PARÍS — Dentro del mundo de los deportes colectivos hay pocas ligas capaces de trasladar su producto de un lado al otro del planeta sin que el producto final se vea apenas alterado en comparación con el original. La base sobre la que se sustentan los pilares de las competiciones deportivas contemporáneas es el público. Los aficionados son quienes verdaderamente marcan la diferencia para determinar si algo funciona o no. No se trata tanto de números, de ingresos o de interacciones en redes sociales como de la experiencia vivida en el estadio, la compenetración entre la cancha y la grada y el deseo de animar sea cual sea el resultado. La NBA movilizó su particular espectáculo más allá del Atlántico, cruzando el charco por primera vez desde que la pandemia cambiase el mundo. El lugar elegido fue el mismo que en aquel fatídico 2020 donde todo cambió: París.
La elección de los dos equipos que tomaron parte en el segundo duelo de Fase Regular en tierras francesas y el undécimo en el Viejo Continente no fue casual. La historia entre los Detroit Pistons y los Chicago Bulls viene desde muy atrás, tanto que tan solo cuatro jugadores habían nacido cuando las batallas entre estos dos conjuntos alcanzaron su punto álgido en los Playoffs (Dragic, DeRozan, Bogdanovic y Vucevic). Sin embargo, ninguno de ellos tiene recuerdos de aquel periodo, pues apenas estaban comenzando su periplo vital.
MÁS | Adam Silver y los planes de la NBA para tener más partidos en Europa: "Estamos buscando nuevas oportunidades"
El tiempo enfrió esa rivalidad, como también acabó por dejar atrás los mejores años de ambas franquicias. Pero si hay algo que perdura inalterable al paso de las décadas es la nostalgia, el recuerdo idealizado de lo que en algún momento fue. Y la NBA sabe usar ese cálido sentimiento como muy pocos, dándole un sentido tanto deportivo como comercial.
En los alrededores del estadio los aficionados franceses portaban, sobre todo, camisetas de los Bulls, pero en su espalda no aparecía el nombre de DeRozan o Vucevic, quizá sí algún valiente con la de LaVine. No, el rey era Jordan, como la última vez que Chicago visitó la Ciudad de las luces 25 años atrás.
La memoria de lo que aquel equipo realizó durante la década de los noventa del siglo pasado sigue muy presente entre todos los estratos de fans que tienen cualquier tipo de interés en la liga. Sin ir más lejos, el habitual lugar de encuentro para los aficionados en la ciudad, el conocido como NBA House, se convirtió en un pequeño e improvisado museo para algunas de las piezas más valiosas y codiciadas para los fervientes seguidores de los Bulls. Los seis trofeos de Larry O’Brien obtenidos en un periodo de ocho temporadas reposaban a unos metros del Sena. Alrededor de los mismos, una buena colección de recuerdos de un gran valor. Las zapatillas que usaron Michael Jordan o Dennis Rodman, o una parte del parquet del Chicago Stadium firmada por el conjunto de 1990, fueron algunos de los objetos que dieron forma a ese rincón.
9️⃣ campeonatos de la NBA en dos fotos 📸
— 𝐓𝐡𝐞 𝐒𝐩𝐨𝐫𝐭𝐢𝐧𝐠 𝐍𝐞𝐰𝐬 España 🇪🇸 (@sportingnewses) January 19, 2023
2️⃣ de los equipos que marcaron los años noventa #NBAParis | #NBAParisGame2023 pic.twitter.com/LPdcMfViUk
Vota ahora a tus titulares favoritos para el All-Star Game: España | México | Argentina
El partido, la gran razón por la que la NBA hace recorrer medio mundo a dos equipos en plena temporada, cumplió con creces las expectativas del público, incluso más que en 2020. Zach LaVine catalogó el ambiente de “eléctrico” en la rueda de prensa posterior, y no le faltaba razón. Algo que fue posible gracias a que los propios jugadores quisieron dar un buen espectáculo y trataron de ofrecer una pequeña píldora de lo que en esta liga se ve noche tras noche de octubre a junio.
