Kawhi Leonard como pasador en Los Angeles Clippers: la nueva dimensión del "Cyborg"

Sergio Rabinal

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Cuerpo del futuro, mente clásica. Kawhi Leonard levanta admiraciones por donde pasa. San Antonio Spurs le recordará como el artífice de su último anillo, y Toronto como el salvador de los Raptors. Sin embargo, el nativo de California no ha reinventado el básquet, no lo ha llevado a una nueva dimensión, y ni siquiera ha ofrecido un prisma diferente con el que mirar el juego. Simplemente ha pulido los fundamentos más básicos de la interpretación de la fluidez ofensiva.

Su pique es una extensión de sus piernas: no disocia, acompaña; su lanzamiento no fluye en una única fase como indica la tendencia marcada por Stephen Curry o Klay Thompson, más bien se levanta en tres fases: surgiendo desde una flexión sobrehumana, pasando por un touching perfecto y un salto más que correcto; sus recursos en la finalización incluyen el paquete básico: bandejas, pérdidas de paso, contados eurosteps y flotadoras. Por encima de todo, en Leonard destaca un control absoluto de la ecuación que rige el básquet, como una suerte de inspiración natural y física, donde tiempo y espacio se conjugan en una misma frase que es reiterada una y otra vez durante los 48 minutos que suele durar un partido de la NBA.

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El apoyo, el pivote, en definitiva, la pausa. Leonard controla como pocos el segundo extra en el que todo sucede, donde la paciencia del jugador brilla y la pequeña ventana de oportunidad se abre. En realidad, da igual, en uno o dos tiempos, la parada es mortífera, conforme cae y se detiene un mundo de posibilidades se descubre ante sí. Sus gigantes manos, una visión periférica envidiable y un tren inferior que haría las delicias de cualquier deportista de invierno entran en acción y los puntos se suceden.

Hasta el momento, la versión que habíamos visto del dos veces MVP de las Finales se había reducido a la anotación por inercia y volumen, demostraciones en las que mostraba su precisión cerca y lejos del aro para conducir a sus equipos a lo más alto, siguiendo una senda más o menos recta. Su llegada a Los Angeles Clippers iba a significar un cambio gigante a la hora de jugar, quizás no a primera vista, pues la importancia en el equipo y su protagonismo no estaban en absoluto en entredicho. Pero quizás sí en cómo se desenvolvería en cancha. Con un Doc Rivers entregado al bloqueo y continuación, al 2 por 2 más puro y que tiene tantas aristas, el alero tendría que adaptarse en pos del grupo. Kawhi era un asterisco en una NBA que entre el 40% y el 30% de las jugadas en la pasada temporada regular finalizaban de esta forma

En sus anteriores experiencias en San Antonio Spurs y Toronto Raptors, el uso del bloqueo directo como opción anotadora apenas rozó el 23% sobre el total de posesiones jugadas, un número considerablemente inferior a la tendencia de la liga que en Leonard todavía era un factor latente. Desde la temporada 2015-2016, la NBA publica automáticamente en su apartado de estadísticas el conteo de tipos de jugadas, métricas y promedios avanzados de jugadores y equipos, una herramienta abierta a todo el mundo con la que indagar en los mecanismos que hacen funcionar un equipo de básquet y a sus integrantes.

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Desde aquella 2015-2016, año de explosión de Leonard en los Spurs, el porcentaje de uso y eficencia del alero en este tipo de situaciones como manejador ha ido en aumento. Aunque la tendencia siempre ha sido al alza, no es tan significativo como el salto que se produce desde que abandonó Canadá rumbo a California en la Agencia Libre de 2019. Un incremento alrededor del 30% del uso promedio de situaciones de pick and roll en la que Kawhi ejerce como manejador, que ha supuesto una nueva dimensión hasta ahora inexplorada en su juego y que podría representar el inicio de una era de dominación a cargo del dos veces ganador del Jugador Defensivo del Año.

