La temporada estaba en juego. Con balance negativo cualquier resultado es innecesario, más cuando se trata de los vigentes campeones. Defender un título cuando se trata de un proyecto veterano, cuyo núcleo central ya lo ha ganado todo no es coser y cantar. Los Golden State Warriors estaban contra las cuerdas, su proyecto se estaba cuestionando y la crítica amenazaba con salpicar incluso a dos vacas sagradas como Draymond Green y Klay Thompson. Solo un impecable Stephen Curry se salvaba de la quema.
Bastó una mecha para que prendiese todo. Y en ese momento, los Warriors volvieron a ser ellos mismos.
Fue una victoria, una sin mucha trascendencia desde fuera, sin grandes alardes, una más. El rival, los Knicks. La conclusión, Klay Thompson estaba de vuelta.
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“Fue una sensación increíble, especialmente cuando pasas por momentos de desacierto”, dijo. “Esta es la mejor sensación como tirador y se sintió increíble tener una noche eficiente de cara al aro. Definitivamente va a ser algo para mí sobre lo cual construir”.
Dos días después Klay anotó 41 puntos en 10 de 13 triples. Había vuelto el de siempre, y con él el resto del Big Three.
A estas alturas de la historia del proyecto de Golden State afirmar que Thompson es el catalizador emocional del equipo no es algo nuevo. La ascendencia que tiene al interno del grupo y cómo ejerce como termómetro del vestuario se ha comprobado a lo largo de estos años. Un jugador especial en todos los sentidos y que cuando está en plena forma contagia al resto.
El mejor ejemplo es que desde aquella noche frente a los Knicks los de Steve Kerr acumulan un balance de 4 victorias y 1 derrota, siendo su único traspiés un encuentro donde no estuvieron ni Klay, ni Steph, ni Dray.
✨ Stephen Curry es 𝗨𝗡𝗜𝗖𝗢
— 𝐓𝐡𝐞 𝐒𝐩𝐨𝐫𝐭𝐢𝐧𝐠 𝐍𝐞𝐰𝐬 España 🇪🇸 (@sportingnewses) November 26, 2022
✅ 33 puntos contra los Jazz
💪 Victoria y los Warriors regresan al 50% de triunfos
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El último triunfo fue significativo y revelador, pues a base de parciales y fogonazos los Warriors dieron la enésima prueba de cuál ha sido la esencia de su éxito a lo largo de casi una década. Consistencia, fidelidad a unos ideales de juego y química entre sus tres pilares. ¿El resultado? Victoria contundente sobre Utah Jazz por 129 a 118 con 33 puntos de Curry (en 13 de 23 intentos), 20 de Thompson (en 7 de 16) y 13 tantos, 5 asistencias y 2 tapones de Green. Un encuentro controlado de principio a fin por los californianos en el que el grupo al completo estuvo soberbio y funcionó al unísono. Ni un fallo a nivel defensivo de Dray, una explosión ofensiva de Klay, grandes minutos de Poole y Steph siendo Steph.
KLAY.
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Desde el mencionado duelo frente a Nueva York el equipo ha pasado de tener el 10º mejor ataque pero la 4ª peor defensa (-1,2 de net rating) a todo lo contrario, consiguiendo devolver a su juego el equilibrio que tanto necesitaba. Cada una de sus piezas vuelve a cobrar sentido, el acierto se ha generalizado, las sonrisas son la norma y no la excepción.
Si hacía falta una prueba para comprobar que los Golden State Warriors están de vuelta y a pleno rendimiento, la victoria sobre Utah Jazz es la mejor demostración.
Los californianos vuelven a estar en el 50% de victorias (10-10) y esto es solo el principio.
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