Dos de los tres primeros partidos de la serie entre Golden State Warriors y Los Angeles Lakers habían tenido a un Anthony Davis dominante, no solo por lo hecho en ataque, sino sobre todo por su habilidad para proteger la pintura y las cercanías del aro.
En esos primeros tres encuentros del cruce, Golden State apenas había sumado 40 puntos en la pintura de promedio, con AD acumulando 4, 3 y 4 tapones, respectivamente, entre el Partido 1 y el 3. Y si bien los Warriors habitualmente son un equipo de pocos puntos en esa zona interior (28° en la Fase Regular), el factor Davis los estaba transformando en uno mucho más perimetral que de costumbre.
El ajuste de Steve Kerr para el cuarto partido fue claro y a la vez, totalmente rupturista en relación al habitual sistema del ataque de Golden State, no en esta temporada, sino en toda su etapa como entrenador: usar, una y otra vez, el pick and roll con Stephen Curry.
Contra lo que podría indicar la lógica al tener a un base tan peligroso con el balón como Steph, los Warriors rara vez recurren a ese juego de cortinas directas. En la Fase Regular fueron el conjunto que menos las utilizó, representando apenas el 17% de sus posesiones en ataque. El sistema de Golden State se basa en el movimiento del balón y de los hombres, no en limitar su ofensiva a lo que pueda hacer un jugador específico con la bola. Incluso cuando ese jugador se apellida Curry.
Bueno, todo eso fue tirado por la borda en el cuarto partido, donde a sabiendas de ese problema llamado Anthony Davis, Golden State decidió modificar por completo su plan de ataque. La idea fue sencilla: pick and roll constante, siempre con el cortinador siendo el jugador defendido por Davis (Gary Payton II en la primera parte y en menor medida, Andrew Wiggins en la segunda).
¿La idea? Arrastrar a AD al perímetro (algo que está obligado a hacer cualquier grande que tenga que defender una cortina a Curry), sacarlo de la pintura y atacar esa zona rápidamente, con uno o dos pases.
Solamente en el primer tiempo, Curry ya había acumulado más posesiones de pick and roll (25) que en el primer (22) y segundo partido (23), quedando cerca de lo hecho en el tercero (28). Y durante buena parte del duelo, el plan funcionó a la perfección.
Davis terminó el encuentro sin tapones, cortando una racha de 16 partidos en Playoffs con al menos uno (sin contar un encuentro en el que salió lesionado a los 5 minutos). Además, Golden State tuvo su mejor partido en cuanto a puntos en la pintura, en muchísimo tiempo: 52 unidades.
El problema es que así como los Warriors hicieron ajustes, los Lakers hicieron los propios. Los Angeles comenzó con una defensa básica del pick and roll, con Davis y el defensor primario de Curry manteniendo casi toda la atención en Steph, lo cual liberaba espacios para el roll man (Payton) y dejaba un 4 vs. 3 para Golden State en el resto del campo, con la ventaja de tener a AD lejos del aro.
Los Warriors atacaron y le sacaron puntos a esa defensa, durante todo el primer tiempo y también en el inicio de la segunda parte.
Sin embargo, con el correr de la segunda mitad, los Lakers apostaron por una estrategia más simple, aunque también arriesgada. Cambiar la marca en la cortina y dejar a Davis con Steph, cara a cara. Y cuando el partido llegó a sus instantes finales con Los Angeles al frente por la mínima, era sabido que ese sería el mano a mano que definiría la historia.
Steph con el balón, cortina, switch y a jugar. 102-101 Lakers, 30 segundos en el reloj.
La posesión: Stephen Curry vs. Anthony Davis
Curry intentó sacarse de encima la defensa de Davis por todos los medios y ganarle en velocidad o al menos, abrirse espacio para un doble a media distancia. Sin embargo, AD se mantuvo paso a paso con Steph y lo forzó a un lanzamiento exigido sobre sus brazos largos.
Disparo fallado. Pero claro, al tener a Davis defendiendo en el perímetro, los Lakers quedaron desprotegidos para el rebote y Draymond Green pudo recuperar la bola por encima del box-out de Dennis Schröder. Balón afuera y segundo round entre Steph y Davis, ahora con menos de 24 segundos en el reloj de partido. A todo o nada.
Esta vez, Curry ni siquiera intentó llegar a la media distancia, sino que fue a por todo: su arma mortal, el tiro de tres puntos, con un pequeño step-back para escaparle a la longitud de Davis.
El resultado fue el mismo y esta vez, los Lakers pudieron asegurar el rebote vía el milagroso Lonnie Walker.
El plan ofensivo de Golden State en el cuarto partido se centró completamente en neutralizar el impacto de Davis como defensor en la pintura. Y resulta paradójico y una muestra de la versatilidad que tiene AD en ese costado, que aún así, el exPelicans haya conseguido las dos paradas defensivas que terminaron dándole la victoria a su equipo.
En el perímetro, contra el mejor tirador de todos los tiempos.