Temporada % Posesiones Posesiones de media Puntos por posesión
2015-2016 12,7% 2,5 1,02
2016-2017 24,7% 5,6 1,01
2018-2019 26,8% 6,3 1,01
2019-2020 44,1% 12,9 1,03

Ese uso desmedido del bloqueo y continuación conlleva otra consecuencia derivada que refleja el tipo de uso que Doc Rivers quiere darle a Leonard. Consciente el técnico de que las defensas intuyen y preveen la mayor parte de sus movimientos en su trayectoria hacia el aro, tratando de limitarlo al máximo por su efectividad en la zona restringida, Rivers ha querido o, más bien, ha optado porque Kawhi ejerza como facilitador. 

El descubrimiento y moldeación por parte de Gregg Popovich hizo de Leonard un jugador proyecto en lo ofensivo. Su importancia atrás quedaba fuera de duda, pero sus fallas en ataque y especialmente con balón hacían de él una presa fácil para los rivales. Conscientes de ello y con el adiós de Tim Duncan, entregaron al californiano las llaves del ataque en 2016. Este ha ido creciendo desde aquel momento a partir del aclarado, donde se hizo el rey en Texas, hasta dominar todos los aspectos del 1x1 y el 2x2, claves en la NBA contemporánea.

La siguiente barrera a dominar es el pase. No es que el de los Clippers resultase un peligro con el balón en las manos, una máquina de perder balones con 1,5 balones perdidos por encuentro en toda su carrera. Pero, a decir verdad, su ratio de asistencias/pérdida ponía en entredicho su condición de jugador de equipo, de llave del rendimiento colectivo, oscilando entre 1,30 y 1,60 asistencias por pérdida, bastante bajo en comparación a otros jugadores de su calibre.

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La temporada 2019-2020 ha servido para ver una nueva cara en Leonard (no literalmente), pues ha conseguido dar a su repertorio ofensivo otro enfoque, apostando no tanto por la creación para sí, sino para el grupo. Que no se malinterprete, no es que antes no lo hiciese, sino que ahora desde la banda se incita a ello, porque el contexto importa y estos Clippers están diseñados para ser una única voz, una sinfonía afinada que camina con paso firme hacia lo más alto.

Kawhi Leonard está promediando un récord de carrera en asistencias y no por un pequeño margen, sino multiplicando por casi 3 sus registros del curso pasado. Si el alero en su etapa en Toronto promedió 3,3 en 60 partidos, en este arranque (4 partidos) ha elevado la cifra a 6,2 con solo una pérdida más por partido (de 2 a 3).

Y es que "Leonard está centrado en convertirse en un buen creador de juego", decía Rivers tras el encuentro ante los Lakers. Un cambio de 180 grados en su acercamiento a la ofensiva que está haciendo de los Clippers el mejor ataque de lo que llevamos de temporada: con 119,1 puntos por 100 posesiones, números que ascienden a 120 puntos por 100 posesiones cuando Kawhi está en cancha y que, por añadir más datos, suponen 2,03 asistencias por pérdida colectivas, contra 0,97 cuando este no está sobre el parqué. Números que asustan y una realidad visual que llama la atención comparándolo con su versión canadiense.

Pick&Roll como epicentro

Como se apuntaba más arriba, la clave del incremento ha sido el cambio de estilo, focalizándolo todo alrededor de una forma de juego que está atornillada al propio básquet, que van de la mano y que uno no se entiende sin el otro: el pick&roll. La asociación ofensiva más básica, entre grande y pequeño (quizás esto en tiempos pretéritos) está dando unos resultados magníficos a los angelinos. Nada que deba sorprendernos, puesto que los Clippers fueron el equipo que más posesiones jugó el pasado curso de toda la liga, representando el 29,7% sobre el total de posesiones que acabaron en un intento de canasta. 

Es evidente que Leonard ha encajado como un guante en el ecosistema de Rivers, un estilo que explota su particular movimiento secuencial con el balón en las manos, con el que siempre acaba encontrando el espacio donde operar y producir. Kawhi es un jugador numérico y robótico, no por lo humano de su perfil, sino más bien por cómo se desenvuelve en la cancha y en los registros, alcanzando una perfección más propia de un videojuego.

