Phoenix Suns y Milwaukee Bucks disputaron las últimas Finales de la NBA. Los dos equipos tuvieron su chance de hacerse con el campeonato (finalmente se lo quedaron los de Milwaukee) y lo hicieron unos meses después de una pretemporada desastrosa en cuanto a los números: cuatro derrotas en cuatro encuentros para Phoenix y tres caídas en tres partidos para Milwaukee.
Eso debería servir como ejemplo principal para no tener tan en cuenta al mal momento de Los Angeles Lakers (el de peor récord en este momento con 0-5) o cualquier otro equipo (hay algunos más que todavía no ganaron) en esta pretemporada. La preparación es eso, una preparación, que puede poner un punto de atención pero que no sirve para predecir lo que sucederá cuando cada resultado cuente de verdad. Ni para un posible fracaso de los Lakers en la 2021-2022 o para el éxito de Golden State Warriors, Miami Heat, Chicago Bulls, Minnesota Timberwolves o Sacramento Kings, los equipos que todavía están invictos.
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Algunas figuras descansan (los Lakers recién juntaron a LeBron James, Anthony Davis y Russell Westbrook el martes, en el quinto partido de la pretemporada), muchos otros terminan sus jornadas en el entretiempo, las rotaciones no son las mismas que veremos en la Fase Regular, la intensidad muchas veces no es la misma entre un equipo y el otro, los resultados los terminan definiendo en el último cuarto o tiempo suplementario jugadores que posiblemente después no tengan minutos oficiales con el equipo.
El ejemplo no se queda solamente en lo que sucedió con Milwaukee y Phoenix en la pretemporada pasada: esa misma también tuvo, por ejemplo, a LA Clippers con récord de 0-4 para luego terminar llegando a las Finales de Conferencia. O a unos Lakers perfectos de 4-0 que luego durante toda la temporada sufrieron ser inconsistentes.
Remontándonos unos años atrás vemos más casos similares.
En la pretemporada de la 2019-2020 los mejores récords los tuvieron Milwaukee Bucks y New Orleans Pelicans con 5-0: los de Wisconsin fueron una máquina en esa Fase Regular, pero los de Louisiana no llegaron ni al top 10 del Oeste. Por su parte Utah Jazz, que de cinco partidos apenas había ganado uno, clasificó a la postemporada.
En la campaña anterior vimos a Golden State Warriors terminar entre los tres peores equipos, consiguiendo apenas un triunfo en cinco partidos antes de empezar una temporada en la que llegaron a las Finales de la liga, compitiendo a pesar de varios problemas físicos.
Hay casos que directamente son icónicos de este tema. Dallas Mavericks jugó siete partidos en la pretemporada 2015-2016 y no ganó ninguno de ellos. En la Fase Regular ganó más del 50% de sus partidos y así clasificó a Playoffs por última vez en la era Dirk Nowitzki.
Sin llegar al extremo de no haber ganado ni un partido de preparación, ni los San Antonio Spurs campeones de 2015 (2-5 en pretemporada) ni los Cleveland Cavaliers campeones de 2016 (1-6) o los finalistas de 2017 (2-4) y 2018 (1-4) empezaron sus campañas con resultados que entusiasmaban a pesar de tener grandes planteles.
También hay una excepción que confirma la regla podría decirse: Los Angeles Lakers armó un equipo de mucho cartel para la temporada 2012-2013 y no logró ni una victoria en una pretemporada de ocho partidos, un anticipo de su comienzo de 15-21 en la Fase Regular, aunque acabaron clasificando a Playoffs con registro de 45-37 pero con un resultado realmente decepcionante en la postemporada: eliminación por 4-0 en primera ronda.
Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.
