Más allá del cansancio por el regreso desde Rusia en plena madrugada (Real Madrid venció a Khimki por 100-75, en una nueva fecha de la Euroliga), Facundo Campazzo contesta la llamada de NBA.com con su carisma habitual. Nunca perderá esa cualidad de su personalidad. Es, en definitiva, parte de lo que lo hace especial también en la cancha.
El base de 27 años atraviesa un momento de madurez plena, ya establecido como uno de los pilares de Real Madrid, como uno de los mejores bases de Europa y como el gran referente de la nueva camada de la Selección Argentina, que tendrá el Mundial de China 2019 como el gran desafío del año.
Antes, claro, buscará seguir por el camino de los títulos en Real Madrid (y la defensa de la Euroliga y la ACB de España). Y así comienza una larga charla exclusiva con el cordobés.
-¿Cómo ves el presente del equipo en este momento de la temporada?
-Estamos volviendo a encontrar nuestro buen juego. Tuvimos un pequeño bajón en enero y febrero, y quizás también a fines de diciembre, pero es normal tener un bajón al haber tantos partidos. El año pasado nos pasó lo mismo, en la misma fecha prácticamente. Pero sabíamos que lo podíamos mejorar, sabíamos que trabajando día a día podíamos cambiar nuestra imagen, y ahora empezamos a encontrar nuevamente nuestro juego y la confianza. Estamos bien desde lo colectivo, y eso hace crecer a las individualidades.
-Por cómo sos y cómo son de competitivos, imagino que la final de la Copa del Rey perdida ante Barcelona todavía duele. ¿Cómo se hace para cambiar rápido el chip y enfocarse en lo que sigue?
-Si bien fue una derrota muy dura, creo que el chip lo cambiás aunque no quieras. Yo no soy alguien que quiera vivir todo el tiempo pensando en una derrota, más allá de lo difícil de sacarse esa espina clavada. Pero hay que usar ese enojo o bronca por haberse escapado el título, hay que usarlo como motivación para seguir trabajando. Es algo que nos está ayudando mucho, se aclararon las cosas que debíamos aclarar, limpiamos las malas vibras y empezamos a tener otra actitud.
-¿Qué sentiste en ese momento, en ese final del partido contra Barcelona?
-Sentíamos mucha tristeza, porque se nos fue una final en donde habíamos hecho un gran partido. Nosotros somos exigentes y, más allá de las cosas que pasaron, queríamos encontrar los motivos de la derrota. Lo hemos hecho, encontramos las razones de haber llegado a un final igualado cuando lo estábamos ganando por casi 20 puntos. Eso es lo que más bronca nos dio, porque habíamos hecho un gran primer tiempo y después se nos escapó. Nos venía pasando, pero era una final. Se nos fue el partido de las manos, y dio bronca por cómo se dio todo.
-¿Te arrepentís de las reacciones del final? Con el diario del lunes es todo más fácil seguramente...
-Con el diario del lunes es más fácil, sí. Son cosas que hago en el momento y me salen así, sean buenas o malas. Tampoco considero que eso me hace mejor o peor persona. Son cosas que me salen en el momento y por algo las hago. Al final, uno está con tantas revoluciones y emociones en un partido, que terminás reaccionando de distintas maneras. A mí me salió eso, y obviamente que está mal. No es ejemplo de nada, pero en ese momento tenía bronca y me salió así. Fue un error, y hay que pasar página.
-¿La Euroliga es una obsesión o una obligación para el Real Madrid?
-Más que obligación u obsesión, considero que es una responsabilidad. Es una competición que te demanda el 100% desde lo físico y lo mental. Cuando se habla de Real Madrid, se habla de pelear los primeros puestos, conseguir títulos. Es un club que demanda eso. Y encima los últimos años han sido súper exitosos, ganando el título dos veces. Es una responsabilidad y todos los jugadores vamos a intentar conseguir el título.
-En los dos títulos de Euroliga que decís, vos estuviste en el equipo y te tocó, quizás, un papel secundario por diferentes motivos. ¿Te gustaría vivir "tu" momento en esa etapa de definición?
