En Qatar 2022, una legendaria carrera mundialista llegará a su fin. Y no será dentro de la cancha.
El narrador mexicano Enrique Perro Bermúdez estará relatando su último Mundial. Busca despedirse de la máxima justa futbolista del orbe por la puerta grande y bajo sus propios términos.
“Es por los años. Empecé joven, a los 27 años de edad en Argentina 78. Voy a narrar mi Mundial 12. Nadie en México los ha narrado, ni en Estados Unidos. Hablo de narración, no de ir a hacer programas, periodismo”, dijo el Perro a The Sporting News. “Y yo pienso que quiero irme cuando la gente dice, ‘¿por qué se va? Si todavía tiene con qué’, en vez de, ‘que se vaya’”.
El narrador de 72 años de edad solo se está retirando de los mundiales. Todavía tiene un contrato de dos años más con Univisión. En Qatar 2022 narrará toda la acción para Televisa/TUDN en México.
“Otra Copa del Mundo, no la narro. Esta es la última”, indicó.
A lo largo de su trayectoria de 44 años como comunicador, Bermúdez ha relatado un sinfín de eventos de futbol, pero para él, los Mundiales no tienen comparación.
“Es lo máximo, lo más grande que puedes narrar es un Mundial. Así de fácil. La Liga MX es maravillosa. Mi gran compañero Luis Omar Tapia dice que es mejor la Champions. Le digo que no, que no hay nada como un Mundial”, habló el Perro. “Yo narré la Champions con Televisa por mucho tiempo, pero para mí el Mundial es lo más grande. Es una reunión de las mejores selecciones del planeta”.
“Para un jugador, un técnico, lo más importante es un Mundial. Para un narrador es igual. Llegar a un Mundial para un narrador es como llegar a un Mundial para un seleccionado nacional”.
Enrique contó que su longevidad lo ha asombrado, pues para empezar no esperaba narrar su primer Mundial a menos de dos años de haber debutado en la radio y a uno de haberlo hecho en la televisión con Televisa.
“La verdad es que no, ni me imaginaba que iba a narrar en Argentina. Debuté en diciembre del 76 en la radio; de ahí me escuchó un alto ejecutivo, Emilio Díez Barroso, quien era el presidente del América y eventos especiales. Y le dijo a su chofer que preguntara quién era yo, porque le había gustado mi sello”, señaló. “Me llamaron, yo nunca me imaginé narrar un Mundial al año de haber llegado como periodista. Mi carrera fue muy rápida. Tuve fortuna y bueno, si nunca me imaginé la primera, menos la 12. Es una docenita de camarones”.
Bermúdez acredita este inmenso recocorido al amor que siente por su profesión, pese que es algo que lo ha llevado a sacrificar mucho personalmente.
“Antes que nada a gracias a Dios; si no, no lo hubiera hecho. Y al amor al trabajo. Amo mi trabajo. Me ha costado sacrificar a mi familia. Por ejemplo, durante 22 años viví de lunes a viernes en Guadalajara y viajaba a (Ciudad de) México sábados y domingos para narrar y hacer programas”, dijo.
“No vi crecer a mis hijos. Fue un gran sacrificio, pero no todo es gratis en la vida, hay cosas que tienes que pagar. Pero bueno, para mí hacer lo que me gusta hacer, que es mi oficio, la locución, el relato, es una bendición de Dios. Yo creo que es lo que me ha permitido alargar mi carrera y hacerlo con gusto. El día que no me gustara esto, diría ‘chau’. Es de mucho sacrificio esto. Viajar, viajar, viajar, subirte a aviones, ir a hoteles. Y lo haces por amor al trabajo”.
Recuerdos mundialistas de Enrique Perro Bermúdez
En cuanto las cosas que más recuerda el Perro de sus aventuras mundialistas, hay dos cosas que le vienen a la mente instantemente: la pasión que vio en Argentina 1978 y los desmanes de los hooligans ingleses en los torneos que ha narrado con la participación de Inglaterra.
“Argentina fue el mejor Mundial en cuanto al público, a la emoción, la vivencia y la energía. Ninguna Nación, ni ninguna afición del planeta Tierra tiene el amor que tienen los argentinos por el fútbol. Es una religión, eso que viví ahí cuando bajaban las barras, lo he visto muy pocas veces”, manifestó. “También me ha tocado ver a los hooligans llegar y desbaratar cafés y bares, eran muy agresivos”.
Enrique también recordó algunas de sus anécdotas personales que le han dejado sus coberturas mundialistas. La que más resalta fue la odisea por la que tuvo que pasar tras viajar de costa a costa para narrar un partido en Estados Unidos 1994.
“Junto con Raúl Sarmiento, viajamos de Los Ángeles a Orlando. Cuando llegamos yo tenía un carro rentado y no me lo quisieron dar porque no funcionaba mi licencia. De repente unos mexicanos me reconocieron, y me gritaron ‘Perro, Perro’ y nos subieron a su camión”, contó. “Ahí dejamos las maletas… Llegamos corriendo llenos de sudor a la posición en el estadio. Faltaban siete minutos para el arranque del juego. Estaba Fernando Schwartz haciendo pruebas de audio con los audiófonos. Se los arrebaté y me los puse. Sarmiento entró corriendo y de la carrera que traía le dio un empujón a José Ramón Fernández de TV Azteca. Rebotó contra la mesa, fue sin querer”.
Para el Perro Bermúdez, Maradona fue más que Messi
Con tantos mundiales a su haber, el desfile de figuras que Bermúdez ha visto es majestuoso. Sin embargo, para él hay dos en especial que están sobre los demás: Diego Armando Maradona y Lionel Messi.
Pero entre los dos, El 10 es el más grande.
“Me tocó narrar a Maradona en la final contra Alemania en el Estadio Azteca en México 86. Era el jefe de jefes”, exclamó. “En una comparación entre Maradona y Messi, me voy todavía más por Maradona que por Messi. Tenía más personalidad, tenía más garra. Messi tiene más técnica. Son diferentes épocas, pero para mí Maradona era impresionante”.
Sobre los cambios que ha visto en los mundiales a lo largo de los años, el que más señala y el que más reprueba es el incremento de equipos participantes. Actualmente juegan 32 selecciones, para el Mundial de 2026 serán 48.
“No estoy tan de acuerdo en el número de selecciones. Le han venido metiendo mucha paja. Lo han hecho crecer mucho. Se han ido a lo económico los señores de la FIFA”, dijo el Perro. “En Argentina eran 16, luego me tocó el cambio cuando fueron ya 24. Y ahora ya me parece que es una exageración. Pero bueno, sigue siendo un Mundial”.