La NBA se ha convertido con el tiempo en una de las ligas más abiertas y diversas de todo el mundo. Una competencia en la que jugadores y entrenadores venidos de cualquier parte del globo podían probar suerte y ser juzgados por su talento y no por su procedencia. La historia de Blanca Burns se incluye dentro de esta tendencia, con la diferencia de que es árbitra, una de la profesiones más difíciles del deporte.
Originaria de Torrejón en el Estado de Coahuila, su familia emigró primero a El Paso, Texas para después terminar en Oklahoma City. Tras finalizar su carrera en la universidad probó suerte como árbitra en la YMCA de OKC, categoría desde la que fue creciendo hasta ganarse un puesto en la NCAA y de ahí a entrar en la órbita NBA.
Primero lo hizo en la G League y luego pasó a la WNBA hasta que el pasado 27 de diciembre de 2021 pudo oficiar su primer partido en la NBA en el duelo entre los San Antonio Spurs y Utah Jazz. Algo que la convirtió en la primera mexicana en arbitrar un encuentro de la liga estadounidense.
Un largo camino hasta llegar a lo más alto dentro de su gremio y que ahora espera mantener, siendo su sueño el de convertirse en árbitra a tiempo completo en la NBA. Una liga en la que la diversidad y los esfuerzos por reducir la desigualdad de género y raza han sido constantes, especialmente en los últimos años.
"La NBA ha hecho un gran trabajo al ponernos ahí fuera", dijo la mexicana en una entrevista con ESPN sobre el aumento de mujeres en posiciones de poder. "Si eso continúa sucediendo, la gente no se sorprenderá al ver mujeres como árbitros. Puedo hacer un trabajo tan bueno como el de un hombre".
Ahora mismo, Burns forma parte de un grupo de nueve árbitros que trabajan a tiempo parcial con la NBA pero que no son colegiados de la propia estructura, entre las que destacan Dannica Mosher, Jenna Reneau o Cheryl Flores.
Las opiniones aquí expresadas no representan necesariamente a la NBA o a sus organizaciones.