Jorge Almirón había quedado en la mira. Con un Boca que no hace pie en la Copa de la Liga local, al técnico sólo lo sostuvo durante estas semanas su avance en la Copa Libertadores 2023. Sin embargo, la apática presentación (en particular, en el primer tiempo) en la final del certamen que culminó con derrota ante Fluminense en el mítico Maracaná hizo que resurgieran las críticas a diestra y siniestra. Y en la noche de este domingo 5 de noviembre, se supo que el técnico renunció a su cargo como DT del club de la Ribera.
La primicia la dio el periodista Martín Costa en Radio Continental y luego se encolumnaron las confirmaciones desde distintos medios.
Algo más entrada la noche, llegó el comunicado oficial de Boca, confirmando la renuncia.
El Club Atlético Boca Juniors comunica a socios, socias y simpatizantes que este domingo 5 de noviembre, después de las 21 horas, Jorge Almirón informó que él y su cuerpo técnico, con contrato vigente hasta fin de la temporada, habían tomado la decisión personal de no continuar… pic.twitter.com/E3zaQcf0Mw
— Boca Juniors (@BocaJrsOficial) November 6, 2023
De acuerdo a la información de Claudio Civiello, Almirón y Riquelme se reunieron en el predio de Ezeiza donde se entrena Boca y allí, primero, estuvieron con los jugadores. Allí, el ex número 10, más allá de agradecerles por "ilusionar a la gente de Boca", les dijo que "tienen que ganar la Copa Argentina" y que "la posición en el campeonato (por la Copa de la Liga) es vergonzosa". Luego, ya a solas, el DT le manifestó al vicepresidente y responsable del fútbol del club que no será más el técnico del equipo. "Está muy golpeado y sentía que tenía que tomar esta decisión para descomprimir", agregó el periodista.
Almirón dirigió 43 partidos en Boca, de los cuales apenas ganó 17 y no lo hizo en los 26 restantes: de ellos fueron 13 empates e igual cantidad de derrotas, lo que indica una bajísima efectividad del 49%. De los últimos 20 partidos con el equipo ganó tan solo 3.
Sin embargo, pese a no ganar un solo partido en la fase final de la Copa, logró llegar a la definición en Río de Janeiro tras superar todas las etapas previas (octavos, cuartos y semifinales) por la vía de los penales.
Pese a que en esas series que superó a través de la pena máxima había hecho algunos méritos y, ciertamente, había merecido el pase de ronda por lo hecho ante rivales como Nacional (Uruguay), Racing y Palmeiras, la presentación de Boca en la final terminó por colmar un vaso que ya se veía casi desbordado desde hacía rato.
Lejos de imponer condiciones y jugar al ritmo de Boca como había hecho, sin ir más lejos, contra otro cuco como Palmeiras, tanto en Buenos Aires como en San Pablo, en la final ante Fluminense eligió un planteo timorato, con un equipo que en el primer tiempo jugó pensando exclusivamente en cuidar el arco propio como si se tratara de una serie a partido de ida y vuelta y que recién cuando tuvo que salir a buscarlo, 45 minutos más tarde, se dio cuenta de que enfrente tenía un rival al que podía dominar y vencer.
Más allá de eso (y acompañado por algunos bajos niveles y especialmente la irresponsabilidad de Frank Fabra), con el equipo en franca búsqueda del empate y durante el suplementario hizo cambios inentendibles, también una constante de su ciclo, que terminaron por arruinar al equipo en el intento por igualar.
El reemplazante de Almirón, que ni siquiera se quedará a pelear la clasificación a la Libertadores del año próximo (está, por caso, en semifinales de la Copa Argentina), será en principio Mariano Herrón, quien ya se había hecho cargo del equipo antes de la llegada del ahora extécnico luego de la salida de Hugo Ibarra. Aunque la danza de nombres ya comenzó.