No son piezas claves. No suelen estar en cancha en los momentos finales de los partidos. Apenas superan los 20 minutos de promedio y varios de ellos, ni siquiera anotan más de 10 puntos por juego. No se llevan los flashes. Y aún si todo esto es cierto, son importantes para el éxito de cualquier equipo, sin importar el nivel de la competencia.
¿De quiénes estamos hablando? De los séptimos hombres, los suplentes reales de la NBA.
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Todos estamos familiarizados con el concepto de sexto hombre: arrancan los partidos en el banco por cuestiones tácticas, pero terminan jugando tantos o más minutos que los titulares en su posición, además de ser fijas para los tramos decisivos de los encuentros. Lou Williams, Montrezl Harrell, Manu Ginóbili, Jason Terry, Jamal Crawford... sólo algunos ejemplos recientes de quienes han ayudado a moldear esa función.
¿Qué se esconde detrás de ellos? La verdadera segunda unidad. Los séptimos hombres. Los relevos genuinos. Y a continuación, nos proponemos destacar a los mejores de ellos. ¿Los parámetros? Jugar menos de 24 minutos por partido, que haya al menos 6 jugadores con más minutos que ellos en el equipo, no ser titulares y no formar parte de los quintetos más habituales en el clutch.
DeAndre Jordan
Desde la temporada 2011-2012 hasta la anterior, DeAndre Jordan fue titular en absolutamente todos los partidos que disputó: 616 sobre 616. En casi todas esas campañas, además, alcanzó los 30 minutos de promedio y fue uno de los hombres más importantes de sus equipos (Clippers, Mavs y Knicks). Sin embargo, su rol en la actual campaña con los Nets está siendo completamente diferente.
DeAndre Jordan Block party.
— NBA das Mina (@podnbadasmina) November 25, 2019
E que bloqueio! pic.twitter.com/ANii3gCTLu
El pivote está jugando apenas 21,3 minutos, pero su aporte es sólido: 7,5 puntos, 9,1 rebotes y 67% de cancha. En las últimas dos categorías, el ex Knicks está segundo en el plantel, apenas superado por el titular en su posición, Jarrett Allen. Jordan está lejos de ser el jugador de impacto que alguna vez supo ser, pero su aporte para la función del séptimo hombre sigue siendo interesante.
Thaddeus Young
Para Young, como para Jordan, su rol en la 2019-2020 es toda una novedad: entre 2013 y 2019 disputó 540 partidos, siendo titular en 531 de ellos y promediando 32,4 minutos por encuentro. ¿Qué está haciendo en Chicago? Salió como relevo en los 18 partidos y apenas supera los 21 minutos en cancha.
Los números nunca han sido el secreto del juego de Young y esta temporada no es la excepción: 9,2 puntos y 4,2 rebotes, con un 41% de cancha. Pero el aporte del ex Pacers va bastante más allá: buena defensa, toma de decisiones y experiencia para acompañar a uno de los planteles más jóvenes del torneo.
Malik Monk
Monk tiene todo para eventualmente exceder su rol actual y subir un escalón como sexto hombre. Pero por el momento, su función es bastante más limitada: no cierra los partidos en Charlotte y sólo pasa 21,2 minutos en cancha por partido, sin haber titularizado ningún encuentro (ni en esta temporada ni en su carrera).
El jugador surgido de Kentucky es un anotador puro: promedia casi 18 puntos por cada 36 minutos en cancha, algo especialmente importante en unos Hornets sin poder de gol. El problema es que todavía no ha logrado combinar la producción total con eficacia: su 30% en triples sigue siendo demasiado bajo, para un jugador que llegó a la liga con reputación de tirador. Igualmente, en una buena noche es capaz de inclinar un partido...
Jordan Clarkson
Clarkson es otro jugador con claras características de sexto hombre: especialista anotador, pero con bajos porcentajes. Sin embargo, esa no es su función en Cleveland: juega 23,1 minutos por partido y el principal relevo está siendo Larry Nance (25,9 minutos).
De todo este grupo, Clarkson es el de mejor producción anotadora: 14,9 tantos por encuentro, aunque realmente aporta poco en los otros rubros (2,4 asistencias y 2,2 rebotes). Pero claro, si tuviera un aporte más completo, seguramente no pertenecería a esta clase.
Doug McDermott
Hablando de especialistas, pocos con un rol más determinado que Doug McDermott, quien ya conoce a la perfección este tipo de función: sólo ha sido titular en 14 de 357 partidos y exceptuando su año de novato, siempre rondó entre los 17 y los 23 minutos de promedio (21,6 en la 2019-2020).