En su nuevo destino dispone de un amplio abanico de opciones sobre las que orbitar: Montrezl Harrell, Lou Williams, Landry Shamet, Patrick Patterson, Ivica Zubac y un Paul George por descubrir. Al contrario del uso desmedido en situaciones de mano a mano, aclarado y sin balón con las que maravilló en los Raptors, Rivers le ha dado las llaves del ataque junto a Williams para desarollar su juego. Las asistencias han comenzado a producirse casi por pura inacción, por la simple y llana lectura de las ayudas y de la defensa del bloqueo directo. Los rivales tienden a cerrarse sobre Leonard para tratar de minar su efectividad anotadora, obligándolo a no tener el balón en las manos. Asumiendo lo visto a lo largo de sus 8 temporadas en la NBA, el alero nunca ha sido un gran asistente. Sin embargo, esa lectura por parte de los staff técnicos parece vaga, pues sí ha sido un gran pasador por su perfecta comprensión de los espacios ocupados y a ocupar.

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Kawhi Leonard

En su nuevo destino aparecen tres figuras clave con las que ha tenido una química en cancha instantánea: Landry Shamet, Montrezl Harrell e Ivica Zubac. Un exterior y dos internos. 

Con Shamet la clave reside en un tipo de sistema explotado en los años anteriores por Golden State Warriors y Brooklyn Nets de forma más célebre. Consiste en usar al tirador como bloqueador en acciones de pick&pop clásico o en split: Shamet finta que pone una pantalla y rápidamente se abre para el lanzamiento. La unión de ambas figuras representa el 15,4% del volumen de asistencias entregadas por Kawhi en este curso, que han dejado un altísimo 57,1% de acierto para el sophomore desde la línea de tres.

Por otro lado, con Harrell y Zubac, Leonard ha encontrado la horma de su zapato, pues ambos bloqueadores siempre encuentran el espacio y el momento idóneo para "caer" en el desbloqueo y darle una línea de pase pura y clara al alero. Con Harrell es con quien mejor se ha entendido en cancha, representando el 16,2% del total de sus asistencias y llevándolo a anotar el 60% de sus tiros de campo intentados, mientras que con el jugador nacido en Bosnia esto significa un 41,7% en tiros de campo y un 14,5% del volumen.

Jugador Volumen de asistencias Media de pases Media de asistencias %T2 %T3
Landry Shamet 16.2% 5,6 1,0 50% 44,4
Ivica Zubac 14,5% 5,0 1,0 41,7% -
Montrezl Harrell 18,5% 6,4 1,8 60% -

En definitiva, el Kawhi Leonard de los Clippers es un jugador completamente nuevo. Puede parecer el mismo, puede resultar similar al ojo humano y en realidad no ha variado apenas su juego y estilo en cancha, pero los números y el metraje en video apuntan hacia una nueva dimensión de un jugador que ha demostrado ser diferencial en un equipo, que ha hecho de los Raptors un equipo campeón y cuya baja hizo peligrar el récord de temporadas en Playoffs seguidas de los Spurs.

No hay que subestimar jamás a The Claw, ni siquiera dar por sentado todo aquello que ya se conoce, pues su capacidad para adaptarse a las circunstancias está a la altura de pocos en la NBA. Tiempo y espacio marcan su tempo y subyacen en su juego de manera constante, una latencia que recorre cada lámina de madera del Staples Center noche tras noche.

Las opiniones aquí expresadas no representan necesariamente a la NBA o sus asociaciones.

Sergio Rabinal

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Sergio es productor de contenido en las ediciones en español de The Sporting News. Desde 2018 desempeña las funciones de productor senior de contenido NBA. A lo largo de ese tiempo ha cubierto dos All-Stars, Basketball Without Borders y el NBA Paris Game, así como otros eventos. Pesimismo de la inteligencia, optimismo de la voluntad.