"Esto es de lo que se trata el load management", afirmó Darvin Ham al terminar el partido inaugural de la serie de Playoffs entre Lakers y Warriors. La respuesta era un mensaje directo a quienes, sistemáticamente, han puesto en duda la validez y el sentido de la gestión de las cargas, es decir, que los jugadores guarden descanso en momentos concretos o que no jueguen altos volúmenes de minutos. Una sentencia cuyo motivador era Anthony Davis, quien tan solo descansó 5 minutos en todo el encuentro y que fue pivotal en la victoria angelina (117-112). Y lo fue gracias a una exhibición defensiva en la cual ejerció de eje, de líder y de pilar sobre el que se edificó el triunfo.
El load management es, a su vez, solución y origen de los problemas en AD. Si no descansa lo suficiente su cuerpo no estará en disposición de rendir al máximo. Pero si no juega el potencial de los Lakers se reduce hasta mínimos insospechados. Encontrar el equilibrio entre lo que se necesita y lo que se quiere ha sido justo lo que Darvin Ham ha hecho en todo este 2023 y en plena batalla por el anillo, al fin se empiezan a ver los resultados.
En el Partido 1 entre Golden State y los angelinos Anthony Davis jugó 43 minutos y 50 segundos, su marca más alta en cancha desde los Playoffs de 2020 contra Denver Nuggets. Casi 1000 días después de aquello el interior de los Lakers ha vuelto a superar esa barrera y el impacto que ha tenido el interior no ha podido ser mayor, elevando a los de Darvin Ham a una victoria fundamentada en la defensa de la más absoluta élite.
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En el transcurso del encuentro, los Lakers solo permitieron 11 tiros en los aledaños del aro (63,6% de acierto de Warriors). ¿La media de Golden State en la anterior ronda y Fase Regular? 20,8 y 21,3. Pero la guinda del pastel fue su trabajo en el resto de la zona, donde bajaron el porcentaje rival hasta el sótano del Chase Center, dejándoles en una serie de 7 de 24 lanzamientos, lo que equivale a un pírrico 29,2%. Con 28 puntos en la pintura en todo el encuentro, los de Steve Kerr firmaron su peor noche en tan preciado espacio desde el Partido 3 de las pasadas Finales (26).
Si estos datos no fuesen suficiente justificación para evidenciar la superioridad defensiva de los Lakers y, por arrastre, de Anthony Davis, los de San Francisco acudieron tan solo en 4 ocasiones a la línea de tiros libres, donde conectaron 5 de sus 6 intentos. Estas cifras se incluyen entre los 11 partidos en toda la historia de los Playoffs en donde menos lanzamientos desde el tiro libre se han intentado.
Una exhibición defensiva de los Lakers que, de nuevo, tuvo a Davis como principal artífice. Ham planificó todo en torno a él, de tal modo que AD tuviera que pulular siempre en los aledaños del aro. Esa decisión restringió la libertad de movimiento de Golden State, hasta el punto de preferir intentar un triple punteado que tratar de atacar el aro.
Un aro propiedad de Anthony Davis:
El potencial de élite de AD como defensor interior es algo que siempre ha estado ahí. La única razón por la cual no lo ha podido llevar a término de manera consistente se ha debido a su estado de salud y disponibilidad. No obstante, con actuaciones como estas cuesta encontrar a otro jugador con su movilidad e impacto en toda la NBA, capaz de emparejarse con alguien de más tamaño que él o bien con un manejador rápido y menudo.
Solo así se entiende que Davis pudiera hacer esto en dos posesiones defensivas consecutivas que resultaron vitales para los intereses angelinos:
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Los Lakers asfixiaron al ataque de Golden State Warriors de tal modo que incluso la última jugada, aquella en donde el balón siempre ha de estar en manos de Stephen Curry no pudo tener un peor resultado. La mala selección de tiro de Jordan Poole queda como una anécdota si se mira la imagen al completo.
Con 15 segundos por jugar y sin presión del reloj de posesión, Jarred Vanderbilt y Austin Reaves ahogan de tal modo a Curry en un dos contra uno que termina por deshacerse de la bola. La clave de esta defensa es que ese trap acontece a más de 12 metros del aro, casi en medio campo.
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De este modo, aunque la bola hubiera llegado a Steph de vuelta tras un potencial bloqueo indirecto de Draymond, la estrella de los Warriors le hubiera sido muy complicado conseguir un lanzamiento cómodo o hubiera tenido muy complicada una bandeja cerca del aro. Basta ver la disposición espacial en el momento del pase a Green para comprobar cómo los Lakers dejaron sin mejores opciones a Golden State que ese lanzamiento de Jordan Poole:
“Dominó, taponó cuatro tiros y alteró algunos otros", dijo Steve Kerr sobre el papel de Anthony Davis tras el partido. “Eso es lo que este equipo ha estado haciendo durante los últimos meses. Han sido una de las mejores defensas de la liga por una razón y él es una gran parte de eso".
Que Golden State Warriors se viera obligado a lanzar 53 triples (50% de sus tiros de campo intentados) fue una respuesta ante una realidad: el acceso a la zona estaba vedado. Y lo estuvo gracias al enorme nivel defensivo de Anthony Davis, pero también a cómo intimidó al resto de los atacantes del conjunto de Kerr.
Un encuentro que ofreció una valiosa lección sobre el juego en la actualidad: por muy importante que sean los lanzamientos exteriores, por mucho que su valor sea superior al del resto de intentos de campo, sin una estrategia para producir cerca del aro es prácticamente imposible ganar.
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