-Mientras ganemos, voy a hacer lo que haga falta. En el primero era mi temporada de debut en Europa y tenía dos bases tremendos adelante, entonces sabía mi rol y lo aceptaba. El año pasado era diferente, pero tuve la mala suerte de lesionarme, y mi primer partido después de operarme y de un tiempo sin jugar fue en el Final Four. Intenté ayudar al equipo desde el lugar que me tocaba y con el físico que tenía. Pablo (Laso, el entrenador) me necesitaba ahí para defender, para que el base rival no pudiera hacer su juego. Y tampoco creo que podía dar mucho más desde lo físico, hacía un mes que no jugaba y estaba adelantándome a la recuperación. Pero en esos momentos uno quiere estar, son partidos para los que te preparás durante todo el año. Cuando me llegó aquella lesión sentí que era un poco injusto, porque me tocaba en un momento que no quería. Pero sí, me gustaría vivir un momento especial. Uno se prepara para esos momentos importantes.
-No ganar un título en este final de la temporada, ¿qué significaría para ustedes?
-Sería una llamada de atención. Si bien siempre dependerá de nosotros, también es cierto que es difícil mantenerse a un nivel tan alto como el que estamos teniendo en los últimos años, y sabemos que no siempre será así. Pero vamos a ir en busca de eso. Al mismo tiempo, no considero un fracaso cerrar una temporada sin ganar algo. Pero sería una llamada de atención. Y, al fin y al cabo, se aprenderá de eso, porque uno también aprende en las malas. Empezamos esta temporada ganando la Supercopa, y podríamos haber tenido la Copa del Rey. Ahora nos queda la Euroliga y ACB, y sabemos por donde ir a buscarla.
-Desde lo personal, ¿para vos era un año particular después de la salida de Luka Doncic, o de cierta forma era similar a la temporada pasada donde casi no estuvo Sergio Llull?
-Creo que cada año es diferente, y siempre trato de afrontarlo de la mejor manera, haciendo lo que el equipo necesite. El año pasado me tocó tener muchos más minutos que este año por la lesión de Llull, y muchas veces Luka jugaba de 2, de 3, de 4 o de 5 (risas). Este año no pasa lo mismo. Compartimos la base con Sergio, y eso me sirve mucho para poder vaciarme al 100% en el momento en que me toca estar, para darle al equipo lo que mejor sé hacer, que es mi energía, intensidad, defensa, además de manejar al equipo. Entonces, quizás es un poco diferente al año pasado, pero tengo las piernas más frescas y eso es muy positivo.
-Creo que la percepción general es que estás instalado en el lote de los mejores bases de Europa. ¿Vos te sentís así?
-Yo intento competirles a los que son los mejores bases. Intento medirme, ganarles... Quiero estar a la altura de su nivel. También pienso que cuando el equipo está en un buen funcionamiento, cada jugador está en su mejor versión. En este momento me siento con confianza, siento que le agrego cosas a mi juego constantemente. Jugar en el Real Madrid te demanda mejorar en todos los aspectos, y estar al lado de Sergio también me ayuda mucho para aprender. No me animo a decir que estoy entre los mejores bases de Europa, pero sí puedo decir que me siento con la misma confianza y con la intención de competirles cuando se me presenta la oportunidad.
-Te ganaste un lugar de privilegio en Europa, en un club como Real Madrid. Y me acuerdo que cuando llegaste, muchos dudaron de vos, te criticaron y dijeron que no estabas a la altura. ¿Te ponés a pensar a veces en cómo evolucionaste y cómo es hoy la situación pensando en lo que se decía en ese entonces?