Doug McDermott makes three point jumper #MagicVsPacers pic.twitter.com/AtjUzQrPqD
— Live NBA Clips (@clips_live) November 24, 2019
McDermott pisa la cancha en Indiana con una misión clara: castigar de tres puntos y generar espacios con su buen movimiento sin pelota. Su 45% en triples es excelente y ayuda a sostener un aporte general positivo: su Net Rating de +2,8 así lo demuestra. Los Pacers son mejores cada vez que el nacido en North Dakota pisa la cancha.
Moritz Wagner
Si de eficacia ofensiva hablamos, el nombre más importante de este grupo es claramente Mo Wagner de los Wizards, quien luego de jugar poco como rookie, está encontrando un rol importante en Washington. De hecho, el alemán no es sólo el más eficaz de este grupo, ¡sino de toda la NBA! Su 72% de eFG% lidera toda la competencia.
Mo Wagner out there getting buckets on Drummond pic.twitter.com/ShFH0Krq66
— LG Just Beat Ohio State (@LGhail) November 5, 2019
Los números de Wagner por cada 36 minutos son realmente excepcionales: 23,2 puntos, 10,3 rebotes, con un 64% de cancha, un 47% en triples, un fenomenal 72% en dobles y un 82% en libres. ¿Por qué no juega más en los Wizards con semejante producción? Quién sabe... pero lo concreto es que por ahora ni siquiera le alcanza para llegar a los 20 minutos de media (19,3).
Mason Plumlee
Plumlee está teniendo la menor participación de su carrera, incluso por debajo de su año rookie: promedia 16,7 minutos por cada 36 minutos. De todas maneras, esto tiene más que ver con la gran rotación de internos de Denver (Jokic, Millsap y Grant), que con un bajón de su nivel. Por el contrario, el pivote es importante cada vez que pisa la cancha.
Mason Plumlee hustles back on defense to make the block and earn your Heads Up Play of the Day! pic.twitter.com/AUaiOwXpUt
— NBA TV (@NBATV) November 27, 2019
El ex Portland es una pieza fundamental de la mejor defensa de la competencia y así lo reflejan las estadísticas avanzadas: 99 de rating defensivo y 4,6 de defensive box plus-minus, dos cifras que lo ponen entre lo más destacado del torneo. Sus números por cada 36 minutos también confirman su relevancia para los de Malone: 15,2 puntos, 11,7 rebotes, 4,9 asistencias, 1,8 tapas y un 58% de cancha.
Dwight Howard
Si buscamos jugadores que han hecho la transición a un rol más limitado, el nombre de esta 2019-2020 es Dwight Howard. No hay dudas al respecto. El pivote parecía afuera de la liga hasta hace poco pero ha logrado revitalizar su carrera, en la mencionada función del séptimo hombre: 20,2 minutos por partido.
¿El secreto del éxito de Howard? Un gran rendimiento defensivo (12,9 rebotes y 2,6 tapas por cada 36 minutos), sumado a una enorme eficacia en ataque (75% de cancha). Todo un ejemplo de adaptación y entender (por fin) su actualidad.
Dwight has been magic for the Lakers 💪
— ABS-CBN Sports (@abscbnsports) November 20, 2019
(🎥: @NBA)pic.twitter.com/gS1ya6DKln
E'Twaun Moore
Aún con las lesiones que han plagado a los Pelicans, Moore ha visto sus minutos reducidos para la 2019-2020: pasó de 27,6 en la 2018-2019 a 22 en la actual. Sus números, de todas maneras, se han mantenido: promedia 11 puntos y 3,1 rebotes, contra 11,9 y 2,4 respectivamente en la campaña pasada.
Moore no es un escolta particularmente versátil, pero sí muy rendidor dentro de su función. El ex Chicago lleva tres campañas consecutivas con un Net Rating positivo, incluyendo el +1,3 que ostenta en la actual.
Patty Mills
Si hubiera que elegir al rey de los séptimos hombres, Patty Mills sería un candidato firme. Ya sea porque tenía a Manu Ginóbili por delante o últimamente a Derrick White, el base australiano siempre ha sido clave para el engranaje de Popovich, apenas superando los 20 minutos por partido (22,3 en la 2019-2020).
Cuando Mills está en cancha, los Spurs juegan mucho mejor que sin él. Su Net Rating de +17 es sencillamente excepcional y uno de los pocos puntos positivos dentro de un San Antonio en crisis. Intensidad, presión defensiva y por supuesto, una gran mano de tres puntos, explican su impacto para los texanos.
Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.