Está claro que con su enorme talento y sobre todo, con sus grandes actuaciones en Playoffs, Jamal Murray se ha ganado un estatus dentro de los Denver Nuggets de intocable. Nadie duda que el canadiense es parte integral del proyecto del equipo, tanto al corto como al largo plazo. Sin embargo, sin cuestionar su potencial como un jugador absolutamente desequilibrante, lo cierto es que la franquicia de Colorado necesita un paso adelante de parte del base en un aspecto en particular: la consistencia.
La irregularidad ha marcado la carrera de Murray hasta ahora, pasando de partidos y tramos de la temporada en la que luce como un posible anotador de 30 puntos por noche, a otros en los que se lo ve completamente errático y peor aún, falto de energía y agresividad. Lamentablemente para Denver, la 2020-2021 no está siendo la excepción en ese sentido y los antecedentes recientes apoyan ese anunciado.
Las dos caras de Murray
Antes del receso por el All-Star, Murray estaba jugando su mejor básquet de la temporada: acumuló una racha de 12 partidos consecutivos anotando por encima de los 22 puntos y promedió 28,5 puntos con un 55,4% de campo y un 47% en triples durante esa seguidilla. 100% estelar.
¿Qué ha pasado al regresar del parate? Primero se quedó con 3 puntos y un 1-14 de cancha en la victoria de Denver ante Memphis, mientras que ayer ante Dallas terminó con 10 tantos y un 4-13 de campo. Entre ambos juegos llegó a fallar 17 disparos de manera consecutiva. Algo difícil de entender y justificar para un jugador de su talento ofensivo. Y no solo eso: también se lo vio falto de energía y enfoque en defensa, sobre todo ante unos Mavs que lo superaron desde el drible con facilidad cada vez que lo atacaron.
Esta acción ante Jalen Brunson es un fiel reflejo de esa situación.
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— Dallas Mavericks (@dallasmavs) March 14, 2021
Por momentos se hace difícil descifrar a Murray y no termina de quedar claro si sus altibajos están relacionados a un problema físico o simplemente a una cuestión ligada a lo mental. Porque de nuevo, malos partidos con el tiro pueden tener todos... pero cuando a eso se le suma una actitud pasiva, la historia es diferente.
Los números de promedio de velocidad que ofrece NBA.com/Stats pueden resultar muchas veces engañosos. Sin embargo, en el caso de Murray ayudan a ejemplificar lo que marcamos: el sábado ante Dallas jugó a un promedio de 4,13 millas por hora, con un valor de 4,39 en el costado ofensivo y de 3,59 en el defensivo. Números que por sí mismos no dicen muchos, pero que son claramente inferiores a su media de la temporada: suele correr a 4,60 millas por hora en ataque y 3,87 en defensa. La sensación de que el canadiense jugó a un ritmo más lento que el de costumbre está ampliamente sostenida por lo estadístico.
El problema con Murray es la frecuencia con lo que esto le sucede. Sin ir más lejos, ya ha tenido seis partidos en esta 2020-2021 en los que anota 10 puntos o menos. Si lo comparamos con jugadores como Devin Booker o Donovan Mitchell, pares del base de Denver por edad y características, notamos un contraste claro: tanto Booker como Mitchell solo han tenido uno de esos juegos en este torneo. Si incluimos la 2019-2020, Murray llega a nada menos que 14 encuentros con 10 puntos o menos. Booker dos. Mitchell tres. La diferencia es demasiado grande, sobre todo si tenemos en cuenta que el de los Nuggets no es mejor defensor ni mucho más productivo a la hora de pasar el balón u organizar juego. De hecho, su promedio asistidor es inferior a los de las figuras de Phoenix y Utah.
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Denver necesita de la creación de Murray para tener una ofensiva funcional y no depender exclusivamente de lo que haga Nikola Jokic. Más aún cuando no cuentan con Monte Morris, como ayer ante Dallas. Si el base no desequilibra, los Nuggets se vuelven un equipo demasiado previsible, poco profundo y sin la dinámica necesaria de un conjunto NBA en el 2021.
En el pasado hemos aprendido a no desconfiar de Murray en los escenarios más grandes. Cuando aparezcan los partidos de mayor presión, seguramente el canadiense responderá. Pero a la hora de buscar una mejor posición en la Fase Regular y no quedar comprometido con un cruce demasiado desfavorable en la postemporada (hoy estarían jugando frente a los campeones Lakers), Denver tiene que exigirle más a una de sus dos máximas figuras.
Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.