lo mostrado por Isaiah Stewart, que viene de una temporada de novato muy buena en los Detroit Pistons.
Una de las virtudes de Sharpe es su trabajo sin balón, golpeando desde temprano en la posición a su defendido y hundiéndolo lo más profundo posible, para luego recibir en una posesión privilegiada. Aquí lo vemos hacerlo frente a Luke Garza, uno de los interiores más fuertes y experimentados de la NCAA. Sharpe juega como una bola de demolición y vive en la línea de libres: tomó 7,3 libres por cada 40 minutos como novato.
Otra porción muy importante de sus puntos llegaron vía el rebote de ataque. Carga constantemente al mismo y bajó el 18% de los tiros fallados por sus compañeros, un número absolutamente extraordinario. Para ponerlo en contexto, hubiera sido la mejor marca de toda la NBA en la 2020-2021. 100% especialista.
Un interrogante con respecto a esa parte de su juego es cómo será la transición a la NBA. Y es que al nivel universitario podía dominar gracias a su ventaja de potencia, pero no siempre tendrá esa diferencia a favor ante pivotes de élite. Y aunque tiene algunos buenos movimientos, no muestra el mejor toque para terminar acciones que requieren más que una bandeja o una volcada. Por ejemplo, lanzó apenas un 31% en ganchos.
Su falta de toque es un problema en todo aspecto. Hablamos de un jugador que no anotó un solo triple en sus 556 minutos NCAA, que solo lanzó un 4-17 en dobles largos y que apenas convirtió un 50% de sus tiros libres.
Aunque su nivel técnico es bajo en lo que requiere al tiro, Sharpe muestra buenas condiciones pasadoras. Sus 3 asistencias de promedio por 40 minutos son una muy buena marca para un jugador de sus características y será importante que consolide esa faceta, para no volverse un jugador tan limitado en su aporte en ataque.
Claro que si bien mostró buena visión y predisposición pasadora, las pérdidas también fueron un problema: 4,1 por cada 40 minutos. Algo que en parte se explica por su juego de poste bajo (tipo de jugadas con un alto porcentaje de pérdidas), pero también con ciertos descuidos y apresuramientos a la hora de manejar el balón. Tiene que encontrar ese balance entre su juego súper agresivo pero sin perder el control.
Defensivamente vemos a un interior con varias cuestiones a mejorar, especialmente en términos de fundamentos y juego controlado (comete muchas infracciones), pero también con un alto nivel de energía y esfuerzo. Su tamaño y potencia es un plus importante a la hora de marcar en la pintura, aunque no se proyecta como el mejor protector de aro (1,9 tapones por 40 minutos). Sin embargo, lo que sí muestra es una más que interesante movilidad (considerando su estatura) para salir al perímetro y excelente capacidad de anticipación para meterse en líneas de pase. Sus 1,7 robos por 40 minutos son una gran marca para un interior. Acostumbrado a moverse fuera de la pintura, ya que por momentos jugó como cuatro en UNC.
Además, como sucede en ataque, es una garantía en el tablero defensivo. Después de todo hablamos de un jugador que bajó 15,8 rebotes por cada 40 minutos en su año de freshman.
Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.