Lo que pasa los sábados en la clasificación no significa que vaya a repetirse en los domingos de carrera y eso queda clarísimo con el Gran Premio de Australia. En las últimas 10 ediciones de esta cita que volverá al calendario tras tres años de ausencia solamente dos veces el que logró la pole position se hizo con la carrera...
Las excepciones de este dato curioso son Sebastian Vettel en 2011 con Red Bull y Lewis Hamilton en 2015 con Mercedes. The Sporting News hace un repaso de qué fue lo que sucedió en las otras ocasiones para que el más veloz del sábado se quedase con las ganas de subirse a lo más alto del podio.
En 2010, Jenson Button obtuvo su segundo triunfo en el circuito partiendo desde la cuarta ubicación. Con la lluvia como protagonista, el inglés fue el primero en arriesgar a la hora de poner neumáticos lisos y se llevó su premio. Vettel, el poleman, abandonó por problemas mecánicos tras 25 vueltas. Esa carrera la terminaron apenas 14 autos.
Dos años más tarde, Button volvería a quedarse con la victoria tras iniciar segundo, detrás de Hamilton. Un gran trabajo en la largada sentenciaría el Gran Premio. Jenson quedó primero tras la curva 1 a la derecha y no soltó la posición de privilegio.
El 2013 comenzó con sorpresas importantes, ya que Kimi Raikkonen se quedó con el triunfo luego de empezar en el séptimo lugar. El finés, con una estrategia de dos paradas, se llevó por delante a los Red Bull, que eran los favoritos. Vettel, quien había logrado la pole, se tuvo que conformar en la tercera plaza, mientras que Mark Webber cerró sexto (partió segundo).
Al año siguiente fue el turno de Nico Rosberg de ganar. El alemán largó en la tercera plaza pero fue el primero en cruzar la meta. Los prontos abandonos de Hamilton y Vettel, quienes no llegaron ni a las cinco vueltas, le sivieron en bandeja la victoria.
En 2016 se repitió la fórmula: pole de Lewis y triunfo de Nico. ¿Qué sucedió? Vettel pasó a ambos Mercedes en la primera curva y se encaminaba a la victoria. Pero... un problema en pits lo retrasó y Rosberg no lo desaprovechó. Esta carrera tuvo a Fernando Alonso como uno de los protagonistas: sufrió un escalofriante accidente sin consecuencias físicas.
Los dos años posteriores fueron festejos de Vettel por sobre Hamilton, que acumula seis poles consecutivas en Melbourne. En 2017, Mercedes mandó al inglés a boxes temprano, a la salida se encontró tráfico y el alemán de Ferrari cerró bien arriba. Doce meses más tarde, la suerte jugó a favor de Sebastian: la entrada del safety car le permitió ingresar a boxes y así superar a Hamilton, que le sacaba más de 10 segundos de ventaja.
La última vez de la Máxima en Australia quedó en manos de Valtteri Bottas, que tuvo una mejor salida que su compañero y ya no entregaría el liderato. El finés, hoy en Alfa Romeo, tendrá una difícil tarea en su ilusión de repetir la victoria.
¿Cuál es el panorama para este GP de Australia?
En las primeras dos carreras, Ferrari demostró que los cambios de reglamentación le vinieron bien y que fue el equipo que mejor se adaptó a ellos, superando a Red Bull y Mercedes. Charles Leclerc terminó primero en Bahrein y llegó segundo en Arabia Saudita, siendo superado en el final por Max Verstappen; Carlos Sainz también se ha subido al podio en ambas ocasiones.
La tendencia para Melbourne es que el Cavallino mantenga su dominio. Aunque a la vez se espera una evolución de parte del resto de las escuderías.
El monegasco demostró en la clasificación que la tendencia de los anteriores eventos se mantiene, logrando la pole position. Charles Leclerc aventajó a Max Verstappen y Checo Pérez por +0.286 y +0.372 respectivamente. En la jornada del domingo quedará claro si lo que ocurre en Albert Park fue circunstancial o bien es una tendencia a tener en cuenta.
