Sucede una cosa muy interesante con algunos anotadores que alcanzaron su punto de esplendor en un contexto y un momento concreto de la historia de la NBA. Jugadores que cuando la tendencia del juego cambió o bien ellos perdieron su ventaja física (del tipo que fuera), su magia se desvaneció. Ya nunca más tuvieron impacto alguno, quedaron apartados o en el peor de los casos se negaron a aceptar la nueva realidad. De Moses Malone a Carmelo Anthony pasando por Allen Iverson o Bob McAdoo.
Solo unos pocos elegidos han sido capaces de cambiar y adaptarse a su nueva realidad, modificando su aproximación o centrándose en otras facetas. Esto no significa asumir un rol menor o jugar menos, sino manteniendo un volumen de minutos e importancia parecida seguir siendo diferencial.
Al nivel de maestros del juego como Oscar Robertson, Rick Barry o Chris Paul, los cuales fueron también excelentes anotadores en su punto álgido de trayectoria, se encuentra ahora mismo James Harden. Hace bastante que la mejor versión ofensiva de La Barba pasó. Un jugador capaz de igualar registros de monstruos anotadores como Wilt Chamberlain o Kobe Bryant, de terminar cuatro años seguidos entre los 3 primeros clasificados para el MVP y poner contra las cuerdas a un equipo de leyenda. Pero también es alguien a quien ha vivido un repentino bajón en su rendimiento y despliegue físico, lo cual le ha hecho ser objetivo de las defensas rivales.
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Sin embargo, algo parece haber cambiado tras la mala experiencia de los Playoffs de 2022. No es solo que esté modificando su selección de tiro como destacó hace unos meses Juan Estévez en este medio, sino que está centrando todos sus esfuerzos en convertirse en el eje del sistema ofensivo de los 76ers. Algo que, en cierta medida, no es nuevo, pero su completa fijación y el traslado de recursos hacia la dirección del ataque como un base puro sí es llamativo. Especialmente si se tiene en cuenta todo su pasado.
En la presente temporada La Barba está liderando la NBA en asistencias por partido (11,1) y sacando cierta distancia al segundo, Tyrese Haliburton (10,2). Un hecho que le convierte en el jugador que más puntos genera a través de esos pases de canasta (29,0), siendo este su mejor dato de carrera y el paso definitivo en su evolución como jugador:
Temporada | Puntos generados por asistencia | Asistencias de media |
---|---|---|
2016-2017 | 28,2 | 11,2 |
2017-2018 | 21,3 | 8,8 |
2018-2019 | 18,4 | 7,5 |
2019-2020 | 19,1 | 7,5 |
2020-2021 | 26,8 | 10,8 |
2021-2022 | 25,7 | 10,3 |
2022-2023 | 29,0 | 11,1 |
No es solo que pueda incrementar su volumen de asistencias manteniendo la esencia de su juego, algo que ya se ha visto en otros casos, sino que verdaderamente quiere y desea ejercer como director de juego, como base.
Un dato para ilustrar esto. El 73,4% de las veces que James Harden recibe el balón, este acaba en un pase a un compañero. Y aun así se las arregla para promediar 22,2 puntos con un 38,3% en triples, su registro más alto desde su última temporada en Oklahoma City Thunder (39%).
¿Y cómo lo está haciendo? A base de involucrar a sus compañeros en las acciones de bloqueo directo así como en las transiciones. El principal beneficiado de esto es Joel Embiid que ha pasado de apenas anotar en continuaciones a ser el jugador que más acciones de este tipo realiza con diferencia en toda la NBA (6,8). El camerunés está anotando el 55,2% de sus intentos en el pick&roll, incluyendo 1,38 puntos por posesión en situaciones de lanzamiento.
La llegada de James Harden ha aliviado la enorme atención que recibe Embiid de las defensas rivales y le ha dado dinamismo a uno de los sistemas ofensivos más pobres de toda la liga en cuanto a diversidad de opciones. Sí, el africano sigue destinando el 39,5% de sus ataques al poste bajo, pero más de un cuarto ya lo representa el bloqueo directo, donde es extremadamente eficiente.
Pero Embiid no es el único beneficiado de este cambio, también otros como Montrezl Harrell, que produce 1,22 puntos cuando juega el bloqueo directo con Harden. Aunque, sin duda, esta nueva faceta de La Barba permite a terceros disfrutar de opciones de lanzamiento o finalización sin apenas oposición debido a toda la atención que despierta en la defensa rival.
De este modo se entiende su alto número de puntos generados por asistencia:
El declive físico de Harden ha hecho que tenga también que cambiar su posición en la cancha. En el pasado lo más habitual era verle ocupar los codos, normalmente el derecho, desde donde se preparaba para un eterno aclarado que finalizaba en tiro o en una bandeja.
Ahora como eje de la creación en los Sixers se ha desplazado a la cabecera, lugar desde el cual controla todo aquello que sucede alrededor suyo, distribuye balones y encuentra compañeros.
En este diagrama se puede comprobar cuáles son sus principales áreas de pase:
Adaptarse a las nuevas circunstancias no es sencillo, más cuando se trata de un MVP y uno de los mejores anotadores de este siglo, pero James Harden está yendo en la senda correcta.
A sus 33 años, después de vivir su punto de rendimiento más bajo el pasado curso, ahora La Barba ha encontrado su hueco y rol en un nuevo intento por alcanzar la gloria, esta vez en Philadelphia 76ers.
Las opiniones aquí expresadas no representan necesariamente a la NBA o a sus organizaciones.