Hay ocasiones en las que los datos no lo dicen todo en la NBA. Rara vez sucede que las estadísticas pueden mostrar una realidad mientras que el ojo humano indica toda la contraria. Este fenómeno, que se contrapone a toda lógica, afecta por igual a estrellas y jugadores de rol, a veces de un modo positivo y otras no tanto. Anthony Davis se encuentra ahora mismo atravesandon un periodo de bajón en su rendimiento bastante inoportuno para los intereses de los Lakers. Sin LeBron James, de baja indefinida por dolor en el tobillo izquierdo, y con muchas nuevas caras después de los traspasos, AD no está liderando como cabría esperar de él.
La repentina falta de intensidad y de actividad por parte del interior resulta más que llamativa. Una actitud que se ha mantenido reiteradamente en los cuatro últimos encuentros: contra Thunder, Bucks, Warriors y, en último lugar, ante los Blazers.
Si uno revisa los números tradicionales de Anthony Davis en esos días podrá constatar que, en efecto, su trabajo sobre la cancha no ha sido del todo malo: 17 puntos, 15 rebotes. Sin embargo, al mirar de cerca cómo le ha ido a la hora de anotar la cosa se complica, conectando apenas el 41,1% de sus tiros de campo, incluyendo un nefasto 5 de 19 en la victoria sobre Golden State.
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La cuestión con AD en este breve periodo de tiempo reside en su intensidad, implicación y aporte más allá de registrar números tradicionales. Por inercia, la estrella va a anotar y capturar rebotes, pero a estas alturas es necesario que haga mucho más que eso. Especialmente sin LeBron James disponible ni margen de error para el equipo en su camino al Play-In.
El lenguaje corporal delata a un jugador que tiene la capacidad y las herramientas para cambiar el destino de cualquier encuentro en el momento que pisa la cancha. De ahí que resulte tan chocante ver a un Anthony Davis tan desdibujado y que apenas interviene. Un pequeño dato para ilustrar esta situación. En el global de la temporada AD venía promediando 68 toques en ataque por encuentro, que traducía en 0,38 puntos por recepción. En este reciente lapso ese registro ha bajado a 63 toques con una producción de 0,25 tantos. Recibe menos la bola y, en consecuencia, es menos peligroso.
Algo de lo que los equipos rivales están comenzando a tomar nota. En la última derrota a manos de un contrincante directo como Portland Trail Blazers, estos plantearon una defensa zonal que les aupó a la victoria. En todo el tiempo que esta estuvo activa Davis apenas fue un factor, sin ofrecerse como alternativa en el poste medio ni castigar el rebote ofensivo.
Con prácticamente 25 partidos para terminar la temporada los Lakers necesitan cuanto antes que Anthony Davis despierte de su letargo y regrese a la versión MVP con la que sorprendió a comienzos de curso.
Las opiniones aquí expresadas no representan necesariamente a la NBA o a sus organizaciones.