-Creo que lo más importante es que nunca dejé de confiar en mi juego y en las cosas que soy capaz de hacer. No te voy a mentir, muchas veces leía lo que se decía, lo bueno y lo malo. Y un poco te entran las balas, incluso hasta te hacen dudar, te hacen preguntarte si realmente estabas para un equipo como el Madrid. Pero fueron muy pocas esas ocasiones. Y tampoco era que intentaba tapar bocas, o que jugaba para competir contra esas personas que decían o pensaban que no podía jugar en un equipo así. Yo seguía siendo yo mismo, seguía siendo el Facundo Campazzo que me había traído a Real Madrid, el que me hizo ganar mucho con Peñarol en Argentina y el que jugó dos Juegos Olímpicos. Traté de no perder nunca mi ADN, identidad y confianza. Sabía cuál era el camino, y también tuve la ayuda de mi familia, de mi mujer, mi representante y amigos, que me mantuvieron por el camino correcto.
-Quizás con el día a día se pierde un poco la percepción, pero ¿qué significa jugar en el Real Madrid y estar en la posición de privilegio en la que estás?
-Significa mucho. Es el mejor equipo del mundo FIBA, y los jugadores que estuvieron en la NBA, como Chapu Nocioni, dicen que no tiene nada que envidiarle. Es una responsabilidad y también es peligroso, porque al estar rodeado de tantos jugadores buenos, a veces te podés aburguesar un poco. Pero lo que yo trato de hacer día a día es competir, en cada entrenamiento y partido. No me relajo por más que esté rodeado de grandes jugadores, e intento motivarme día a día, año a año.
-¿Cómo estás viendo esta primera temporada de Gabriel Deck en el equipo? Está viviendo una situación similar a la tuya, que es saltar de ser el mejor jugador de la Liga Nacional de Argentina a jugar en Real Madrid.
-Nuestros pasos fueron casi idénticos. Y lo está haciendo muy bien. Está jugando de titular muchos partidos, con muchas responsabilidades. Casi no tuvo partidos de pocos minutos. Y respondió muy bien. Al cuerpo técnico y al equipo le gusta mucho su estilo de juego, contagia mucho, quizás no genera estadísticas en todos los partidos, pero contagia con defensa, corriendo la cancha, con los intangibles. Y eso se valora mucho en un equipo como el Madrid. Comparado con mi primer año, él está mucho más sólido y preparado. Se lo puede ver muy bien.
La felicidad por su amigo Laprovittola
Campazzo y Laprovittola crecieron casi de la mano, siendo rivales y a su vez amigos. Rivales en aquellos duelos en Argentina entre Peñarol y Lanús. Rivales ahora en España. Y amigos de la Selección y la vida. Facu, claro, disfruta viendo al ex San Antonio con un nivel estelar en la ACB, siendo el máximo anotador (16,3 puntos por partido) y asistidor (6,7) de la Liga y poniendo a Joventut entre los mejores.
-Imagino que el nivel y el presente de Nico, por su relación de amistad, te debe generar algo especial, ¿no?
-Yo lo llamo "Hardenlittola" (risas). Yo lo veo constantemente, hablo con él mucho tiempo... Todos tenemos que tomar dimensión de las cosas que está haciendo, porque es algo muy pero muy difícil de hacer, el hecho de poner entre los mejores de la Liga ACB a un equipo que el año pasado estaba peleando el descenso. Tiene una confianza tremenda, y esto era lo que necesitaba, porque demostró lo que es capaz de hacer. Si bien nosotros lo conocemos más y sabemos el talento que tiene, le hacía falta una temporada y un equipo así para que todos lo conozcan. Muy pocos jugadores hicieron lo que está haciendo, y hay que disfrutarlo y -como rival- sufrirlo a la vez.
-Si tuvieras que votar para MVP de la ACB, ¿le das tu voto?
-Y, yo le daría mi voto a un jugador de Real Madrid (risas). Pero si me das dos votos, el otro va para él.
El desafío con Luka
Campazzo es palabra autorizada para hablar del fenómeno Doncic, con quien compartió estos años de éxito en Real Madrid antes de que el esloveno pegara el salto para brillar en Dallas Mavericks.
-¿Pensabas que Doncic iba a tener el impacto que está teniendo ahora en la NBA?
