Es tiempo de seguir analizando las temporadas de los rookies más importantes que se han quedado afuera de la reanudación de la 2019-2020. Luego de poner el foco en jugadores como RJ Barrett, De'Andre Hunter, Cam Reddish y Jarrett Culver, en este caso vamos a centrarnos en Coby White, base seleccionado en la séptima posición del Draft 2019 por los Chicago Bulls.
¿Cómo fue su primera campaña en Chicago?, ¿cómo entra en los planes a futuro de la franquicia?, ¿en qué debe trabajar?, ¿en qué se destacó? Tratamos de responder estas y otras preguntas, a continuación.
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A la hora de analizar a White no se puede empezar por otro lado que no sea por su capacidad triplera. El base se ha mostrado como una amenaza enorme desde esa área desde el minuto uno, promediando 2 triples por partido, con un aceptable 35,4% de eficacia. Entre los rookies de esta campaña, apenas los novatos de Miami, Tyler Herro y Kendrick Nunn, anotan más de tres que White (2,1 ambos).
Lo interesante de White como tirador es su versatilidad, ya que si bien es más eficaz en catch and shoot, también puede levantarse desde el drible sin mayores inconvenientes. Tener un jugador que pueda hacer daño tanto con el balón en las manos, como jugando fuera de él, es fundamental en toda ofensiva moderna. Y White se muestra como exactamente eso. De hecho, el 71% de sus minutos en esta temporada llegaron en la posición del escolta.
Los números del surgido de North Carolina en la temporada no son extraordinarios: 13,2 puntos, 3,5 rebotes, 2,7 asistencias, un 39% de campo y un 35% en triples. Sin embargo, había encontrado su mejor versión justo antes del parate, promediando nada menos que 26,1 puntos, 4,4 asistencias, 4,2 rebotes, un 48% de campo y un 43% en triples en los nueve juegos previos a la suspensión. Y todo eso, a pesar de titularizar en apenas uno de esos encuentros.
Y es que a pesar de su buen rendimiento, Boylen siempre prefirió utilizarlo como revulsivo desde el banco, en lugar de darle la chance de salir en el quinteto inicial. Aunque la decisión es discutible, hay algunos argumentos que la justifican, especialmente vinculados a su falta de compatibilidad con Zach LaVine.
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White y LaVine compartieron el campo en 1540 posesiones en la temporada, registrando un Net Rating pobrísimo de -11,2. En ataque la dupla no rindió tan mal, pero en defensa fue una calamidad: permitieron un rating defensivo de 120,9, válido para pertenecer al percentil 2 de la liga. En otras palabras, fueron una de las peores combinaciones de toda la competencia en ese rubro.
Los problemas de LaVine en defensa son conocidos, pero White también dejó señales de alarma en ese campo, donde hoy tiene un rendimiento realmente flojo. Y no solo cuando comparte cancha con el ex Minnesota, sino en general: el rating defensivo de Chicago empeoró 5,3 puntos cada vez que el de North Carolina pisó la cancha.
¿Es lógico que un novato tenga problemas en defensa? Sí. Pero cuando eso llega a extremos de este tipo, se vuelve un factor para prestarle mayor atención.
Otro punto en el que White deberá trabajar a futuro es en su selección de tiro. Hoy toma demasiados dobles largos (casi 2 por partido), a pesar de ser poco efectivo con ellos: solo un 31% de acierto en la 2019-2020. Esa tendencia no solo ha hecho que registre un bajo 43% en dobles, sino que además ha impactado a su efectivadad global, llevando su true shooting percentage a un flojo 50,6% (lo ubica 116 entre los 136 guardias con al menos 500 minutos).
Nadie puede decir que White no lance lo suficiente de tres puntos, pero si diera un paso atrás en esos disparos a media distancia, sería un anotador mucho más peligroso.
Más allá de estas debilidades, el balance le da positivo a un White que claramente demostró su potencial como una pieza a futuro para Chicago. Si será en un rol protagónico o trayendo ofensiva instantánea como Sexto Hombre, solo el tiempo y su evolución lo dirá.
Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.