Hace unos meses se cumplieron 25 años de uno de los tantos momentos históricos de Michael Jordan en la NBA, el primer gran impacto para decir que estaba de regreso después de su primer retiro. Fue la visita de los Chicago Bulls a New York Knicks del 28 de marzo de 1995, que fue recordada en su totalidad a través de la campaña #NBATogetherLive.
¿Qué tuvo de importante? Fue el regreso de Michael Jordan al Madison Square Garden tras su primer retiro, una vuelta a tan reconocible lugar que se tradujo en una actuación a la altura del mito, pues el escolta de los Bulls dejó su sello en "La Mecca" consiguiendo 55 puntos en el que era su quinto partido de temporada. Su influjo y determinación guiaron al equipo de Phil Jackson a alzarse con la victoria por 113 a 111. El famoso "Double Nickel Game".
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Se trata de uno de los partidos más memorables de Jordan, donde más allá de su prolífica anotación hizo sentir al resto de la competición que había regresado en plena forma en el mejor escenario posible y frente a los campeones del Este del curso anterior.
Usando el dorsal #45 con el que disputaría los 17 partidos de la temporada, Jordan firmó en aquella noche un 21 de 37 en tiros de campo, a lo que añadió 3 de 4 en triples y 10 de 11 en tiros libres. Redondeó la velada con 4 rebotes, 2 asistencias, 1 robo y la jugada decisiva contra John Starks.
Un partido trepidante
Los Bulls sacaron adelante un encuentro complicadísimo frente a los Knicks de Riley, que representaban uno de los conjuntos más aguerridos y complicados de toda la NBA del momento. Tras una primera parte igualada, Chicago consiguió asegurarse una pequeña renta de 6 puntos entrando al último asalto gracias al increíble acierto de un Jordan que solo conjugaba el verbo anotar.
Su Majestad superaba una y otra vez a John Starks al poste mientras los neoyorkinos castigaban la defensa interior de los Bulls a través de Pat Ewing (36 puntos). Tanto fue así que llegados a la recta final del choque, la distancia de los visitantes se había disipado y las alternancias eran la realidad imperante.
Con menos de 30 segundos para el final y empate a 109, Pippen conectaba un pase en el poste alto con Jordan, que perseguido por Starks fue en busca de romper el empate. Un pique a la izquierda, cambio de mano, pique con la derecha, una finta y magia. Jordan anotó un dificilísimo lanzamiento en suspensión para aventajar a los suyos eventualmente.
Starks mantendría con vida a los Knicks desde la línea de tiros libres, cuando el 45 de los Bulls volvió a vestirse de héroe sobre el parqué del Madison. Acosado de nuevo por la estrella local a toda cancha, Michael Jordan conseguiría zafarse de este con un espectacular crossover que le dejó en el suelo, leer la ayuda de Ewing y conectar un pase decisivo a Bill Wennington para conseguir la victoria.
"Estoy empezando a volver a ser yo mismo", dijo nuestro protagonista en el Chicago Tribune tras el partido. "Me sentí muy bien esta noche. Tiré muy bien la pelota. Me sentí en un buen ritmo", añadió. Y qué buen ritmo.
Las opiniones aquí expresadas no representan necesariamente a la NBA o sus organizaciones.