-No, superó lo que podía llegar a pensar. Sabíamos las cosas que podía hacer, pero no pensé que lo iba a hacer tan bien, tan fácil y tan rápido. Está jugando como si llevara muchos años en la NBA, con una tranquilidad y confianza natural. Y le dieron luz verde en el equipo para hacer lo que quisiera. Tiene enormes estadísticas, pero también hace mejor a sus compañeros. Son las cosas que hacía acá en Real Madrid. Es algo muy difícil lo que está haciendo al ser su primer año.
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-¿Cuánto hay de cierto que le dabas con todo a Luka en los entrenamientos?
-Se lo pueden preguntar a Nico con las prácticas de la Selección... A mi me gusta entrenar fuerte, me gustar acercarme en esa situación a lo que es un partido. Muchas veces me tocaba defenderlo a Luka y lo intentaba, hasta que me llevaba al poste bajo y se me complicaban las cosas (risas).
-En el All-Star Game de Charlotte dijo que en una competencia en tiros lejanos entre vos, él y Llull, el que ganaría sería Sergio. ¿Tiene razón?
-No le voy a dar el partido por ganado... No te voy a decir que lo ganaría yo, no me voy a agrandar, pero me gustaría que me pusieran una ficha. Sé que puedo pelear una victoria en esta clase de tiros. Me gustaría una competición real. Podría estar peleado, porque a todos les gustan esa clase de tiros.
La Selección y el objetivo China 2019
-¿Es difícil manejar la ansiedad rumbo al Mundial?
-Se puede controlar. Hay momentos, como por ejemplo ahora que se viene el sorteo y te empieza a picar la ansiedad. Pero en unos días se te pasa un poco. Estar en un equipo como el Madrid te demanda el 200% desde lo mental y físico. Cuando llegue el momento de la Selección, cambiaré el chip como todos los años.
-¿Cómo fue vivir las Eliminatorias más desde afuera que desde adentro de la cancha?
-Al principio estaba nervioso y con ganas de querer estar, pero no podía hacer otra cosa que intentar disfrutarlo desde mi casa. Creo que se hicieron unas tremendas ventanas, jugando muy bien al básquet, con la identidad que buscamos. Y se armó un grupo muy grande y bueno. Estoy muy contento por cómo se dieron los resultados, por cómo jugamos en todas las ventanas, con un juego lindo para ver y dinámico. Se encontró una muy buena identidad, y ahora debemos mantenerla.
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-El grupo que se formó es algo que todos destacan. ¿Qué tiene de especial?
-Creo que la mayoría nos llevamos muy bien adentro y afuera de la cancha. Cada vez que tenemos la oportunidad, al menos los que estamos en Europa, nos juntamos y compartimos algo. Y cada vez que vamos a la Selección es como estar entre amigos. Cada año que pasa te dan ganas de volver, de que pase la temporada para estar de nuevo ahí. Siempre estamos contentos de vernos de nuevo. Y nos gusta buscar un objetivo, porque cuando te planteás metas importantes, el camino te hace unir aún más como grupo, nos hace pelearla juntos en los buenos y malos momentos. Y eso crea una mejor relación de equipo.
-¿Sienten algún tipo de presión por tratarse de su primer gran torneo con esta camada renovada?
-Siempre que vas a la Selección hay responsabilidad. La Generación Dorada nos acostumbró a poner a Argentina bien arriba, y cuando uno se pone la camiseta siempre hay algo de presión. Tenemos que animarnos. Creo que podemos llegar a competir en un muy buen nivel, podemos llegar a pelearle a rivales importantes. Quizás la diferencia que haya con Francia, Serbia, Turquía, por ejemplo, es que tienen muchos NBA o Euroliga, y a nosotros nos falta eso. Pero a la hora de un partido en un Mundial contra esos rivales, jugando como lo veníamos haciendo y poniendo un doble esfuerzo, podemos competir. Tenemos que tener la confianza y debemos creer que podemos pelear de igual a igual. Nosotros sabemos qué podemos hacer cuando jugamos bien y cuando jugamos mal. Así que veremos qué pasa.