Con la temporada 2019-2020 suspendida de forma indefinida por la pandemia del coronavirus COVID-19, desde NBA Global miramos hacia atrás para recordar qué estábamos viendo en una campaña repleta de condimentos. Por lo tanto, largamos con una serie de artículos recordando cinco historias, momentos u observaciones de cada uno de los 30 equipos que componen la mejor liga del mundo. En esta entrega, repasamos la campaña de Charlotte Hornets.
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Competir cuando pocos lo esperaban
Cuando se conoció que Kemba Walker dejaba Charlotte después de ocho temporadas, poniendo rumbo a Boston Celtics, la sensación parecía más que clara: los Hornets quedaban a la deriva. Es que el base era más que el mejor jugador del equipo: era un símbolo para la comunidad, y la pieza central sobre la que todo giraba. Kemba era la opción uno, la dos y también la tres, y ni siquiera después de su mejor curso en la 2018-2019 (25,6 puntos, 4,4 rebotes y 5,9 asistencias) se había llegado a buen puerto, quedando afuera de Playoffs por tercera campaña consecutiva, pese a que el Este no ofreció una gran competencia en los últimos puestos de postemporada.
Charlotte se quedaba sin su as, sin grandes fichajes en la Agencia Libre y con un plantel con escaso margen de mejora por el lastre de varios contratos pesados. Sin embargo, cuando todos imaginaban a un equipo que iba a sufrir horrores esta 2019-2020, la situación fue muy diferente, dejando un balance por demás positivo.
Los Hornets no llegarán a los Playoffs, pero el equipo de James Borrego logró la mayor victoria posible: mostrar competitividad contra todos, desarrollando la base del talento joven con la que disponen. Básicamente, el ABC de la primera etapa de toda reconstrucción. El récord de 23-42 es bueno para el contexto, ubicándolos en la 10° posición de la Conferencia cuando todos los poníamos bien en el fondo en las predicciones. Es más, después de los primeros 30 encuentros llevaban 13 triunfos, su sexta mejor marca en los 2000s.
Con la seriedad y los conceptos claros del staff técnico, más el deseo de mejora de un plantel mirado de reojo, Charlotte empezó a salir adelante cuando pocos lo esperaban. A veces, los triunfos se miden más allá de los resultados, y los Hornets ya son uno de los ganadores de esta 2019-2020.
La explosión de Devonte' Graham
Cuando se empieza una reconstrucción, encontrar talento joven es un pilar básico y súper necesario para aquellos equipos que no pueden romper el molde desde la Agencia Libre. Por eso es que la irrupción de Graham es una de las mejores noticias que recibió Charlotte en este curso, pagando con creces un primer año más apuntado al desarrollo en la G-League.
Desde los números, el salto es descomunal, y sólo el comienzo de la historia.
- Graham como rookie: 4,7 puntos (28,1% triples en 2,6 intentos), 1,4 rebotes y 2,6 asistencias (14,7 minutos, 46 partidos)
- Graham en 2° año: 18,2 puntos (37,3% triples en 9,3 intentos), 3,4 rebotes y 7,5 asistencias (35,1 minutos, 63 partidos)
Desde las sensaciones, la evolución es aún mejor. Graham pasó de ser el revulsivo que explotó desde el banco en la primera noche de la temporada, con 23 puntos, 8 asistencias y 6-7 triples para el triunfo ante Chicago Bulls, a tomar la titularidad tras los primeros 10 partidos y nunca más soltarla, convirtiéndose en el compañero ideal junto a Terry Rozier para llevar la base del equipo de a dos. Tienen fallas, sin duda, pero parecen complementarse y muestra un poder ofensivo muy interesante.
Sin dudas que el tiro exterior de Graham, sobre todo desde el drible, es su principal recurso. El base es el quinto con más triples convertidos en toda la temporada, con un total de 218, sólo superado por James Harden (271), Buddy Hield (244), Duncan Robinson (243) y Damian Lillard (226).