MÁS | Victor Wembanyama está llamado a ser la próxima estrella de la NBA y tiene a toda Francia siguiendo sus pasos
Si bien no fue el duelo más competido o de mayor nivel de juego, las acciones aisladas sí merecieron la pena. Aquí reposa la razón por la que esta competición consigue tener éxito allá donde va pues hay un verdadero sentido de pertenencia y responsabilidad por parte de los protagonistas del juego para con la NBA y viceversa. Esto tiene mucho que ver con el hecho de que jugadores y equipos son socios y no se da una simple relación empleador-empleado como en otras disciplinas deportivas. Si la NBA crece, ellos también se ven recompensados. Los más veteranos saben esto y lideran con el ejemplo a los más inexpertos.
“Fue increíble”, dijo DeMar DeRozan en rueda de prensa. “Esta noche es uno de esos partidos en los que, para mí, echaré la vista atrás dentro de unos años y me daré cuenta de lo increíble que fue este momento. La atmósfera. Tener al Comisionado [Adam Silver] aquí. Tener a Magic Johnson aquí. Todos los que asistieron, definitivamente fue un ambiente muy bonito y un privilegio ser parte de todo esto”.
Un sentimiento compartido por otros, como el entrenador de los Bulls, Billy Donovan, quien reflexionó un poco más sobre la trascendencia del evento.
“Cuando tienes la oportunidad de ir a un país diferente y ver personas que tal vez sigan la NBA de alguna manera con el cambio de hora, y quién sabe a qué horas de la madrugada, resulta algo genial para la gente de aquí poder ver de cerca la NBA", comentó el técnico. “Te hace darte cuenta de que este deporte es seguido tan de cerca en todo el mundo. Fue increíble saber que se agotaron las entradas y el entusiasmo que el público mostró”.
La liga convierte en oro todo lo que toca y París se movió al son de esas tres siglas (huelga de transporte mediante), trayendo para la ocasión a un buen número de leyendas y ex-jugadores con una trayectoria notable. De un Magic Johnson que rememoró su presencia en 1991 para el Open McDonald’s a figuras de la talla de Toni Kukoc, Tony Parker, Richard Hamilton, Ben Wallace o Joakim Noah, que allá por donde fue dejó momentos para el recuerdo.
¡𝗔𝗡𝗗 𝗢𝗡𝗘!
— 𝐓𝐡𝐞 𝐒𝐩𝐨𝐫𝐭𝐢𝐧𝐠 𝐍𝐞𝐰𝐬 España 🇪🇸 (@sportingnewses) January 18, 2023
Falta y vale para Joakim Noah 😤
🎥 @S_Rabinal @DavidFerrer87 | @rolandgarros | #NBAParis | #NBAParisGame2023 pic.twitter.com/kE64BG61hB
Pero este viaje express también dio para que se produjese una imagen muy curiosa. El jugador del que, como bromearon Dwane Casey y Adam Silver, no se les permite hablar, y cuya fama y hype le preceden no perdió la oportunidad de ver de cerca a quienes serán sus rivales el próximo curso: Victor Wembanyama. El futuro de Francia está en sus manos y quién sabe si también el de la NBA. “Es alguien que puede llegar a la NBA y cambiar el juego de nuevo", reconoció DeRozan ante la pregunta de The Sporting News y razón no le falta.
👀 "Es alguien que puede llegar a la NBA y cambiar el juego de nuevo"
— 𝐓𝐡𝐞 𝐒𝐩𝐨𝐫𝐭𝐢𝐧𝐠 𝐍𝐞𝐰𝐬 España 🇪🇸 (@sportingnewses) January 18, 2023
🗣️ DeMar DeRozan responde a 𝐓𝐡𝐞 𝐒𝐩𝐨𝐫𝐭𝐢𝐧𝐠 𝐍𝐞𝐰𝐬 sobre Victor Wembanyama en el pabellón donde juega semana tras semana#NBAParis #NBAParisGame2023 pic.twitter.com/6OglvRMTW5
El futuro de la NBA a nivel internacional pasa por seguir expandiéndose y encontrando ventanas para llevar su mejor producto, el juego, allá donde los fans estén comprometidos con la causa. No es una empresa fácil, menos con un calendario de 82 partidos tan exigente, pero hay vocación y una demanda de partidos en todos los rincones del globo. Sobre todo, en Europa.
Las opiniones aquí expresadas no representan necesariamente a la NBA o a sus organizaciones.