Hay una regla no escrita entre los votantes que componen el panel de expertos que año tras año eligen al MVP que viene a decir que un candidato ha de estar necesariamente en un equipo ganador. Eso significa, a grandes rasgos, que ese jugador debe formar parte de un conjunto clasificado entre, al menos, las cinco primeras franquicias de cada conferencia. Excepciones las ha habido. Nikola Jokic en 2022 y Russell Westbrook en 2017 se hicieron con el galardón a pesar de que sus conjuntos terminaron la Fase Regular en sexta posición. Rarezas que confirman la regla en definitiva.
Esto significa que, si hubiera una receta para cocinar un MVP, esta debería cumplir los siguientes requisitos:
- Ser un jugador de primera línea, es decir, una estrella (All-Star, All-NBA, All-Defense, etc).
- Firmar números destacados en una o varias categorías.
- Estar en un equipo ganador.
La NBA, afortunadamente, tiene muchos jugadores que cumplen con los dos primeros requisitos, pero que se caen de la lista de aspirantes cuando llega la hora de hacer que su equipo sea ganador de manera regular. Solo un puñado de privilegiados consigue reunir las tres condiciones.
Entonces, ¿qué hacemos con Devin Booker?
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A lo largo de las tres últimas temporadas (incluyendo la actual) sus Phoenix Suns han terminado en 2ª y 1ª posición de la Conferencia Oeste y mientras se firman estas líneas los de Arizona tienen el mejor balance. Por su parte, Booker ha confirmado las altas expectativas que dejó en el arranque de su trayectoria en la liga. Y no solo eso, sino que ha ido dando pasos hacia adelante y madurando conforme los suyos se han transformado en un proyecto ganador. No solo es un mejor anotador, también es más inteligente, conoce mejor a sus rivales y es muchísimo más consistente atrás.
Y, sin embargo, Devin Booker ha recibido 0 votos de primera posición en los dos últimos comicios por el MVP y 2 en la segunda posición, ambos en el curso pasado. Para más inri, Derrick Rose ha sumado más apoyos como candidato al galardón que el mencionado escolta.
Sus números simples en estas tres temporadas han sido los siguientes:
- 2020-2021: 25,6 puntos con 54,3% en tiros de dos, 34% en triples, 4,2 rebotes y 4,3 asistencias
- 2021-2022: 26,8 puntos con 50,8% en tiros de dos, 38,3% en triples, 5,0 rebotes y 4,8 asistencias
- 2022-2023: 27,4 puntos con 51,5% en tiros de dos, 38% en triples, 4,8 rebotes y 5,8 asistencias
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No es que "solo" haya formado parte de uno de los mejores conjuntos de la liga en el mencionado lapso de tiempo, sino que ha ido mejorando sistemáticamente sus promedios año tras año. Una progresión constante que está detrás del éxito colectivo, pero que ha sido gracias, también, al desarrollo de otras facetas como el triple donde no era especialmente habilidoso.
¿Cuántos jugadores han logrado tener múltiples temporadas con estos registros antes de cumplir los 27? Tan solo seis: Bradley Beal (2), Luka Doncic (2), Donovan Mitchell (2), Kevin Durant (3), Jayson Tatum (3) y, en efecto, Devin Booker. La diferencia con respecto al resto es que el jugador de los Suns es el que más cursos acumula alcanzando estos números pues desde la 2019-2020 encadena cuatro campañas cumpliendo con los requisitos.
El problema de Booker reside en algo más abstracto, algo que también interviene en el proceso de votación para el MVP: la narrativa. Esto no es otra cosa que lo que se dice del jugador, el relato que le acompaña, la fuerza que tiene su candidatura desde un punto de vista público y mediático. En otras palabras, cómo de fuerte es su historia para ganarse el apoyo de aficionados y prensa.
El escolta de Phoenix ha acostumbrado a mantener un perfil bajo desde el momento que el equipo despegó en la burbuja de 2020. Sin grandes alardes, sin declaraciones fuera de tono, sin pretender abarcar más de lo que realmente es y siendo alguien sobrio. Booker no cuenta con el carisma inocente de Nikola Jokic, no tiene la atracción natural de Joel Embiid, no es un talento generacional y perpetuo candidato como Giannis Antetokounmpo y no está en un mercado de importancia histórica como Boston en el caso de Jayson Tatum.
No obstante, es una de las figuras más importante de su generación, uno de los tres jugadores estadounidenses con mayor impacto actualmente junto al mencionado Tatum y Ja Morant. Y a pesar de los números, de la progresión y de todo lo expuesto, su nombre aparece como una nota a pie de página entre los aspirantes al galardón.
Se da por hecho que Booker ha de rendir del modo que lo está haciendo debido a que Phoenix Suns es una máquina perfectamente engrasada y preparada para ganar. Pero con Chris Paul empezando su declive físico fruto de la veteranía ha sido él quien ha asumido un mayor grado de responsabilidad como líder para conseguir que el tren siga su curso. Todo gracias a su excepcional ética de trabajo pues el jugador de 26 años es un obseso del juego, alguien que vive por y para él. Lo cual ha hecho de motor en su particular ascenso a la élite de la competición.
“Ser un estudiante del juego ha sido mi único camino durante toda mi vida", dijo recientemente en rueda de prensa. "Es algo de lo que me enorgullecía a una edad temprana. Comer, pensar y dormir con este juego en la cabeza. No lo querría de otra manera. Aquí es cuando estoy más feliz”.
"Mi hermano mayor jugaba a esto y mi padre lo hizo profesionalmente. Creo que a una edad temprana me di cuenta de lo que el juego podría hacer por ti si haces sacrificios en tu infancia. Hice algunos movimientos y jugué en algunos equipos. No conocía a nadie, pero al final todo vale la pena”, añadió.
Mientras otros esperan a que hablen de ellos o que sus palabras definan quiénes son, Devin Booker lo hace a través del juego, ofreciendo noche tras noche la mejor versión posible de sí mismo. Como su padre le enseñó y como más tarde aprendió de Kobe Bryant, ídolo y mentor.
Devin Booker es el eterno candidato al MVP que ha quedado relegado a un segundo plano. Hasta ahora. Porque su temporada 2022-2023 definitivamente merece esa consideración.
Las opiniones aquí expresadas no representan necesariamente a la NBA o a sus organizaciones.