Apenas 25 años y con una temporada más bajo un contrato amigable (1,6 millones). Graham es una gran aparición en estos Hornets.
Terry Rozier, en el camino indicado
La salida de Kemba Walker vino de la mano de la llegada de Terry Rozier a Charlotte, que le dio al revulsivo base lo que quería: titularidad, minutos y un contrato grande (casi 57 millones por tres temporadas). Se habló bastante, sobre todo porque Scary Terry tenía que demostrar que podía ser el guía de un equipo con el protagonismo principal.
Más allá de algunas inconsistencias, el jugador de 26 años fue todo lo que los Hornets buscaban de él. Un anotador peligroso, intenso y con algo de potencial aún por descubrir. Lo mejor, además, fue que supo adaptarse a la perfección a la irrupción de Graham, algo no menor considerando que ni él ni nadie esperaban que tuviera que compartir minutos, pelota y decisiones con otro jugador con varias características similares.
El ex Celtics promedia 18,0 puntos, 4,4 rebotes y 4,1 asistencias en la campaña (34,3 minutos), y antes de la suspensión venía en un momento muy alto: 22,9 tantos (53,8% triples en 7,4 intentos), 3,6 recobres y 4,4 asistencias en sus últimos siete encuentros.
PJ Washington, un pilar para el futuro
Cuando Charlotte tomó al producto de Kentucky en el 12° lugar del Draft 2019, el plan original apuntaba a pasar bastante tiempo en la filial de G-League, alternando con el equipo principal. Lejos, muy lejos de eso, el ala pivote se ganó su lugar no sólo en la rotación, sino entre los titulares y poniéndose el cartel de un pilar sobre donde basar una parte de la reconstrucción.
Una buena pretemporada y un debut mágico, con 27 puntos y 7-11 triples (récord de conversiones a distancia para un debut NBA), fueron las cartas de presentación para una temporada sólida, con las irregularidades de todo novato, pero con destellos de un jugador por demás útil, con interesante capacidad atlética, buen toque cerca del aro y un tiro a distancia peligroso que lo pone como el prototipo de 4 abierto que tanto se usa hoy en día (37,4% en triples con 4,0 intentos).
La dupla Miles Bridges y PJ Washington es algo con lo que los Hornets podrán trabajar hacia adelante.
¿Cómo seguir en el futuro?
Tras la salida de Kemba, el panorama era oscuro. Más allá de notarse una falta de talento, los Hornets tenían un enorme problema de construcción de plantel, con contratos que con el tiempo fueron un lastre. Por ejemplo, entre Nicolas Batum, Bismack Biyombo, Marvin Williams y Michael Kidd-Gilchrist habían poco más de 70 millones de dólares comprometidos para esta 2019-2020. Estamos hablando de dos jugadores que terminaron acordando rescisiones, de un pivote que parece a la antigua para lo que pide la liga y de un alero que, siendo el mejor pago del plantel (25,5 millones), apenas jugó 22 encuentros en todo el curso, dejando en claro que no es parte de la rotación.
El africano será agente libre, pero el francés tiene opción de jugador por 27,1 millones que, salvo algo extraño, debería optar por tomar. Con Willy Hernangómez también rumbo a la Agencia Libre, parece claro que una de las principales necesidades del equipo pasan por un pivote fuerte y consistente (Cody Zeller es el único regular que quedaría).
Aunque claro, lo más importante pasará por darle continuidad y minutos juntos al núcleo joven (Rozier, Graham, Bridges y Washington), ver cómo sigue la situación de Malik Monk, suspendido de manera indefinida por no cumplir con la política anti-drogas de la liga justo cuando pasaba por su mejor momento, y tratar de explotar al máximo aquellas opciones jóvenes que puedan aparecer, como un Cody Martin que tuvo sus momentos de utilidad.
Con esta configuración, pensar en Playoffs es utópico. Pero parece que se empezó a transitar un camino con mejor final del que se podía imaginar hace unos meses...
Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.