12 de junio de 2011. Dallas Mavericks le gana 105-95 a Miami Heat con 27 puntos de Jason Terry y 21 tantos y 11 rebotes de Dirk Nowitzki. Unos tiros libres de Jason Kidd finiquitaron el partido. La franquicia texana por primera vez se alzaba con el título de la NBA, algo que siempre habían rondado en la era Nowitzki pero que nunca habían podido concretar.
Nueve años más adelante en el tiempo, en junio de 2020, en Dallas siguen recordando con emoción ese título. Por lo que significó, lo que representa, pero también porque desde entonces no lograron volver a tener una alegría importante: los Mavericks llevan ya nueve años sin poder ganar una serie de Playoffs.
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Una franquicia campeona que se derrumbó rápidamente, algo rarísimo en una NBA donde todo suele ser cuestión de ciclos: de hecho, 35 equipos que se consagraron campeones volvieron a participar de las Finales al año siguiente, casi un 50% sobre el total de los consagrados. Pero los Mavericks no pudieron siquiera ganar un cruce.
Es difícil encontrar una explicación total: durante los cinco años siguientes al título se mantuvieron con récord positivo y accedieron a los Playoffs en cuatro de ellos, pero no pudieron ni con Oklahoma City Thunder en 2012 (4-0), con San Antonio Spurs en 2014 (4-3), con Houston Rockets en 2015 (4-1) ni con el Thunder nuevamente en 2016 (4-1). Desde entonces si, nada de postemporada hasta lo que parece que va a ser un hecho este año, ya de la mano de Luka Doncic y Kristaps Porzingis, sin Dirk en el equipo pero aún con Carlisle como entrenador.
Ojo, no son la única franquicia en pasar por una racha histórica negativa así de curiosa: Chicago Bulls sufrió lo mismo entre 1998 y 2007, en los tiempos post Jordan. Luego de ganar el sexto anillo los de Illinois fueron por una fallida reconstrucción total y directamente tuvieron que esperar hasta 2005 para volver a jugar en la postemporada: recién volvieron a triunfar en el 2007 con un 4-0 ante Miami Heat, siendo Ben Gordon y Luol Deng las nuevas caras del equipo.
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Para Chicago entonces fue el tercer intento consecutivo, con un equipo de Scott Skiles que llevaba varios años intentando. Para Dallas en cambio ahora será mucha presión en el primer intento de Doncic en postemporada, yendo contra un rival muy complicado que probablemente será LA Clippers.
Un punto en común entre esos Bulls y los Mavs es que ambos sufrieron un lockout post título. A Chicago no sabemos realmente cuanto lo habría afectado, ya que como vimos en "The Last Dance" esa dinastía tenía fecha de vencimiento. Pero para Dallas fue crítico: retuvieron a Nowitzki, Kidd, Terry y Shawn Marion, los cuatro jugadores con más minutos del equipo campeón, pero perdieron piezas de cierta relevancia en el medio como JJ Barea, Brendan Haywood, Peja Stojakovic y DeShawn Stevenson. Los reemplazos no funcionaron mucho: no lo hizo Vince Carter al primer año y mucho menos Delonte West y Lamar Odom. Y un equipo con seis jugadores mayores de 32 años en su rotación principal sufrió una temporada con un calendario cargadísimo: así los campeones pasaron de 57-25 a 36-30.
Luego la verdad que ningún equipo de Dallas fue demasiado interesante desde entonces: lo más alto que llegaron en el Oeste fue sextos en la 2015-2016 con un balance de 42-40 y un quinteto conformado por Deron Williams, Wesley Matthews, Chandler Parsons, Nowitzki y Zaza Pachulia. Realmente curioso lo de un equipo que logró ser uno de los campeones más inesperados tras varios años de intentarlo (10 temporadas seguidas en Playoffs antes de consagrarse) pero que pareciera que realmente tocó el pináculo de la NBA en su última chance.
Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.
