Desde que puso un pie en la NBA quedó claro que Jayson Tatum estaba predestinado a ser una súperestrella. La manera en la que afrontaba cada ataque, su particular estilo de juego, sus influencias o su predilección por el tiro en suspensión le convertían en uno de esos jugadores que aparecen cada mucho tiempo. Figuras a las que les define la etiqueta de "anotador" hay y ha habido muchas, especialmente en la última década. Pero pocas de ellas han alcanzado el siguiente nivel y, sobre todo, han logrado romper la peligrosa condición de jugador unidimensional.
A Tatum este proceso le llevó un tiempo. Sin duda el potencial estaba ahí, pero era necesario trabajar en él, incidir en los aspectos que más le costaba dominar para así tener una imagen completa de todo aquello que ocurría en cancha. Los Celtics lo apostaron todo por él y cinco años después de su elección en el Draft, previo trade down con los 76ers a cambio del pick 1, aquel joven procedente de Duke está llamado a hacer historia.
El último jugador de la franquicia verde que logró llevarse un MVP fue nada menos que Larry Bird, hito que alcanzó en 1986 por tercera temporada consecutiva. Desde entonces ni Paul Pierce, ni Kevin Garnett, ni Rajon Rondo, ni Isaiah Thomas consiguieron hacerse con un galardón, siendo The Big Ticket el que más cerca estuvo en 2008 al finalizar 3º.
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Los verdes son la organización más laureada de toda la NBA, la única que ha ganado 17 campeonatos en el mismo emplazamiento y que ha ganado en 6 de las 9 décadas de historia de esta competición. A pesar de eso, en los últimos 30 años han tenido muy pocos momentos y razones para celebrar.
Una tendencia que está llamada a cambiar con Tatum, el predestinado.
De acuerdo a la fórmula estadística de Basketball Reference, la cual otorga una serie de probabilidades de ganar el MVP a cada jugador, el alero de los Celtics ocupa el cuarto lugar, por detrás de Antetokounmpo, Doncic y Davis. Sin embargo, los dos primeros se encuentran en contextos no ganadores y alejados de la cumbre de cada Conferencia. Solo un Giannis con dos galardones se interpone entre Tatum y la eventual gloria.
La candidatura del alero de 24 años es sólida. Es el mejor jugador en el mejor equipo de la NBA, viene de llevar a los suyos a las Finales y rozar el anillo y ahora quiere más.
Pero, ¿qué es lo que hace tan especial a Jayson Tatum? ¿Por qué se dice que es un jugador único que aparece una vez en cada generación? Es momento de explicarlo a través de cinco jugadas.
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Un jugador clutch
Jayson Tatum ha desarrollado un paquete individual que le permite anotar en prácticamente cualquier escenario ofensivo. Pero en la NBA no solo importa el qué, sino el cuándo, más cuando el partido está apretado y el tiempo empieza a acabarse. La estrella de los Celtics está demostrando que puede marcar también la diferencia en el clutch, una situación de juego que en el pasado le costó más de un momento amargo, siendo incluso una de sus deficiencias.
Con un amplio bagaje en este tipo de circunstancias, Tatum ha conseguido pulir su juego en los cierres para impulsar a los verdes en su temporada de consagración. Un hecho significativo de esto se aprecia en el balance de Boston en el clutch, donde han conseguido 9 victorias de 12 situaciones posibles siendo el ex de Duke su máximo anotador y el sexto más preciso en el tiro entre los más habituales con un 50%.
Una técnica individual muy trabajada
Lo individual siempre ha destacado en Jayson Tatum. Es uno de los mejores finalizadores de la NBA y alguien con un tiro en suspensión preciso, aunque no siempre con la mejor selección de lanzamiento. Pero una de las cosas que más llaman la atención y que, en ocasiones, se pasan por alto, es su magnífico dominio del balón.
El jugador de los Celtics posee una envergadura envidiable de 2,11 (8 cm de diferencia respecto a su altura). Esto le permite proyectar el bote bastante, siendo muy característica su manera de prolongar y driblar en diagonal para sortear rivales. Más allá de esto, la manera en la que envuelve, cambia de dirección y castiga el movimiento lateral rival le hacen un objetivo muy difícil de parar.
En esta acción en concreto, Tatum realiza lo que se conoce como hesitation (dudar en inglés), al que le añade un cambio de mano instantáneo y lo conecta con un crossover para ya ir hacia la canasta. Si eso fuera poco, se libera de Draymond Green con un reverso que le permite finalizar.
Para ver en loop
— 𝐓𝐡𝐞 𝐒𝐩𝐨𝐫𝐭𝐢𝐧𝐠 𝐍𝐞𝐰𝐬 España 🇪🇸 (@sportingnewses) December 11, 2022
Jayson Tatum ✍️pic.twitter.com/kPEFOGVNBe
Completo y determinante al poste
A nadie debería sorprender a estas alturas que el ídolo de Jayson Tatum es Kobe Bryant. Una referencia muy contraria a la tradición Celtic pero que no es otra cosa que el reflejo de cómo es su generación. Los jugadores nacidos y crecidos entre finales de los 90 y principios de la década 2000 crecieron con el mito de los Lakers como modelo a imitar sobre la cancha, razón por la cual la actual estrella de Boston tiene tantos detalles del escolta angelino.
Tatum aspira a ser la reencarnación técnica de Bryant adaptada al contexto de la actual NBA, de ahí que sea tan reconocible su influjo sobre una situación en concreto: el poste bajo.
En esta temporada el jugador de los Celtics ha dado un paso adelante como anotador de espaldas al aro, ubicándose en el percentil 96, lo cual se traduce en 1,37 puntos por posesión en 1,4 acciones por noche. Su volumen todavía está lejos de otros exteriores asiduos al poste bajo como Doncic (4,5 posesiones), Kawhi (2,3) o. Durant (2,0), pero no tiene nada que envidiar tanto en resolución como en precisión.
Las opiniones aquí expresadas no representan necesariamente a la NBA o a sus organizaciones.