Ni siquiera la emoción del estreno oficial de un estadio nuevo, moderno y revolucionario pudo generar un sabor de boca diferente para Golden State Warriors después de su primera noche de la temporada 2019-2020. Es más, ese cambio de escenario hasta pudo poner sobre la mesa un alto grado de nostalgia por un pasado muy cercano que, a su vez, parece lejano. Porque esta nueva versión de los de Steve Kerr está a años luz del equipo dominador del último lustro, ese que marcó una dinastía sensacional y pocas veces vista en la historia.
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Es cierto que Los Angeles Clippers es probablemente el máximo candidato para este nuevo curso, y que estrenarse ante esa exigencia hace todo aún más difícil. Pero el 141-122 a favor de Kawhi Leonard y compañía fue una daga para los Warriors. Un golpe que, más que nada, es un baño de realidad absoluta, porque los de San Francisco no están (al menos por ahora ahora) para los primeros planos.
"Esto no es algo de una noche. Esta es la realidad, y habrá noches así a lo largo de la temporada. Tenemos que atravesarlas, seguir luchando y mejorando. Ese es el plan", señaló el entrenador Kerr, padre de la criatura de este equipo de época que encara una reconstrucción después de muchos cambios, como las salidas de Kevin Durant y Andre Iguodala, que se suma a la lesión de Klay Thompson.
Stephen Curry y Draymond Green son los únicos toques del pasado glorioso. Y su debut en la 2019-2020 no fue el ideal. El base sumó 23 tantos, pero con 2-11 en triples y 8 pérdidas en 30 minutos. El ala pivote totalizó 11 tantos, 4 rebotes y 3 asistencias en 28 minutos, donde su +/- fue el peor del equipo (-35). Para colmo, sufrió un golpe en el codo derecho que lo complicó durante el encuentro.
El propio Draymond, lejos de buscarle el vaso medio lleno a la situación, no tuvo filtros para el análisis: "No soy una persona de victorias morales, no voy a decir que de esto se puede construir algo. Realmente dimos asco y tenemos que mejorar".
Hay un par de datos históricos que magnifican el efecto. Los 141 puntos recibidos fueron la mayor cantidad permitida por los Warriors en casa para una noche de apertura de temporada, y el -19 pero la cuarta peor derrota como locales para abrir un curso. Sí, la defensa quedó marcada como un problema (de hecho, los Clippers anotaron un 62,5% campo). Algo que Kerr resaltó durante la pretemporada. "Cuando tenés tantos jóvenes como nosotros, habrá situaciones complicadas que aún no vieron ni reconocen. Habrá piedras en nuestro camino de crecimiento, pero tenemos que luchar. Hay que enseñarles a estos jóvenes, ayudarlos para que mejoren", explicó.
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De todas maneras, el tres veces campeón con Golden State acepta la situación con esperanza de corregirla. "La verdad es que esto no está bueno. Perder apesta, no es divertido. Pero ésta es la realidad de la NBA. En los últimos cinco años estuvimos viviendo en un mundo que no se supone que existe. Cinco años repletos de récords, una época que quizás nadie tuvo en la historia. Y ésta es la realidad. Tenemos a 9 jugadores menores de 23 años, y en muchos aspectos estamos empezando desde cero. Tenemos que ser pacientes, luchar y continuar enseñando para que el resto lo reciba. Sé que mejoraremos", cerró.
Los grandes días de espectáculo parecen atrás para los Warriors. Toca empezar de nuevo y luchar en una temporada que pinta para ser larga y complicada. El próximo partido será el domingo, visitando a Oklahoma City Thunder.
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