Los Boston Celtics llegan al partidazo de este viernes ante Golden State Warriors con una marca irregular de 14 victorias y 14 derrotas. Los dirigidos por Ime Udoka vienen de vencer con comodidad a los Bucks en su última presentación, pero están lejos del nivel que sus seguidores podían esperar (o desear) para esta 2021-2022. Vemos a un conjunto con demasiados altibajos, especialmente en un costado ofensivo en el que no terminan de encontrar un funcionamiento consistente y positivo.
No es casualidad que con más de un tercio de la Fase Regular disputada, Boston actualmente se ubique 21° en cuanto a rating de ataque. Sus problemas son notorios y no están solamente vinculados a las bajas que pueden haber sufrido durante diferentes tramos de la campaña (especialmente de Jaylen Brown). Hay déficits de fondo más preocupantes, sobre todo porque se repiten de otras campañas.
Y en el centro de esa escena problemática, hay un área que sobresale por encima del resto: el movimiento de balón de la ofensiva celta. O mejor dicho, la falta del mismo.
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Los Celtics también aparecen 21° alrededor de la liga en cuanto a asistencias, con una ofensiva completamente centrada alrededor del juego de uno contra uno de sus figuras: son el segundo equipo que más recurre a acciones de aclarados, usando esa opción en el 9,9% de sus posesiones (11 por partido). Solamente los Nets van más seguido a ese recurso, pero mientras que Brooklyn saca un excelente 0,99 Puntos por Posesión (PPP) de esas jugadas, Boston cae a un 0,89 PPP que apenas supera la media de la liga.
Es decir, abusan de un tipo de ofensiva que ya de por si es poco eficaz, sin ser particularmente dominantes en esas jugadas. Viendo eso, no es difícil entender por qué los Celtics tienen un rating ofensivo digno de un equipo que no pelea Playoffs.
Ese uso y abuso de los aclarados ya eran un símbolo de la ofensiva verde en años anteriores, pero lejos de solucionarse con la llegada de Ime Udoka, la tendencia se ha profundizado a niveles muy poco recomendables durante la 2021-2022.
Temporada | % Aclarados | Ranking de uso |
---|---|---|
2021-2022 | 9,9% | 2° |
2020-2021 | 7,8% | 9° |
2019-2020 | 6,9% | 8° |
2018-2019 | 7,0% | 8° |
2017-2018 | 8,3% | 7° |
Que dichos números hayan aumentado en esta campaña a pesar del cambio de DT, nos dice que los mismos no se explican solo desde la propuesta táctica de cada entrenador, sino que también hay mucho peso en las caracaterísticas de los jugadores del plantel. Y en ese sentido, está claro que hay que hablar de Jayson Tatum.
El alero es el tercer jugador que más aclarados termina por partido: 5,6. Por delante solo aparecen James Harden (7,8) y Shai Gilgeous-Alexander (7,3). Pero claro que el uso no es el mayor problema, sino la falta de eficacia en esas jugadas: Tatum solo lanza un 35,8% de campo en los aclarados, saca pocas infracciones (10,3% de esas jugadas) y registra un effective field percentage realmente bajo: 42,9%... el segundo peor entre los 17 jugadores con más uso de aclarados (Jerami Grant está en un 30,7%).
Sin embargo, lo negativo no termina allí. Porque no solo Tatum está siendo poco eficaz en esas jugadas cuando decide lanzar, sino que además saltan a la vista el que sin dudas sigue siendo el gran hueco de su juego: la selección de tiro y esa falta de movimiento de balón que mencionábamos. El ex Duke apenas está promediando 3,6 asistencias por noche, una marca históricamente baja para alguien con su peso ofensivo.
De hecho, para encontrar un jugador con su promedio de tiros (al menos de 21,9 por partido) y tan pocas asistencias, hay que irnos hasta la campaña 2012-2013 con Carmelo Anthony (22,2 lanzamientos y 2,6 asistencias). El único otro caso del 2000 en adelante es Antawn Jamison en la 2000-2001 (22,1 y 2). Mientras que desde 1980 hasta la fecha, solo hubo campañas de ese tipo de George Gervin, Moses Malone, Purvis Short, Michael Jordan y un Dominique Wilkins al que le ocurrió en seis años distintos.
Los partidos de los Celtics dejan demasiadas de estas imágenes: Tatum tomando un lanzamiento forzado, cuando tiene una opción de descarga sencilla para un compañero. De nuevo, la responsabilidad no es toda del alero, porque se entiende que en parte ese es el juego al que apuesta el equipo... pero cuando los resultados son los que son, quizá sea tiempo de repensar esa estrategia.
La falta de visión y pase de Tatum debe preocupar a Boston. El hecho de que haya que retroceder ocho años para encontrar un caso similar habla por si solo y más aún cuando le agregamos que el alero ni siquiera está siendo demasiado efectivo como anotador en esta campaña: 42,3% de campo y 33,9% en triples. La está pasando poco, lanzando mucho y metiendo menos de lo esperado.
Y si bien seguimos hablando de un jugador de apenas 23 años con claro ADN de MVP (de ninguna manera estamos diciendo que Tatum sea un problema para los Celtics, por supuesto), la falta de progreso en esa área en particular despierta cierta alerta. Especialmente porque lejos de ver esa evolución, vemos un retroceso claro, con los peores números de su carrera por un buen margen.
Las opiniones aquí expresadas no reflejan necesariamente aquellas de la NBA o sus organizaciones.